El Banco de España constata un "notable" aumento y dinamismo de los precios de alquiler en España y una "significativa heterogeneidad" en función de las zonas, así como una reducción de la rentabilidad bruta del alquiler en Madrid y Barcelona desde 2017, al tiempo que avisa de que las nuevas formas de alquiler vacacional en algunas zonas de grandes ciudades podría generar un incremento de los precios del alquiler residencial.
Así lo señala en un artículo analítico sobre la 'Evolución reciente del mercado del alquiler de vivienda en España', publicado este jueves por el organismo regulador, en el que concluye que el aumento de la demanda concentrada en determinados mercados, frente a una oferta de alquiler residencial "relativamente rígida" en el corto plazo explicaría el dinamismo de los precios de oferta del alquiler en las zonas con mayores aumentos (Madrid, Cataluña, Baleares y Canarias).
Ausencia de índices oficiales
El organismo echa en falta un índice de precios oficiales de los nuevos contratos de alquiler, si bien apunta que dicha "limitación de información" se puede mitigar parcialmente mediante el uso de índices no oficiales, como el de precios de oferta de alquiler elaborado por portales inmobiliarios como Idealista, que muestra un "notable" dinamismo de los precios ofertados.
En concreto, refleja un alza de en torno al 50% desde su mínimo en el último trimestre de 2013, hasta el máximo observado en mayo de este año, periodo en el que los precios de oferta de venta de viviendas han crecido a un ritmo "significativamente menor", del 6,8%, con un alza del 14,5% desde su mínimo del último trimestre de 2016.
Por otro lado, el Banco de España recoge que España continúa siendo un país de propietarios y la proporción de población que reside en viviendas en alquiler es “reducida” frente a las principales economías de la Unión Europea, pero en los últimos años se está produciendo un auge esencialmente de la mano de “jóvenes, inmigrantes y trabajadores temporales”, cuyos ingresos y condiciones laborales les impiden adquirir su propia casa.
El organismo eleva al 52,4% el colectivo de jóvenes en viviendas arrendadas y al 29,9% en ciudadanos con edades comprendidas entre los 30 y 44 años por motivos especialmente económicos.
“La dificultad de los colectivos con menor renta para incrementar sus ingresos por la aún elevada incidencia del desempleo, la escasa duración de los nuevos contratos laborales o la mayor relevancia de la jornada reducida habrían aumentado la demanda de alquiler residencial, especialmente entre los hogares jóvenes”, alerta la entidad presidida por Pablo Hernández de Cos.
Para su análisis utiliza los datos de la Encuesta de Condiciones de Vida del Instituto Nacional de Estadística (INE), cuyas cifras revelan que entre los años 2004 y 2018 el porcentaje de jóvenes entre 16 y 29 años en viviendas arrendadas se ha disparado del 39,3 al 52,4%; y sube del 19,3 al 29,9% en el colectivo de 30 a 44 años.
Su recurso apenas ha escalado en paralelo del 9,9 al 14,3% entre los ciudadanos de 45 a 65 años de edad, y desciende, en contraste, del 8,1 al 6,7% en aquellos otros de mayor edad entre los que predomina la vivienda en propiedad.
El fenómeno distingue por nacionalidades y condiciones laborales de forma evidente. No en vano, el recurso a viviendas bajo alquiler ha crecido en el conjunto de los hogares españoles hasta representar la solución habitacional para el 13,1% de las familias frente al “mínimo” del 8,8% contabilizado en el año 2007 en plena burbuja inmobiliaria, pero se dispara al 58,9% entre los extranjeros comunitarios y al 77,3% en aquellos de países distintos a la Unión Europea.
Familias en alquiler
Cuando se analiza la situación laboral, la proporción de asalariados con contratos indefinidos en alquiler ha subido del 13% al 19,7% entre los ejercicios 2009 y 2018 que comprenden el estallido de la crisis y posterior recuperación, pero escala al 37,3% en trabajadores temporales, al 27,8% en parados y a un 19,2% en autónomos.
Según el estudio, el alquiler se ha convertido para muchos en la única alternativa de acceso a la vivienda ya que “la combinación de bajos ingresos laborales y de riesgo de pérdida de empleo dificultaría a un porcentaje significativo de hogares (especialmente jóvenes) con niveles de renta y patrimonio reducidos el acceso a un préstamo para la adquisición de vivienda”.
Sin embargo, también observa un auge en la búsqueda de viviendas que no son propias en ciudades y provincias más activas precisamente en la generación de puestos de trabajo. Su uso excede la media nacional en cuatro comunidades autónomas: las Islas Baleares, donde el alquiler residencial alcanza al 28,3% de los hogares; en Cataluña (26,3%), Madrid (23,6%) y Canarias (19,5%).
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