El BBVA está firmando un agosto para olvidar. Sus acciones no paran de caer en el parqué madrileño y toda la culpa la tiene la lira turca. El banco ha vuelto a abrir con pérdidas muy fuertes, llegando a perder incluso los 5,5 euros por acción tras ceder más de un 2% en los primeros compases de la sesión.
Este comportamiento ha arrastrado a toda la banca del Ibex 35, que también se tiñen de rojo. El banco presidido por Francisco González firmó el viernes pasado una caída superior al 5% tras desplomarse la divisa turca más de un 10%. No obstante, la lira ha abierto hoy con una subida del 7% frente al euro.
Previsiblemente el banco tendrá que afrontar 300 millones más en provisiones en dicho país. Su consejero delegado, Carlos Torres, y su director financiero, Jaime Sáenz de Tejada, anunciaron a finales de julio que el coste de riesgo (nivel de provisiones respecto a la cartera de crédito) en Turquía va a acabar en 150 puntos a final de año, frente a los 85 puntos de 2017.
Según cálculos realizados por este medio, esto implicará dotaciones por importe de entre 720 y 750 millones este año, frente a los 450 millones del pasado ejercicio.
Apuesta arriesgada
Desde que BBVA entró en Turquía en 2010 ha defendido esta apuesta a pesar de la inestabilidad geopolítica tras crisis provocadas por atentados, enfrentamientos internos, golpes de Estado, la tensión con Siria y los choques con la Administración de Trump. La entidad siempre ha sostenido que el negocio bancario va viento en popa al margen de los problemas geopolíticos.
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