Economía

Caixabank dispara su mora inmobiliaria al 86% con la creación de su banco malo

La entidad catalana reorganiza su cartera de ladrillo, creando una división específica para gestionar el crédito promotor tóxico. A cierre de marzo, esta nueva sección ha perdido 557 millones. La reorganización ha elevado la morosidad inmobiliaria en un 26%.

  • Isidro Fainé y Gonzalo Gortázar.

El empacho de ladrillo tóxico llegó a acercarse a los 30.000 millones. Un exceso que Caixabank ha adelgazado hasta los 21.595 millones a cierre de marzo, tras la integración de Barclays. La digestión, sin embargo, seguirá siendo lenta. La entidad prevé que el saldo inmobiliario dudoso generado durante el boom inmobiliario no quedará totalmente anulado hasta un plazo de seis años si se mantienen los ritmos actuales de ventas de activos. Por este motivo, ha decidido reorganizar su cartera de créditos inmobiliarios con la creación de su propio banco malo, donde la entidad catalana ha decidido aparcar los préstamos promotores de peor calidad. De hecho, la morosidad de esta división alcanza en marzo el 86,3% de un saldo de 8.043 millones de crédito promotor, que cuenta con una cobertura del 55% (3.851 millones), según datos de la propia entidad. A cierre de 2014, la mora inmobiliaria era del 59,6%.

El tamaño de este banco malo, que la entidad define como actividad inmobiliaria non-core, alcanza los 16.547 millones brutos, con la suma de los adjudicados 6.998 millones, los activos en alquiler (2.833 millones) y otros activos y participaciones de naturaleza inmobiliaria (2.524 millones). A cierre del primer trimestre, los resultados de esta división registró unas pérdidas de 557 millones, lo que supone, en solo tres meses, un 48,5% de los 1.148 millones en minusvalías que firmó el mundo inmobiliario de Caixabank en todo 2014.

Caixabank ha decidido reorganizar el perímetro inmobiliario, como explicó su consejero delegado Gonzalo Gortázar, durante la presentación de resultados del primer trimestre, para gestionar de forma más especializada el ladrillo tóxico. Así, desde el primer trimestre de 2015, se ha redefinido el modelo de gestión de estos créditos, configurando un equipo y centros formados por gestores especializados en aquellos créditos inmobiliarios, incluidos en esta actividad, que requieren un seguimiento y gestión diferenciada.

Las provisiones para toda la cartera alcanzan los 11.723 millones, lo que supone un nivel de cobertura del 54%

El incremento exponencial de la mora inmobiliaria se produce por este cambio de perímetro, en el que los créditos promotores sanos (5.056 millones) se han dirigido hacia el saldo crediticio total de la entidad. En este movimiento, Caixabank también ha trasladado sus correspondientes provisiones, dado que las tasas de cobertura antes y después de la reorganización se mantienen estables (55%, en marzo de 2013 frente al 56% de cierre del pasado año).

 Este traslación de parte de las dotaciones, además del traspaso a fallidos de grandes acreedores, según explican en la entidad, ha permitido a la entidad catalana mantener su ratio de morosidad total por debajo del doble dígito en este primer trimestre, hasta el 9,7%, con la incorporación de Barclays, el mismo dato que firmó Caixabank a cierre del pasado año, frente a la media del sector del 12,5%. Las provisiones para toda la cartera alcanzan los 11.723 millones, lo que supone un nivel de cobertura del 54%.

Las pérdidas en el mundo inmobiliario de Caixabank se mantendrán en los dos próximos ejercicios, según explicó Gortázar en la presentación de los resultados anuales del grupo. El mayor impacto en el balance se producirá en 2017 cuando este ladrillo moroso se transforme en activos adjudicados. "La media de venta de los adjudicados es de 4 años", explicó entonces Gortázar.

Estas pérdidas del ladrillo se han compensado, sin embargo, con la actividad del negocio puramente bancario que asciende a los 813 millones. Una cifra alimentada no sólo por la mejora de los márgenes de intereses (14,6%) y comisiones (12%), por el crecimiento de la comercialización de fondos de inversión y pensiones, sino también muy distorsionada por la integración de Barclays, que ha producido un fondo de comercio negativo de 602 millones, un apunte contable que genera unos beneficios fiscales de 164 millones. De esta manera, los beneficios se elevan hasta los 375 millones, un 99% más que hace un año. Antes de impuestos, sin el cómputo de este efecto fiscal producido por la compra de Barclays, las ganancias ascienden a 211 millones, un 19,1% más.

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