Bankia y el resto de entidades medianas esperan con cierta impaciencia la reunión de este jueves del Banco Central Europeo (BCE). Lo que dictamine el supervisor que preside Christine Lagarde será clave para el futuro del ecosistema financiero español tal y como lo conocemos, reconocen diferentes fuentes consultadas por este medio.
Hay muchas voces que ya dan por hecho que el BCE impondrá más presión a la banca con una rebaja adicional de diez puntos básicos en los tipos de interés. Una medida que ayudaría a las empresas ante la crisis que han provocado el coronavirus y el desplome del petróleo, pero que sería 'mortal' para la banca, sobre todo la más comercial y nacional. Las entidades españolas no están preparadas para un nuevo 'shock' de los mercados, o por lo menos no lo están para seguir creciendo de manera autónoma.
De hecho, en los últimos planes estratégicos presentados por grandes bancos, como Bankia o Banco Sabadell, ya se estimaba un euríbor en positivo y una contribución por intereses de la cartera crediticia a la cuenta de resultados más abultada de lo que realmente se está produciendo. Si a esto se le suma una bajada aún más abrupta, no planteada ni en los casos más tensionados de dichos planes, la situación actual se vuelve insostenible.
Además, como ya es por todos sabido, la Fed ha bajado 50 puntos básicos de golpe a los tipos de interés en Estados Unidos. El panorama que deja a la banca es desolador. Si ya resultaba casi improbable seguir andando en solitario, sobre todo para aquellas entidades de carácter más comercial y nacional, con esta nueva coyuntura, es prácticamente imposible que no se realice algún tipo de fusión, más cuando ya se han despejado las dudas sobre dos sentencias tan importantes para el sector como son la nulidad del IRPH y la usura de las tarjetas revolving.
Las posibles integraciones
Fuentes financieras consultadas por este medio coinciden en que en el corto plazo algún banco tendrá que dar el primer paso en este nuevo proceso de integración y todo apunta a que Bankia será el objetivo principal para otras entidades que también necesitan de un salvavidas de manera urgente. Banco Sabadell es el candidato que más ha sonado para la entidad que preside José Ignacio Goirigolzarri, pero el mercado fantasea cada vez más con una unión entre Bankia y CaixaBank.
Isidro Fainé y Rodrigo Rato ya intentaron en su día la unión de estas dos cajas, sin éxito. Hoy parece que esta fusión podría cobrar sentido. La entidad que preside Jordi Gual está mucho mejor preparada que la que dirige Jaime Guardiola para engullir un banco que es participado en un 61% por el Estado. De eso no cabe duda. El problema se encuentra en si CaixaBank está dispuesta a pagar el precio de tener al Estado dentro de su accionariado.
Desde el punto de vista político, entregar un banco tan bien armado -gracias a 'Goiri'- a una entidad catalana, se podría ver como la 'pipa de la paz' para con los independentistas. Y es que, aun estando CaixaBank fuera de Cataluña, su negocio sigue muy ligado a esta comunidad autónoma.
También hay quien quiere volver a revivir la operación de Unicaja y Liberbank. Hay muchos banqueros de inversión que dan por hecho que esta fusión se producirá tarde o temprano y que la coyuntura actual podría adelantar los procesos, a pesar de que ambas entidades ya han dejado claro que quieren seguir andando solas.
De haberse producido la 'boda', tal y como la bautizó Credit Suisse, la entidad resultante se hubiera convertido en la sexta más grande de España por activos, con más de 92.000 millones de euros, por delante de Bankinter. Además, ambas redes de sucursales contaban con sinergias muy buenas y sumaría 1.886 oficinas en total, 1.182 de la caja andaluza y 684 de la asturiana.
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