La caída del Banco Popular y la desaparición de Bankia por su fusión con Caixabank se han llevado por delante el empleo de 13.750 trabajadores. Las dos mayores operaciones bancarias de este país se han saldado con un importante recorte de la fuerza laboral del sector financiero.
El mayor de ello es el que ha realizado el Banco Santander, en tres ERE, con la salida de 7.300 empleados y le sigue de cerca Caixabank, que ha firmado este jueves un ERE para 6.452 empleados.
Este drástico recorte de plantilla se hace en un contexto en el que los bancos, asfixiados por los tipos de interés negativos, necesitan reducir costes para mejorar su rentabilidad, que sigue siendo una de las más bajas de Europa.
Estas semanas, Caixabank ha sido duramente criticada por cómo estaba llevando las negociaciones con los sindicatos, puesto que la entidad se negaba a que el 100% de las salidas se hicieran de manera voluntaria. A esto se le sumó la interferencia política por parte de diferentes ministros, que no veían con buenos ojos este ajuste de personal a la vez que la cúpula cobraba sueldos millonarios.
Es por este motivo por el que el Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria (FROB) votó en contra de la remuneración de los directivos de Caixabank en la Junta General de Accionistas, tal y como adelantó Vozpópuli.
La cruzada del Gobierno contra la banca comenzó un día después de que Caixabank anunciara a los sindicato el ERE. Nadia Calviño cargó duramente contra este ajuste y calificó de "inaceptable los altos sueldos y bonus pagados a directivos de las entidades".
No sólo Caixabank, también Santander
El Banco Santander no ha tenido que pasar por este escrutinio público, pues la entidad que preside Ana Botín ha separado en el periodo de dos años los tres Expediente de Regulación de Empleo que ha hecho tras absorber al Banco Popular.
El primero de ellos fue el más leve, con la salida de sólo 1.100 personas. En 2018 llegó el segundo, con el despido de 3.223 trabajadores y el último, del pasado año, en el que se incluyó a 3.572 más. En total son unos 7.300 empleados, que suponen casi toda la plantilla que tenía el Banco Popular a cierre de 2017 (9.000).
El último ERE de Santander fue muy polémico pues días antes de conocerse la cifra, la presidenta del banco pidió "proteger a las empresas y los puestos de trabajo". Lo que supone una contradicción a todas luces.