¿Para que acudió este miércoles el presidente Rajoy con siete ministros económicos a reunirse con toda la plana mayor de la Comisión Europea? Pese a que el organismo que preside Barroso ya ha elaborado su documento de recomendaciones para la economía española, éstas aún deben ser respaldadas por los líderes europeos en el Consejo del 27 de junio y, entonces sí, ser fijadas como objetivos inamovibles.
A pesar de que el Gobierno español se muestra encantado de haber obtenido dos años más para corregir la desviación presupuestaria, a cambio tendrá que aplicar con el mayor celo el calendario de reformas impuesto por Bruselas. Y la Comisión se encargará de revisarlo en conjunción con el FMI y el BCE punto por punto. Sin embargo, el Ejecutivo de Rajoy todavía dispone de un poco de margen para explicar, renegociar, mercadear y, en último extremo, suavizar algo las medidas exigidas de cara al próximo Consejo Europeo del 27 de junio.
El Ejecutivo ya logró en su momento, por ejemplo, que no se acelerase la entrada en vigor de los 67 años como edad de jubilación. Entonces el Ministerio de Empleo explicó a la troika que el verdadero ahorro residía en acercar la edad real a la legal de jubilación. Y así se hizo. Otro tanto ha sucedido con las Comunidades Autónomas, las cuales supusieron una fuente constante de quejas de los europeos hasta que se diseñó el Fondo de Liquidez Autonómico, el instrumento que más ha contribuido a controlar el gasto autonómico.
Impuestos, pensiones y empleo
Así, el Gobierno ya ha reconocido que puede mover algunos productos de unos tipos del IVA a otros, protegiendo especialmente al turismo. Pero también intentará que sean los menos posibles, sobre todo al enmarcarlo en una revisión de todo el sistema tributario que le permitirá el intercambio de cromos en 2014. Esto es, subir Sociedades y los tributos verdes, restar deducciones o dar más margen con los impuestos a las Administraciones Territoriales para que no dependan tanto de los ingresos fruto del ladrillo. Aunque se antoje francamente difícil, algunos miembros del Gobierno insinúan que se puede rebajar el IRPF de cara a las elecciones.
Pese a que la reforma de las pensiones estará lista y aprobada antes de finales de año, el Ejecutivo también intenta que se posponga la aplicación inmediata del factor de sostenibilidad de las pensiones, de modo que no se ponga realmente en marcha hasta después de los comicios de 2015.
Y respecto a la reforma laboral, otro punto en el que la Comisión aprieta, el Gabinete de Rajoy defiende que ha logrado rebajar los salarios y que, escudándose en los recientes datos de empleo, creará puestos de trabajo en cuanto mejore la coyuntura.
Además, el Gobierno pidió apoyo a la Comisión para el corredor mediterráneo, las interconexiones eléctricas, las políticas agrarias y pesqueras o los acuerdos comerciales con Latinoamérica.
Políticas de estímulo
La otra pata de la visita a Bruselas consiste en preparar el camino para que durante el Consejo Europeo se den importantes avances en los tres asuntos que interesan a España: el establecimiento de más fondos europeos para combatir el desempleo juvenil, la articulación de vías de financiación para las pymes y la unión bancaria.
Junto al resto de países del sur, España peleará porque se destinen más recursos a la lucha contra el paro juvenil, y para que se apalanque al Banco Europeo de Inversiones de forma que pueda dar crédito en masa a los sectores más productivos. En este capítulo, el presidente de la Comisión, Barroso, y el del Consejo, Van Rompuy, desempeñan un papel destacado, pues son los encargados de dialogar con los mandatarios y confeccionar una propuesta que luego sirva de debate.
En cuanto al BCE, éste planeaba dar facilidades para que fluya la financiación a la economía real. Se barajaba que aceptase préstamos a pymes como garantías para conceder liquidez a los bancos. Incluso un informe del banco emisor ha puesto de manifiesto que las pequeñas y medianas empresas españolas se financian de media al 5% mientras que las alemanas lo hacen al 3%.
Sin embargo, el Bundesbank se ha impuesto y antes exige que una vez más se compruebe la solvencia de los bancos. La conclusión de los germanos es que si no hay crédito es porque las entidades no están bien y, por ello, han forzado un nuevo examen a los bancos antes de que se cierre 2014.
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