Los temores a una nueva crisis económica siguen aumentando a medida que se conocen indicadores económicos negativos, como los PMI de la industria manufacturera que se divulgaron la semana pasada, se perpetúa la incertidumbre sobre el comercio mundial y sigue corriendo el reloj sin que Estados Unidos y China consigan resolver sus diferencias.
Los mercados son también una guía en la que fijarse para poder anticipar una desaceleración (la curva de tipos es un buen referente) y, aunque las bolsas europeas se han recuperado considerablemente de las caídas que sufrieron en la recta final de 2018, han empezado a sonar algunas alertas.
El principal índice de la bolsa europea, el Euro Stoxx 50, acumula una subida del 9,33% desde que arrancó el año, una trayectoria positiva que se ha replicado en la bolsa alemana (+8,29% en el Dax) y, en menor medida, en la italiana (+1,67% en el FTSE Mib desde el 1 de enero), porque esta última economía ha entrado en recesión técnica.
Sin embargo, las bolsas ofrecen también la posibilidad de evaluar el buen comportamiento de una economía a través del PER (Price Earning Ratio o ratio precio-beneficio) que se calcula dividiendo el precio de una acción entre el resultado de dividir el beneficio neto de esa empresa entre el número de acciones.
Cuando el PER de una acción es alto (en torno a 20 o más) se interpreta como que se esperan beneficios futuros para esa empresa -o bien que la acción está sobrevalorada, si parece poco probable que esas ganancias lleguen-, mientras que cuando es bajo (alrededor de 10) refleja que hay expectativa de que los beneficios vayan en declive (o bien que está infravalorada, porque sí los tendrá y el mercado no lo contempla).
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Si se analiza actualmente el PER de las principales bolsas europeas, se observa que para el conjunto de Europa el PER se encuentra en 14,1, muy por encima del que existía en el viejo continente cuando estalló la crisis financiera de 2008, que era de 9,6.
Alemania descuenta la recesión
Sin embargo, esa distancia de seguridad apenas existe en el caso de la bolsa alemana: el PER actual es de 12,3, un nivel todavía inferior al que marcó en 2008, de 12,5.
"Esto sugiere que las acciones alemanas están anticipando un escenario extremadamente negativo", explica Azad Zangana, economista senior para Europa de la gestora británica Schroders.
Las razones están, en su opinión, en el hecho de que la economía alemana está muy orientada a las exportaciones, por lo que le perjudica especialmente un escenario de guerra comercial que además podría reducir la demanda de China. Otro factor negativo para Alemania es el brexit, que podría perjudicar a Reino Unido -uno de los mercados importantes a los que exportan los germanos-.
No obstante, aunque el experto advierte de esta coyuntura y de que el dato del PER habla por sí solo, confía en que la desaceleración se deba a causas temporales y apunta a que la economía alemana crecerá un 1,4% este año.
"Si Europa se encuentra actualmente en recesión, es probable que sea menos profunda y más corta que la anterior", confía
En cuanto al resto de países, también es bajo el PER de Italia (12,0), aunque en los albores de la crisis financiera de 2008 marcaba el nivel de 8,0, y el británico (12,2), que marcó 9,9 ese año.
En una situación más saludable se encuentran la bolsa francesa (el PER del CAC 40 es 17) y la española (PER 14,2 en el IBEX 35).
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