Francisco González cederá la presidencia ejecutiva de BBVA a su número dos, Carlos Torres, el próximo 31 de diciembre. A partir de esta fecha, el histórico banquero abandonará todos sus cargos en la entidad y se desvinculará de la misma tras la negativa del Banco Central Europeo (BCE) a que se mantenga como presidente de honor.
Mantener una presidencia honorífica era el deseo de FG, como él mismo reconoció durante la presentación de los últimos resultados anuales del banco. El cargo le permitiría mantener prácticamente los mismos medios con los que cuenta ahora, como su equipo, el despacho o el chófer. Además, tendría la oportunidad nutrir su agenda asistiendo a importantes foros internacionales, como Davos, y a reuniones con importantes líderes empresariales.
No obstante, en este punto, el BCE no ha dado su brazo a torcer, según fuentes financieras consultadas por Vozpópuli. El supervisor ya ha permitido que Torres ostente plenos poderes en BBVA, y eso que es partidario de que al frente de las entidades se sitúe un presidente no ejecutivo, que defina la estrategia a largo plazo, y un consejero delegado con amplios poderes que se encargue del día a día e implemente la estrategia diseñada por el presidente.
El BCE se ha negado a conceder la presidencia de honor a FG tras acceder a que Torres ostente plenos poderes
Modelo anglosajón
Hasta hace unos meses, el BCE, con Daniele Nouy al frente de la supervisión, se negaba en rotundo a que Torres fuese presidente ejecutivo, pero finalmente FG ha logrado imponer su criterio. En contraposición, la institución con sede en Fráncfort no ha permitido al banquero gallego mantenerse como presidente de honor. Lo podría haber hecho si BBVA aceptaba instaurar el modelo anglosajón, con un presidente no ejecutivo y un consejero delegado -como CaixaBank o Bankinter-, pero dos concesiones eran muchas y FG ha tenido que pagar el precio de la presidencia ejecutiva de Torres.
González, en cualquier caso, no se da por vencido y tratará de negociar hasta el final para que el BCE le permita ocupar la presidencia de honor, según las fuentes consultadas. Eso sí, si el supervisor bancario acaba cediendo, vigilará de cerca a FG a fin de asegurarse que ya no ejerce influencia en las decisiones diarias y que su relevo ha sido efectivo.
Carlos Torres, junto al propio González, ha sido el principal impulsor de la transformación digital de BBVA, con la firme convicción de que por ahí pasa el futuro del sector. Con su ascenso, BBVA se asegura la continuidad en la estrategia actual.
Opción lógica
"En una reunión celebrada hoy (por ayer), el consejo de BBVA, a propuesta de la comisión de nombramientos, ha aprobado por unanimidad el plan de sucesión del presidente, designando a Carlos Torres Vila como sucesor, al considerar que es la persona idónea para dar continuidad a la estrategia de transformación del grupo", dice el comunicado oficial del banco.
Por su parte, González comentó que el trabajo realizado por Torres durante sus años como consejero delegado, cargo que ocupó en 2015, es "la mejor garantía de continuidad en la estrategia" del BBVA. A comienzos de 2018, el nombramiento como consejero de Jaime Caruana hizo saltar rumores acerca de que el exgobernador del Banco de España podría ocupar la presidencia no ejecutiva del banco, cargo para el que también había sonado José Manuel González-Páramo. En cambio, se ha impuesto la opción lógica.
Aún queda por resolver la sucesión de Carlos Torres como consejero delegado. El banco abordará esta cuestión entre los meses de octubre y diciembre. Para el puesto han sonado directivos Javier Rodríguez Soler, Ricardo Forcano y Jorge Sáenz-Azcúnaga, entre otros, pero aún no hay una decisión tomada al respecto.
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