Economía

Bancos y fondos huyen de la deuda española ante la inminente subida de tipos

Mucho tiempo se lleva hablando del final de la época de tipos de interés bajos. Los diferentes bancos centrales de los principales países desarrollados recuerdan en cada reunión que celebran

Mucho tiempo se lleva hablando del final de la época de tipos de interés bajos. Los diferentes bancos centrales de los principales países desarrollados recuerdan en cada reunión que celebran que está cada vez más cercana una subida de tipos de interés. Quizás, de tanto repetir la amenaza, los mercados han dejado de tenerla en cuenta.

Ha bastado una recuperación económica que quiere dejar atrás los efectos económicos de la pandemia del coronavirus para que las advertencias hayan ganado credibilidad. ¿Cuál ha sido el detonante? Sin ningún género de duda, el rápido incremento de la inflación en las principales economías. La próxima reunión de la Reserva Federal de Estados Unidos, los días 14 y 15 de diciembre podría poner fecha a la primera subida de tipos con el nuevo año. El BCE esperará bastante más.

El IPC cerró el mes de octubre con una subida del 4,1% en tasa interanual en la Eurozona, siete décimas más que en septiembre. En el conjunto de la Unión Europa, los precios han aumentado un 4,4%, aunque hay países como España donde el IPC ha escalado hasta el 5,4%, o como Alemania (4,6%), por no citar el caso extremo de Lituania (8,2%). Al otro lado del Atlántico, la inflación en EE UU ha subido al 6,2% el mes pasado.

El IPC, que durante los últimos años había pasado a ser un dato sin importancia, ha despertado y con él los fantasmas de una próxima subida de tipos, que tiene impacientes a los mercados de renta variable y a los de renta fija también. Basta mirar lo que está sucediendo con la deuda española. Bancos, compañías aseguradoras, fondos de inversión y fondos de pensiones llevan varios meses deshaciendo parte de sus posiciones inversoras en deuda doméstica. En los últimos doce meses, los que han transcurrido entre agosto de 2020 y agosto de 2021, se han desprendido de cerca de 40.000 millones de euros en letras, bonos y obligaciones del Tesoro.

Para Javier Urones, analista de XTB, “los bonos han llegado a un punto donde, lógicamente, ya no pueden seguir subiendo de precio de la única forma que pueden hacerlo: bajando la rentabilidad que venían dando”. Puede que parezca un trabalenguas, pero es así como funcionan los mercados de renta fija.

Según Bankinter, lo que más incide en el rendimiento de la renta fija es la evolución de los tipos de interés. “El inversor que quiere vender un título de renta fija antes de su fecha de reembolso corre un riesgo de tipos de interés, que será mayor cuanto más largo sea el plazo de reembolso del título”.

Un ejemplo ilustra mejor lo que puede suceder si los tipos de interés, como parece, empiezan a subir. Imaginemos a un inversor (persona física o jurídica) que ha comprado títulos de renta fija a diez años, con un tipo de interés del 4%. Sabe que cada año va a recibir intereses de 40 euros por cada 1.000 euros que haya invertido y que, al final de los diez años, le será devuelto íntegramente, el montante de la inversión inicial.

¿Qué sucede si los tipos de interés suben y ese imaginario inversor quiere desprenderse de sus títulos antes del vencimiento? Se encontrará con el hecho de que las nuevas emisiones se realizarán, por ejemplo, al 5%, un punto por encima de la rentabilidad que ofrecían sus bonos, y para vender la inversión inicial que había adquirido tendrá, necesariamente, que ofrecer un descuento si quiere hacerla atractiva a los potenciales compradores. Son las reglas del mercado. “Cada subida de tipos de interés que haya será un mordisco para los tenedores de deuda pública. Si, además, la cartera tiene una duración elevada en el tiempo, puede hacer mucho daño”, pronostica el analista de XTB.

Eso es lo que está sucediendo desde hace algún tiempo, aunque los vaivenes de los tipos de interés no hayan sido muy significativos. Las entidades financieras españolas, los terceros compradores de deuda pública por volumen, inmediatamente detrás de los “no residentes” y del Banco de España, así lo han visto desde mediados del pasado año. En esas fechas atesoraban 176.768 millones de euros en deuda española, el 15,22% del total. Esa cifra bajó a 165.244 (15,22) a cierre de 2020, y en agosto pasado, a 149.704 millones. En definitiva, en apenas doce meses, los bancos se han deshecho de 27.064 millones de euros, un 15,31% de su cartera de renta fija española.

Los fondos de inversión también han reculado en estos doce últimos meses. Sus gestores tienen la posibilidad de corregir de un día para otro los sobresaltos que dan los mercados en función de los datos macroeconómicos o de otra índole (últimamente los sanitarios) que reciben en tiempo real. Si en agosto de 2020 tenían en su cartera deuda pública española por importe de 23.284 millones de euros (el 2,14% del total emitido), en agosto pasado habían reducido su exposición a 16.713 millones (el 1,47%), tras desprenderse de 6.571 millones, un 28,22% de lo que guardaban.

El mismo camino han seguido los fondos de pensiones y las compañías aseguradoras. Los primeros han pasado de tener 13.057 millones (el 2,14% del total) a 10.997 millones un año después, lo que supone una reducción del 15,77% de su cartera de deuda. Las compañías aseguradoras llegaron a tener en agosto del pasado año hasta 91.240 millones (el 8,37% del total) y se han quedado en 87.652 millones, lo que supone un descenso del 3,93%.

Habiendo 46.523 millones de euros más en deuda española emitida, ¿quién ha mejorado su posición? El Banco de España, siguiendo las instrucciones de política monetaria del Banco Central Europeo (BCE). Mantiene el 31,66% del total de deuda emitida (359.917 millones) y ha subido su exposición en doce meses en 87.426 millones, nada menos que un 32,1% de incremento.

El batacazo bursátil del pasado viernes relacionado, una vez más, con el miedo a un endurecimiento de las restricciones por el coronavirus en las principales economías, convirtieron a la deuda pública otra vez en valor refugio, junto con el oro. El bono alemán a diez años pasó de cobrar un 0,24% a los compradores el día anterior a pedir un 0,34%. Para Javier Urones, “son reacciones propias de una brusca caída de las bolsas internacionales que, en teoría, deberían quedarse en algo anecdótico y que en el medio plazo se imponga lo que está llamado a suceder”.

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