Economía

La EBA convoca a la banca española el 23 de noviembre en Londres para perfilar los test de estrés de 2016

La banca europea, y con ésta la de España, pondrá a prueba su resistencia en 2016 con nuevos stress test a cargo de la Autoridad Bancaria Europea y del Banco Central Europeo. Los análisis no comenzarán hasta febrero, si bien las 53 entidades ya están convocadas la próxima semana para empezar a coordinar y conocer las novedades del nuevo proceso de evaluación.

El próximo 23 de noviembre los principales bancos españoles y europeos están convocados en Londres por la Autoridad Bancaria Europea (EBA) para empezar a perfilar los próximos test de estrés, planificados para el año que viene, según han adelantado fuentes conocedoras de esta reunión a Vozpópuli. En concreto, de entre las entidades financieras españolas acudirán las seis más grandes: Santander, BBVA, Caixabank, BFA-Bankia, Sabadell y Popular.

La EBA someterá a un nuevo test de resistencia con nueva metodología a un total de 53 entidades europeas, equivalentes al 70% del sector (aquí el listado) y que empezarán a coordinarse precisamente en la reunión del próximo día 23. Estos serán trabajos previos, ya que las autoridades esperan que los stress test empiecen a llevarse a cabo en febrero de 2016, "una vez que los estados contables del ejercicio 2015 estén ya cerrados", según explican estas mismas fuentes.

El anterior test de estrés global a la banca española y europea se llevó a cabo en 2014, con un aprobado solvente para la práctica totalidad del sector: sólo Liberbank registró problemas de capital. Los stress test de 2016 serán los primeros bajo la supervisión del MUS, dentro de la unión bancaria europea. Precisamente el Mecanismo Único de Supervisión cumple su primer año estos días; doce meses en los que el millar de inspectores (cien de los cuales son españoles) han implantado las bases de una nueva cultura supervisora, liderada por el BCE.

Precisamente el Banco Central Europeo será el encargado, junto a los supervisores nacionales, de llevar a cabo también en 2016 un test de resistencia complementario a todas las entidades no examinadas por la EBA pero consideradas "significativas según los estándares de la unión bancaria. En total se analizará la capacidad de resistir escenarios deteriorados y negativos de unas 1.200 entidades financieras europeas. Esta misma semana el BCE dio a conocer los resultados de una evaluación a nueve entidades financieras que pasarán a estar integradas en la unión bancaria a partir de 2016.

Cartas secretas a la banca

Al margen de los test de estrés que están a punto de comenzar, el Banco Central Europeo cumple un año con sus nuevas competencias de supervisor bancario. Precisamente por cumplir un año, las entidades financieras españolas (y las europeas en su conjunto) están recibiendo estos días cartas confidenciales en las que la entidad supervisora emite requerimientos y recomendaciones concretos a cada banco. Aunque el contenido de las cartas no se conoce, fuentes próximas al sector bancario español aseguran que no es de esperar que ninguna entidad española presente problemas por necesidades adicionales de capital.

Las cartas remitidas por el BCE a cada entidad no serán públicas, como no lo eran las actas de inspección del Banco de España. El objetivo es eliminar la discrecionalidad de las entidades para darlas a conocer (en el caso de que les beneficien) y proteger a las entidades más débiles y la estabilidad del sistema financiero. "Las recomendaciones del BCE, por ejemplo, son opinables; ¿eso se debe comunicar al mercado con los riesgos que podría generar?", explican fuentes del sector.

Fuentes del sector financiero español explican que han sido meses de intenso trabajo para implantar una nueva cultura supervisora única en un entorno con 19 sistemas nacionales, cada uno con sus características propias. Los cambios y las adaptaciones han sido y son numerosas; baste un ejemplo: el antiguo Banco de España, en su actividad supervisora, ponía un especial acento en la cantidad de provisiones de las que disponía cada entidad, si bien el nivel de capital regulatorio era el mismo para todas. Se trataba de cumplir con los requerimientos contables y regulatorios en función del estado de las carteras de créditos, operación a operación.

La nueva metodología, en cambio, parte de una visión global del balance de cada entidad, del que el supervisor concluye un determinado nivel de capital regulatorio que hay que alcanzar. Es decir, cada entidad individual tendrá que alcanzar un nivel concreto de capital en función de cómo esté compuesto su balance, y sin poner énfasis en las provisiones o dotaciones a cada crédito, ya que ésta pasará a ser una gestión interna de cada entidad con su auditor.

Otro de los aspectos que han provocado más dudas a los inspectores en el caso de la banca española ha sido el funcionamiento del gobierno corporativo: "Se han metido en los consejos de administración y han entrevistado a consejeros delegados para conocer cómo trabajan de forma concreta". Y es que la forma en que se toman las decisiones en la banca española no es un modelo precisamente homologable al de otros sistemas financieros europeos, en el que la toma de decisiones está más repartida o cuenta con más contrapesos y garantías.

Cambios en los modelos de negocio

Otro de los cambios culturales y de supervisión establecidos por el BCE será el de controlar la rentabilidad de cada entidad, "una de las grandes preocupaciones del BCE actualmente", según señalan fuentes consultadas por Vozpópuli. Las enormes exigencias de capital requeridas durante la crisis europea y las inmensas cantidades de activos improductivos en poder de las entidades (238.000 millones solo en la banca española) suponen todo un desafío para las mismas, que han visto disminuir hasta mínimos la rentabilidad del capital.

¿Entrará el BCE en las líneas de negocio y segmentos concretos de cada banco o les forzarán a vender determinados activos? "El supervisor no pretende suplantar al gestor de cada banco", explican fuentes de una de las principales consultoras del sector financiero, que matizan que la supervisión del BCE sobre la rentabilidad se materializará en análisis y recomendaciones. "Se pedirá a cada entidad que lleve a cabo acciones para mejorar su rentabilidad, pero no dirá cómo hacerlo. Cada banco deberá presentar un plan de cumplimiento y el supervisor lo aprobará o no", anticipan.

Algunas de las medidas a tomar, además de la venta de activos (algo en lo que la banca española ya tiene ventaja respecto a otros países) serán por ejemplo las fusiones o integraciones de entidades. Los expertos consultados no ven, en el caso de España, una ronda de fusiones inminente en el caso del sector financiero español. "Hasta que no se disipen las incertidumbres no habrá integraciones".

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