El Instituto Nacional de Estadística (INE) revela que a principios del 2024 ya había 30 municipios con más del 50% de su población nacida en el extranjero. Tres años antes, cuando arrancó la estadística del Censo Anual de Población, sólo eran 22, con un crecimiento del 36% desde entonces.
Fuente el Olmo de Fuentidueña, en Segovia, es el pueblo con mayor porcentaje de población extranjera, un 81% (325 de los 399 habitantes nacieron en otro país). Le sigue Torre del Burgo (Guadalajara), con un 73%; Rojales (Alicante), con un 69%; Arboleas (Almería) y San Fulgencio (Alicante), ambos con un 68%.
La población nacida en el extranjero también es mayoría ya en Benahavís (Málaga), con un 64%; Llíber (Alicante), también con un 64%; Benitachell (Alicante), 63%; Partaloa (Almería), 63%; Daya Vieja (Alicante), 62%; así como Bédar (Almería), Teulada (Alicante) y Algorfa (Alicante), todos con un 60% de su población nacida fuera de España.
Finalmente, por encima del 50% también están Alcalalí (Alicante), Murla (Alicante), Adeje (Tenerife), Calpe (Alicante), San Miguel de Salinas (Alicante), Benichembla (Alicante), Hondón de los Frailes (Alicante), Torrevieja (Alicante), Mojácar (Almería), Finestrat (Alicante), Alfaz del Pi (Alicante), Jávea (Alicante), Benijófar (Alicante), Heras de Ayuso (Guadalajara), Arona (Tenerife), Santiago del Teide (Tenerife), y La Oliva (Las Palmas).
El 'boom' migratorio
Según los últimos datos, España arrancó el año con 48,6 millones de habitantes, de los que un 18% eran nacidos en otro país (8,8 millones). En 2021, representaban un 15%, tres puntos menos. El crecimiento de la población, con más de medio millón de personas al año, se debe totalmente a este colectivo, aquellos que nacieron en el extranjero.
Las proyecciones del INE apuntan a que este crecimiento se mantendrá, y dentro de 50 años, en el 2074, en España habrá 54,6 millones de habitantes, de los que alrededor del 40% serán ya nacidos en el extranjero (21,3 millones de personas), prácticamente la mitad.
Por el contrario, la población nacida en España disminuirá hasta los 33,3 millones de personas, casi siete millones menos de las que hay ahora. Esto hará que los nacidos en España pierdan peso, pasando del 82% al 61% dentro de 50 años.
El saldo vegetativo es negativo durante todo el periodo proyectado. Es decir, habrá más defunciones que nacimientos de españoles. Esto se compensará con el saldo migratorio positivo, que superará la pérdida de población española y hará que la población en España siga creciendo, según el INE.
Las proyecciones a 15 años apuntan a crecimientos significativos de la población en la mayoría de las CCAA, con caídas sólo en cuatro. Los mayores incrementos relativos se registrarían en Baleares (19%), Comunidad Valenciana (19%) y Murcia (17%). Los mayores descensos, en Asturias (-4%), Extremadura (-3%) y Castilla y León (-1%).
El peso de los extranjeros en el empleo
La ola de inmigración que vive España está teniendo un impacto en el empleo más fuerte incluso que durante la expansión inmobiliaria, tal y como reflejaron Fedea y BBVA Research en su Observatorio Trimestral del Mercado de Trabajo. En este sentido, Florentino Felgueroso, investigador asociado de Fedea, advirtió de que "si queremos crecer en empleo, necesitamos inmigrantes".
De los 21,3 millones de afiliados que contabiliza la Seguridad Social, 2,9 millones son extranjeros, representando el 14% del total. Esta tasa crece a un punto porcentual al año al registrar un crecimiento notablemente más intenso la afiliación de personas extranjeras que la de nacionales. Su peso entre los autónomos es aún mayor. Suponen ya el 16% del conjunto de los trabajadores por cuenta propia.
La reforma del Reglamento de la Ley de Extranjería llevará al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, a conquistar la cota de los 22 millones de afiliados en esta legislatura. Según los cálculos de Seguridad Social, permitirá regularizar a 900.000 trabajadores en los próximos tres años, lo que automáticamente elevará la afiliación hasta romper la citada barrera.
Sostener el Estado del bienestar
Sin embargo, en el último Observatorio Inmobiliario, BBVA Research también alertaba de que si bien se prevé que los flujos migratorios continúen siendo positivos en los próximos años, esto "intensificará la demanda residencial", ya tensionada. "En un escenario de riesgo, en el que la vivienda es un cuello de botella para la entrada de inmigrantes, es posible que ese incremento de la población no pueda materializarse", advertía.
La inmigración es importante no sólo para mantener los crecimientos de empleo y PIB, sino también para cubrir la falta de mano de obra en sectores como el de la construcción. Oficialmente hay ya 150.000 vacantes que no se logran cubrir en España, según el INE, una cifra que los expertos creen que está infraestimada.
Su papel es clave también para sostener el Estado del bienestar, fundamentalmente el sistema público de pensiones, ante una población española cada vez más envejecida. Según los cálculos del Gobierno, España necesita unos 250.000 o 300.000 trabajadores extranjeros al año para conseguirlo.
Las cotizaciones que abonan los trabajadores ya no son suficientes para pagar las pensiones y sólo cubren alrededor del 70% de la factura, mientras que en 2010 financiaban más del 90%, tal y como apunta Miguel Ángel García, investigador de Fedea
Pese a que se han elevado las bases mínimas y máximas de cotización, la Seguridad Social necesita cada vez más transferencias (que ya financian casi una cuarta parte del gasto en pensiones) y préstamos del Estado (un 6%). Por tanto, además de mejorar los datos de empleo, la regularización de inmigrantes contribuirá a aliviar las cuentas de la Seguridad Social.
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