La Comisión Europea desvelará este miércoles el plan de recuperación económica de la UE para los próximos años, que estará basado en la emisión de bonos europeos para su financiación y será canalizado a los gobiernos europeos mediante transferencias directas y préstamos bajo el compromiso de adoptar reformas en línea con las prioridades comunitarias.
Con este paso, Bruselas abrirá la puerta a las negociaciones entre los Estados miembros y el Parlamento Europeo para cerrar en los próximos meses un acuerdo sobre este fondo de reconstrucción y sobre el presupuesto de la UE para el periodo 2021-2027, al que estará vinculado.
La jefa del Ejecutivo comunitario, Ursula von der Leyen, intervendrá en un pleno extraordinario del Parlamento Europeo a las 13.30 horas para trasladar a los eurodiputados los detalles de las dos propuestas y después comparecerá ante la prensa sobre el mismo asunto.
Aunque se desconocen los detalles del plan, la Comisión planteará a los países que el fondo esté financiado por la emisión de bonos europeos por parte de la Comisión Europea, aunque está descartado que carezcan de vencimiento, como propuso el Gobierno español con el concepto de deuda perpetua.
A falta de confirmar las cifras, el representante del Ejecutivo comunitario en Austria, Martin Selmayr, ha avanzado el declaraciones a la prensa de dicho país que la Comisión propondrá emitir deuda por valor de 500.000 millones durante dos años. El portavoz principal del Ejecutivo comunitario, Eric Mamer, sin embargo, ha hecho una llamada a la prudencia en una rueda de prensa en la que no ha querido ni confirmar ni desmentir estas afirmaciones.
Transferencias y préstamos
El plan de Von der Leyen recogerá que aproximadamente el 80% del dinero captado en los mercados sea transferido a los Estados miembros a través de una herramienta llamada Facilidad para la Resiliencia y la Reconstrucción (RRF) y de una dotación adicional a la Política de Cohesión que se distribuirá entre los socios europeos con una clave de reparto distinta a la tradicional y relacionada con el impacto de la pandemia.
El dinero disponible para los países a través del primero de estos dos instrumentos, sin embargo, estará vinculado al llamado Semestre Europeo y será desembolsado bajo el compromiso de los países de cumplir con las recomendaciones económicas de Bruselas y potenciar sus transiciones digital y ecológica.
La segunda columna del plan de recuperación aglutinará entorno al 15% del plan y centrará su atención en el sector privado. Estará formado por el antiguo 'plan Juncker', una herramienta de inversiones estratégicas en industrias clave en las que la UE es muy dependiente del exterior, y un instrumento para incentivar las inversiones en compañías afectadas por la pandemia con garantías europeas a través del Banco Europeo de Inversiones (BEI).
Por último, el tercer pilar del fondo de recuperación incluirá un nuevo programa europeo centrado en el sector sanitario, el programa de investigación Horizonte o la reserva de equipos médicos recientemente creada 'rescUE'.
División norte-sur
El borrador de la Comisión Europea llegará tras semanas de declaraciones, comentarios, propuestas y documentos cruzados entre los Estados miembros y sus líderes que han evidenciado que todavía existe una profunda división entre el sur y el norte del bloque en relación al diseño del plan de relanzamiento económico tras la pandemia.
En un intento para marcar el ritmo, la canciller alemana, Angela Merkel, y el presidente francés, Emmanuel Macron, se adelantaron a la propuesta de Von der Leyen y en un documento conjunto abogaron por un fondo de 500.000 millones de euros financiado por la emisión de deuda por parte del Ejecutivo comunitario
Según el planteamiento franco-alemán, el dinero recaudado en los mercados se traspasaría a los Estados miembros únicamente a través de transferencias directas, pero estaría vinculado al compromiso de los gobiernos de seguir adoptando reformas estructurales.
El documento de París y Berlín fue aplaudido por países del sur del bloque como España, Italia o Portugal, pero fue criticado por el otro frente en las negociaciones, liderado por Países Bajos con el apoyo de Austria, Dinamarca y Suecia.
Los autodenominados 'cuatro frugales' pusieron el contrapunto a la propuesta de Francia y Alemania en otro texto conjunto en el que rechazaban cualquier iniciativa que suponga la mutualización de deuda y abogaban por canalizar el dinero a través de préstamos a devolver.
Con las propuestas del Ejecutivo comunitario se abre el periodo de negociaciones para lograr un acuerdo sobre el conjunto que debe alcanzarse por unanimidad y después ser aprobado también por el Parlamento Europeo.
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