Esta semana se ha hecho público el informe anual del Banco Central Europeo (BCE), que incluye varios mensajes para los países de la zona euro y muchos afectan directamente a España. Hay uno en particular que parece que va dirigido a nuestros gobernantes: es necesario contener los riesgos para la sostenibilidad de la deuda pública ante el reto que supone el envejecimiento de la población.
Parece un mensaje directo para España porque dos de nuestros principales problemas en estos momentos son la deuda y las pensiones. La deuda porque se mueve en el entorno del 100% del PIB, un nivel tremendamente elevado, y las pensiones porque se van a convertir en una de las grandes reformas del Ejecutivo en esta legislatura. O al menos eso es lo que esperan los economistas.
De hecho, el Gobierno español ya va a recurrir a la deuda para pagar las prestaciones este mismo año. Los Presupuestos incluyen un préstamo de 10.000 millones para este fin que se habilitará a través de emisiones del Tesoro. Y aún así no será suficiente y tendrá que tirar también del Fondo de Reserva: es posible que tenga que sacar otros 10.000 millones, lo que dejaría la 'hucha' solo con 5.000 millones.
En algunos países, como en España, la deuda sigue creciendo en términos absolutos. En 2016 subió en 33.000 millones.
Pero esta situación es peligrosa. El BCE recuerda que en algunos países los niveles de deuda todavía son altos e incluso están aumentando. En España, por ejemplo, la deuda acabó el año en el 99,4% del PIB, algo por debajo del nivel de 2015, pero en términos absolutos volvió a marcar un récord histórico tras aumentar en 33.000 millones y situarse en 1,01 billones.
Según la institución que preside Mario Draghi, la situación resulta "preocupante" porque una carga elevada de deuda pública incrementa la vulnerabilidad de las economías a perturbaciones macroeconómicas y a episodios de inestabilidad en los mercados financieros. Y limita el margen de maniobra de la política fiscal para amortiguar esas posibles perturbaciones.
Por este motivo, los países con niveles de deuda muy altos tienen que conseguir que este parámetro empiece a bajar y respetar íntegramente el Pacto de Estabilidad y Crecimiento. Además, desde una perspectiva de más largo plazo, resulta esencial contener los riesgos para la sostenibilidad de la deuda, dados los "sustanciales retos" derivados del envejecimiento de la población que se reflejan en los crecientes costes de las pensiones, la atención sanitaria y los cuidados de larga duración.
Más esfuerzo para cuadrar el déficit
En otra posible referencia a España, el BCE considera "indispensable" que algunos países de la zona del euro realicen esfuerzos de consolidación fiscal adicionales para garantizar la sostenibilidad de las finanzas públicas. Lo cierto es que España tiene hoy por hoy el déficit más alto de la zona euro y, aunque espera reducirlo al 3,1% el año que viene, muchos expertos dudan de esa previsión.
De hecho, algunos organismos como la Comisión, el Fondo Monetario Internacional (FMI) o la OCDE han pedido al Gobierno nuevas medidas y le han sugerido un retoque en el IVA. Otros países que van mejor en materia de déficit, en cambio, tienen cierto margen para elevar la inversión pública y contribuir de forma duradera al crecimiento económico a medio plazo.
Los salarios pueden empezar a subir porque los factores que los han mantenido contenidos van a empezar a desaparecer
Y una tercera referencia interesante que hace el BCE en su informe y que también puede afectar a España tiene que ver con los salarios. El banco central reconoce que los incrementos salariales siguieron contenidos en 2016 gracias a la baja inflación y otros factores, que pueden haber reducido las presiones sobre la negociación salarial al mejorar el poder adquisitivo de los ciudadanos sin necesidad de subir los sueldos.
Esto es precisamente lo que ha pasado aquí. Eso sí, esta situación se va a dar la vuelta. El precio del petróleo sube y la inflación aumenta. Es decir, que todo apunta a que los factores que hasta ahora han mantenido contenidos los salarios pueden empezar a desaparecer de forma gradual. Eso quiere decir que posiblemente haya llegado el momento de que los salarios empiecen a subir y a reflejar la mejora económica, lo que, a su vez, debería notarse también en la inflación subyacente.
Este mensaje cobra importancia ahora que parece que se ha reactivado la negociación entre empresarios y sindicatos sobre la subida salarial de 2017. La CEOE ha decidido mejorar su oferta y ofrecer a los sindicatos subir los sueldos entre un 1% y un 2%, más medio punto adicional variable, vinculado fundamentalmente a la productividad. Aunque los sindicatos no se han pronunciado claramente, es posible que el acuerdo vaya por estos derroteros. Tendrán que sentarse a negociar en los próximos días.
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