Bruselas no se cansa de decirlo. Lleva años enviando el mismo mensaje a las autoridades españolas: Hay que subir el IVA. Lo ha vuelto a hacer en el informe anual sobre desequilibrios macroeconómicos sobre España, donde ha incluido una simulación en la que calcula que se podrían recaudar hasta 15.000 millones más si se eliminan los tipos reducidos de este impuesto.
Y es que, según Bruselas, España tiene una de las mayores brechas políticas en materia de IVA y debería ponerle fin. Para conseguirlo, la Comisión planea cuatro escenarios diferentes de reforma, en función de la ambición que se pretenda. Antes de explicar estos escenarios, recordemos que España tiene actualmente tres tipos diferentes de IVA: el general, situado en el 21%, el reducido (10%) y el superreducido (4%).
El IVA general se aplica por defecto a todos los productos y servicios. Grava, por ejemplo, los electrodomésticos, la ropa, el calzado, el tabaco, el bricolaje o los servicios de fontanería. Desde 2012 afecta también a peluquerías, gimnasios y a la hostelería. Y también están en este grupo los productos sanitarios, bienes intermedios, equipos médicos e instrumental sanitario.
El IVA reducido se aplica a una lista bastante amplia de productos y servicios. Por ejemplo, a casi todos los alimentos, el transporte de viajeros, los restaurantes, las plantas hortícolas, las plantas aromáticas utilizadas como condimento y servicios como el que ofrecen los dentistas. Para acceder a estos productos y servicios, los españoles tenemos que pagar un impuesto del 10%.
Y el IVA superreducido grava los productos que se consideran de primerísima necesidad, como la fruta, la leche, el pan, los huevos, las legumbres y otros muchos alimentos. También se benefician de este tipo de IVA los libros, los periódicos, los medicamentos de uso humano, sillas de ruedas para minusválidos, las prótesis y Viviendas de Protección Oficial, entre otras cosas.
España es uno de los países que menos recauda por IVA en la UE
Pero lo cierto es que España es uno de los países que menos recauda por IVA en toda Europa. Y que solo tres países más tienen dos tipos reducidos en el impuesto. Lo normal es que tengan solo uno. Las cifras de Eurostat de 2015 sitúan los ingresos españoles por IVA en ell 6,5% del PIB, una cifra que queda por debajo de la media de la UE 28 (7%) y lejos de países como Coracia (13%), Hungría (9,7%) y Dinamarca (9,6%). Solo Italia (6,2%) e Irlanda (4,7%) recaudaron menos que España.
Bruselas planea cuatro escenarios diferentes de reformas para recaudar entre 2.000 y 15.000 millones a través de este impuesto
Por eso Bruselas pide cambios y ofrece al Gobierno cuatro posibilidades. En el primer escenario, el tipo general y el reducido se quedarían tal y como están. Solo el superreducido aumentaría hasta el 10%, de forma que España se quedaría con solo dos tipos de IVA. Este cambio aportaría a las arcas españolas unos 2.000 millones extra, y afectaría a los productos y servicios de primerísima necesidad, como la fruta, leche o las legumbres, entre otras cosas.
El segundo escenario es un poco más ambicioso y eleva el tipo superreducido al 8% y el reducido al 14%. El general se mantendría en el 21%. En este caso, Bruselas busca limitar el impacto de una fuerte subida de los productos de primera necesidad y divide el incremento fiscal entre los dos tipos reducidos. Aplicar este cambio en España aportaría unos 5.000 millones.
Cumplir el déficit
El tercer escenario, curiosamente, elevaría la recaudación algo menos, unos 4.000 millones. Consistiría en elevar los dos tipos reducidos al 12%. Y el general, una vez más, se quedaría donde está. Los retoques que se plantean en los escenarios dos y tres permitirían a España cumplir el objetivo de déficit en 2017. Esto es importante porque, según la Comisión, las metas fiscales no se cumplirán ni este año ni el próximo si no se toman medidas.
El cuarto escenario, el más agresivo de todos, va mucho más allá y fija un único tipo de IVA del 21% para todos los productos y servicios. Esta sí sería una reforma muy ambiciosa y poco probable en España en estos momentos, pero lo cierto es que aportaría unos 15.000 millones al año, lo que permitiría al país salir mucho antes de lo previsto del procedimiento de déficit excesivo.
Lo que está claro es que cualquier cambio mejoraría la situación fiscal del país en estos momentos. El ministro de Economía y Competitividad, Luis de Guindos, ha reconocido esta semana que España puede incumplir el ya objetivo de déficit en 2016 y todo apunta a que el Gobierno de Mariano Rajoy no se será capaz de llegar a lo pactado ningún año de esta legislatura.
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