Iberdrola puso una demanda a Repsol en febrero por presunto ‘greenwashing’ o, lo que es lo mismo, engañar con su estrategia ‘verde’. Un hecho que la empresa que dirige Josu Jon Imaz considera injustificado y que se debe a que la empresa que lidera Ignacio Sánchez Galán está perdiendo clientes eléctricos a su favor. Ambos comparten un accionista o dueño, BlackRock, cuyo consejero delegado, Larry Fink, reclamaba esta semana por carta abandonar el dogmatismo en favor del “pragmatismo energético”.
“El mercado energético no está dividido, cómo algunas personas piensan, entre los productores de petróleo y gas frente a las nuevas empresas de energía limpia y tecnología climática”, destaca Fink. “La transición energética no avanza en línea recta. Como he escrito muchas veces antes, se está moviendo de diferentes maneras y a diferentes ritmos en diferentes partes del mundo. En BlackRock, nuestro trabajo es ayudar a nuestros clientes a afrontar los grandes cambios del mercado energético, sin importar dónde se encuentren”, añade en su escrito.
La carta anual del CEO de BlackRock es uno de los documentos más relevantes en el sector financiero mundial y, en particular, entre las empresas del Ibex 35. La firma de inversión estadounidense está considerada como el gran dueño del selectivo español con participaciones de referencia en compañías como BBVA, Acciona, ACS o Telefónica.
En el sector energético español, BlackRock es el segundo máximo accionista de Iberdrola, con el 5,4% de la compañía, y el primero de Repsol, con una participación similar del 5,4%. Durante 2024, la firma de Larry Fink se convertirá en otro accionista de referencia de Naturgy cuando finalice la integración de Global Infrastructure Partners (GIP), dueño del 20% de la gasista española, en su grupo.
“¿Por qué GIP? El propio negocio de infraestructuras de BlackRock había estado creciendo rápidamente durante los últimos años. Pero para satisfacer la demanda, nos dimos cuenta de que necesitábamos crecer aún más rápido”, explica el ejecutivo sobre esta operación que sorprendió al mercado en el arranque de 2024 con un valor 12.500 millones de dólares.
“Se necesita petróleo, gas y renovables”
El primer ejecutivo de BlackRock ve un sector energético en el que puedan convivir todas las tecnologías con el objetivo de descarbonizar la economía. “El año pasado, visité 17 países y pasé mucho tiempo hablando con las personas responsables de alimentar hogares y empresas, desde primeros ministros hasta operadores de redes eléctricas. El mensaje que escuché fue completamente opuesto al que se escucha a menudo de activistas de extrema izquierda y derecha, que dicen que los países tienen que elegir entre energías renovables y petróleo y gas”, señala.
Larry Fink considera que hay más consenso entre todos los representantes que el que se refleja. “Estos líderes creen que el mundo todavía necesita ambos. Eran mucho más pragmáticos que dogmáticos en materia de energía. Incluso los más conscientes del clima vieron que su camino a largo plazo hacia la descarbonización incluirá hidrocarburos, aunque en menor cantidad, durante algún tiempo”, puntualiza.
Alemania y Texas como “ejemplo”
El dirigente de una de las mayores firmas de inversión del mundo también ha querido señalar en su carta algunos ejemplos de grandes países o regiones que evidencian la situación real de la transición energética. Fink apunta que el caso de Alemania es más que significativo en términos de “pragmatismo energético”.
“Es uno de los países más comprometidos con la lucha contra el cambio climático y ha realizado enormes inversiones en energía eólica y solar. Pero a veces en Berlín no sopla el viento y en Múnich no brilla el sol”, explica. “Y durante esos períodos sin viento y sin sol, el país todavía necesita depender del gas natural para obtener “energía despachable”. Alemania solía obtener ese gas de Rusia, pero ahora necesita buscar en otra parte. Por eso, están construyendo instalaciones de gas adicionales para importar de otros productores de todo el mundo”, detalla.
Otro ejemplo es el estado de Texas en Estados Unidos. Un estado que, como recuerda, se enfrenta a un desafío energético similar a Alemania, aunque en su caso no se debe al envite de Rusia sino a causa de la economía. Texas es uno de los que más rápido crece en el país y la demanda adicional de energía está llevando a ERCOT, la red energética de Texas, al límite.
“Hoy en día, Texas funciona con un 28% de energía renovable, un 6% más que Estados Unidos en su conjunto. Pero sin los 10 gigavatios adicionales de energía gestionable, que podría tener que provenir parcialmente del gas natural, el estado podría seguir sufriendo apagones devastadores. En febrero, BlackRock ayudó a convocar una cumbre de inversores y responsables políticos en Houston para ayudar a encontrar una solución”, aclara en su carta.
BlackRock demanda una transición "justa"
Dos ejemplos que el ejecutivo de BlackRock apunta que muestra que la transición energética sólo tendrá éxito si es “justa”. “Nadie apoyará la descarbonización si eso significa renunciar a calentar su casa en invierno o enfriarla en verano. O si el coste de hacerlo es prohibitivo”, asegura.
“Desde 2020, los economistas han popularizado un buen concepto para describir lo que realmente significa una transición justa. Un concepto importante es el de la “prima verde”. Es el ‘extra’ que paga la gente por “volverse ecológico”: por ejemplo, cambiar de un automóvil que funciona con gasolina a un vehículo eléctrico. Cuanto menor sea la prima verde, más justa será la descarbonización porque será más asequible”, concluye el consejero delegado de BlackRock.
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