Desde los tiempos de José Luis Rodríguez Zapatero, no se recordaba una 'afrenta' así. En marzo de 2006, Miguel Ángel Fernández Ordóñez dio el salto de la secretaría de Estado de Hacienda al consejo del Banco de España. Sólo cuatro meses después, sustituyó a Jaime Caruana como gobernador. Inmediatamente, el Gobierno propuso a José Viñals como subgobernador, sin contar con la opinión del PP, que ya había puesto el grito en el cielo con la elección de un perfil tan marcadamente político como el de Ordóñez.
La cúpula de la institución quedó amoldada a los deseos del presidente socialista. También quedó vilipendiada esa regla no escrita, mediante la cual el Gobierno y el principal partido de la oposición han pactado siempre los cargos de gobernador y subgobernador, para proteger la imparcialidad del Banco de España. Y para lanzar un mensaje muy positivo hacia Bruselas y Fráncfort, sedes de la Comisión Europea y del BCE.
La historia vuelve a repetirse 18 años después, con un matiz importante. El nuevo gobernador, José Luis Escrivá, es un ministro en activo, con más 'galones políticos' de los que lucia en su día el secretario de Estado Fernández Ordóñez. El ex gobernador también ocupó el mismo rango con Felipe González (Comercio y Economía), pero nunca llegó a ministro Pedro Sánchez replica ahora la jugada de Zapatero pero eleva la apuesta aún más. El presidente del Gobierno vuelve a saltarse la regla del reparto de poderes, al proponer un candidato que dejaba poco lugar a la negociación.
Desde el primer momento, el partido de Alberto Núñez Feijóo dejó claro que el nombramiento de un ministro en activo era una línea roja. Una puerta giratoria inadmisible y difícil de justificar ante el electorado popular. A Moncloa, por tanto, sólo le quedaban dos alternativas: apostar por otro candidato cercano pero 'aceptable' para el PP; o seguir adelante con la baza de Escrivá, a sabiendas de ello quemaría todos los puentes e impediría pactar también al sustituto de Margarita Delgado como subgobernador.
A la vista de lo sucedido, es evidente la decisión que tomó Sanchez. Fuentes próximas a Génova aseguran que no han vuelto a poner candidatos sobre la mesa, ni siquiera para el puesto de subgobernador. Retirar la candidatura de Escrivá era una condición irrenunciable para seguir hablando. Será por tanto, el presidente del Gobierno quien designe también al nuevo subgobernador. A estas alturas, sólo está claro que será una mujer. Sólo resta por comprobar si el perfil será muy próximo a la orbita socialista, o bien Moncloa planteará una canditada cercana, pero menos significada políticamente, con el fin de calmar las turbulentas aguas.
Antecedentes en el Banco de España
Con el nombramiento del gobernador y la subgobernadora, Sánchez echa tierra sobre los últimos repartos de poder en el Banco de España. Entre el mandato de Zapatero y el de Sánchez, hay dos ejemplos y ambos traslucen ecuanimidad.
El primero tuvo lugar tras la salida precipitada de Fernández Ordóñez. El gobernador dimitió un mes antes de que expirara el mandato, en plena crisis económica. El Banco de España acumulaba demasiadas críticas por el papel desempeñado ante la 'burbuja' financiera y por la postura 'tibia' con la que valoró determinadas -malas- decisiones del Ejecutivo de Zapatero. La más recordada es la tardanza en reconocer que la crisis era mucho más severa de lo que siempre afirmó Moncloa.
La sucesión en la cúpula, pese a las terribles circunstancias económicas del momento, se hizo de forma ordenada. Bajo la presidencia de Mariajo Rajoy, fue el ministro de Economía, Luis de Guindos, el encargado de reequilibrar los poderes en el Banco de España. El puesto de gobernador lo asumió Luis María Linde, con un perfil muy independiente. Y el de subgobernador quedó en manos de Fernando Restoy, con el beneplácito del PSOE. De hecho, Restoy, quien preside actualmente el Instituto de Estabilidad Financiera, sonó como favorito en las primeras quinielas para sustituir a Pablo Hernández de Cos al frente del Banco de España.
La elección de este último y de su lugarteniente, Margarita Delgado, también contó con la doble bendición del Génova y de Ferraz. El nombramiento de Hernández de Cos era difícilmente reprochable, por ser un hombre de la casa, con un currículum tan robusto como limpio. Y algo parecido sucedía con Delgado, muy respetada en el Banco de España y en el BCE, y que siempre contó con el respaldo de la cúpula socialista.
Candidatas a subgobernadora
Para sustituir a la subgobernadora suenan ahora algunos de los nombres que salieron a la luz antes de emerger el nombre de Escrivá. Hay dos profesionales ya ocupan cargos públicos. La primera es Paula Conthe, secretaria general del Tesoro; y la segunda es Monserrat Martínez, vicepresidenta de la CNMV y que tiene un puesto idéntico en el Banco de España (de carácter rotatorio). Ambas reúnen condiciones idóneas para relevar a Margarita Delgado, por su currículum y su cercanía a las filas socialistas.
En las últimas semanas, cuando aún había posiblidades de acuerdo, circularon nombres como el de Eva Valle, ex jefa de la Oficina Económica de Moncloa en la época de Rajoy. La ruptura de las conversaciones entre PSOE y PP hace prácticamente imposible que el Gobierno se decante por una profesional alejada de la órbita socialista.
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