Buenas noticias para la familia Grifols. Este viernes, Bank of America Merrill Lynch ha recomendado la compra de la farmacéutica catalana, ya que "continúa ofreciendo un crecimiento duradero de ingresos de un solo dígito desde su posición destacada en el oligopolio mundial de plasma". No sólo eso, sino que han aumentado la previsión de ventas de la compañía hasta un 7% hasta 2020.
Desde la entidad financiera justifican su pronóstico debido al crecimiento de los productos de biociencia, que constituyen el 80% de la facturación de la compañía farmacéutica. Según explican, sus productos se verán impulsados por una demografía subyacente favorable, un entorno de precios propicio, una posible entrada a nuevas indicaciones y formulaciones más nuevas. "Hasta ahora, la expansión del margen se ha restringido debido al aumento del costo del plasma", aseguran en el informe.
No obstante, también han destacado uno de los ases que guarda Grifols en su manga. Se trata del bautizado como estudio Ámbar (Alzheimer Management By Albumin Replacement). Es una terapia experimental en fase de desarrollo que se encuentra ya en la fase III de sus ensayos clínicos, la última antes de su comercialización.
La compañía lleva más de 150 millones de euros invertidos desde principios del 2000 en el desarrollo de esta terapia, y según apuntan los analistas, desde la compañía esperan poder publicar estudios completos a finales de este mismo año. Según Bank of America, los últimos avances en los ensayos, que se están llevando a cabo con unos 500 pacientes, están siendo positivos.
El desafío de las farmas con el Alzhéimer
Ámbar es un tratamiento contra el Alzhéimer que, al contrario que sus competidores, se basa en hemoderivados, el producto estrella de Grifols. A día de hoy, se encuentra en la etapa más crucial de sus ensayos clínicos, ya que es donde se juega ser o no ser comercializado, en función de si recibe o no la luz verde de las autoridades sanitarias.
De tener éxito, se trataría de una auténtica revolución en el sector farmacéutico y, en especial, en el mundo de los tratamientos contra una enfermedad degenerativa que ya se ha convertido en una auténtica epidemia, con más de 46 millones de personas afectadas por demencia a nivel mundial, una cifra superior a la población de España. Según la Organización Mundial de la Salud, la tendencia es que para 2050 el número de enfermos ascienda a 130 millones de personas.
Es el gran desafío para la salud pública a nivel internacional y el último gran reto de la industria farmacéutica, que lleva más de 40 años intentando desarrollar un fármaco contra esta patología neurodegenerativa que cada vez afectará a más ciudadanos, a medida que envejezca la población.
Pero lo cierto es que investigar esta enfermedad es caro, costoso e increíblemente difícil, ya que implica un riesgo económico mucho mayor que desarrollar un fármaco contra cualquier otra enfermedad.
De acuerdo con los últimos estudios disponibles, la tasa de fracaso en los ensayos clínicos de nuevos medicamentos contra el Alzhéimer es de un 99,6%. Es decir, apenas uno de cada 100 nuevos fármacos que se testan obtienen resultados positivos, por lo que esta patología se ha convertido en el mayor quebradero de cabeza del sector. Por tanto, Grifols puede estar ante la gallina de los huevos de oro.
Más de 2.400 millones en ingresos
El fabricante de hemoderivados ha tenido un buen primer semestre, a pesar de que ganó un 10% menos que durante el anterior ejercicio. La reducción de sus beneficios se ha debido principalmente al aumento de sus inversiones en el marco de su estrategia de expansión internacional, centrada en China.
En total, durante los primeros seis meses de 2019 ha ingresado un total de 2.432 millones de euros, un 14,6% más que el año anterior. Hace menos de un año, la compañía anunció un plan de expansión que requerirá una inversión de más de 1.400 millones de euros durante el periodo 2018-2022.
Gran parte de esos fondos irán destinados a la creación de una planta de purificación de inmunoglobulinas en envase flexible en Clayton, Carolina del Norte. Según ha informado la compañía, durante los primeros seis meses de 2019, Grifols ha gastado más de 128 millones de euros en mejorar “su capacidad productiva”.
Asimismo, en mayo de este mismo año, el fabricante catalán de hemoderivados se dejó un total de 89 millones de euros para hacerse con el control de la empresa estadounidense Interstate Blood Bank. Dos meses antes, en marzo, firmó un crédito de 315 millones de euros financiar la compra de los centros de plasma Biotest y Hema. Como consecuencia, los gastos financieros de la empresa han aumentado un 62,6% durante este periodo.
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