Reino Unido, mejor, Inglaterra, va camino de la esquizofrenia colectiva por culpa del Brexit: lo que se suponía que iba a ser el Brexit, ya no lo es, y todavía no existe ninguna señal positiva del proceso para la economía del país. Además, va tomando consistencia la impresión de que ese recorrido hacia la salida de la Unión Europea va acompañado de un embrutecimiento de la población: más allá del 'balconing', del turismo de borrachera, o de la violencia de los hooligans que se perciben en España, y en otros muchos países, un reciente informe de Naciones Unidas advierte sobre el aumento de la xenofobia entre los británicos.
El referéndum celebrado en Reino Unido en junio de 2016, en el que se aprobó la salida del país de la Unión Europea, con un 51,9% de los votos a favor, aflige a la población a una especie de desorden cognitivo, a una esquizofrenia colectiva por la pugna entre los supuestos valores tradicionales británicos y la realidad social europea y global.
La fuerte división entre los británicos que ha generado ese referéndum tan ajustado, en el que Escocia e Irlanda del Norte votaron claramente en contra, también Londres, se mantiene. En estos dos últimos años, las autoridades británicas, también la Embajada de Reino Unido en España, han insistido en aclarar que, pese a quien pese, 'brexit means brexit', y que no hay un brexit duro o un brexit blando. Sin embargo, los últimos acontecimientos revelan que sí existe esa dualidad, y que el Gobierno de Theresa May apuesta por un Brexit, al menos, menos duro.
En 2012, en una campaña gubernamental, furgonetas recorrieron el país con la leyenda: Go Home or Face Arrest
El pasado viernes, por la noche, May cerró un acuerdo con sus ministros para plantear una propuesta a Bruselas en las negociaciones sobre la salida de Reino Unido de la UE, que contempla la creación de un área de libre comercio entre las dos regiones, para bienes industriales y productos agrícolas. La decisión no ha gustado a los partidarios de una ruptura radical del país con Europa, y provocó este lunes la dimisión de Boris Johnson como Ministro de Exteriores, y la del Ministro para el Brexit, David Davis.
Los que votaron a favor del Brexit, que ven como dos de sus mayores representantes abandonan el barco, ¿no se sentirán ahora traicionados? El Brexit que va tomando forma bajo el Gobierno de May, ¿es el que votaron?
También en estos dos últimos años, la Administración británica ha tratado de sellar acuerdos comerciales con otros países, otros mercados, ante la pérdida de ingresos y de negocio que inevitablemente sufrirá la economía británica a corto y medio plazo cuando se desligue de la Unión Europea. Acuerdos y visitas de negocio insólitos si los encuadramos en esa supuesta defensa férrea que el Brexit supone, supuestamente, de los valores británicos tradicionales.
No sólo la banca de inversión y las multinacionales en el país sufrirán el Brexit, también la empresa tradicional británica
En ese contexto, produce sonrojo leer un artículo publicado en mayo por el hoy exministro de Exteriores, Boris Johnson, con motivo de un viaje que realizó a Latinoamérica. "Nunca sentí una sensación tal de misterio como la semana pasada cuando contemplé el Pacífico desde la costa de América Latina, y nos miramos el uno al otro (...)", escribía Johnson.
Se preguntaba en el artículo el que fuera alcalde de Londres entre 2008 y 2016, cómo era posible que fuera él, el primer ministro de exteriores británico en visitar Perú en 50 años, o Argentina o Chile en 25 años, como era posible ignorar, decía, "los intrincados vínculos históricos y culturales entre Gran Bretaña y América Latina" y apuntaba que, en Argentina, "no solo hay una población anglófona considerable, sino que construimos los ferrocarriles y la terminal de estilo Paddington en Buenos Aires" (sí, y también en Argentina son muchos los que recuerdan la Guerra de las Malvinas, en 1982). Johnson se respondía a sí mismo que esa falta de vinculación entre Gran Bretaña y Latinoamérica se debía a que su país apostó en los años sesenta del pasado siglo por el Mercado Común Europeo, en lugar de reforzar los lazos con los países latinoamericanos.
Entonces, señor Boris Johnson, ¿va a romper sus lazos Reino Unido con la UE para reforzar los que tiene en Latinoamérica, India o China? ¿Para eso ha votado a favor del Brexit, para depender menos de Francia, Alemania, España, o Italia, y más de Argentina, Chile o Perú, o China, o India? ¿Cree realmente el señor Boris Johnson que Reino Unido tiene mayor capacidad de negociación con otros países para firmar acuerdos comerciales sin pertenecer a la Unión Europea?
Naciones Unidas alerta contra la estrategia de convertir hospitales, escuelas y bancos en puestos fronterizos
También la empresa tradicional británica sufrirá el Brexit. No sólo la banca de inversión y las grandes multinacionales planean salidas de Reino Unido por el Brexit. El diario Financial Times publicó la pasada semana un reportaje en el que contaba los problemas que pequeñas empresas afrontan por la salida de la UE. Por ejemplo, una compañía fabricante de juguetes, Polydron, que vende en 105 países, entre ellos los 27 de la UE, ante la legislación comunitaria de seguridad, se ve obligada a abrir una oficina en Alemania para que sea la importadora de sus artículos en la UE.
A esta esquizofrenia colectiva causada por el Brexit y su falsa promesa de devolver a Reino Unido su íntegra soberanía manteniendo los valores tradicionales del país, se le suma el aumento de la xenofobia sobre la que advirtió en un informe Naciones Unidas el pasado mes de mayo.
Tendayi Achiume, relatora especial de Naciones Unidos en materias relacionadas con racismo y xenofobia, presentó las primeras conclusiones de un trabajo que previsiblemente terminará el próximo año, sobre el aumento de la intolerancia en Reino Unido hacia otras nacionalidades y comportamientos racistas.
Los crímenes de odio aumentaron un 29% en Inglaterra y Gales entre 2016 y 2017
En su informe, Achiume, antes de entrar en analizar la incidencia del Brexit en esas cuestiones, advierte que la "exclusión socio-económica estructural de las comunidades raciales y étnicas en el Reino Unido es sorprendente". La "dura realidad", decía, "es que raza, etnia, religión, género, estado de discapacidad y categorías relacionadas continúan determinando las oportunidades de vida y el bienestar de las personas en Gran Bretaña de formas que son inaceptables, y en muchos casos, ilegales".
La empleada de Naciones Unidas recuerda en el incremento de la xenofobia en Reino Unido la incidencia que tuvo en 2012 la política de inmigración adoptada por la entonces Ministra de Interior, Theresa May. La hoy primera ministra de Reino Unido creó "un ambiente realmente hostil" para los inmigrantes irregulares, advierte Achiume. Esa política incluyó campañas como la de camionetas recorriendo el país con el lema Go Home or Face Arrest.
"Este ambiente hostil se aplica no solo a los inmigrantes irregulares, sino a las minorías raciales y étnicas con estatus regular, y a muchos que son ciudadanos británicos y que han tenido derecho a esta ciudadanía desde la época colonial", lamenta el informe de Naciones Unidas.
En 2017 los incidentes antisemitas en Reino Unido alcanzaron una cifra récord
Cuando Tendayi Achiume entra a valorar la incidencia del Brexit en el incremento de la xenofobia en el país, indica que el mismo "excede con creces el alcance de mi mandato, las ramificaciones de esta salida afectan a un conjunto mucho más amplio de cuestiones que las relacionadas con la igualdad racial", y subraya que es "un error interpretar mi evaluación como pro o anti Brexit".
Dicho esto, Achiume apunta un aumento en el número de crímenes de odio en Inglaterra y Gales, 80.393 delitos entre 2016 y 2017, un 29% más. En 2017, los incidentes antisemitas alcanzaron un nivel récord en Reino Unido, 1.382 incidentes antisemitas registrados por el Community Security Trust, el más alto registrado por la organización desde que comenzó a recopilar datos en 1984.
"La estrategia subyacente del gobierno" sobre la inmigración, explica, "pasa por la transformación de lugares como hospitales, bancos y residencias privadas en puestos fronterizos". La estrategia política de dificultar el paso a extranjeros, en principio a inmigrantes irregulares, a la sanidad pública, a la educación pública, a la financiación. "Las minorías raciales y étnicas, los refugiados y los inmigrantes han sido los chivos expiatorios populares de una gran variedad de males sociales", lamenta Achiume.
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