En la antesala del encuentro informal de ministros del Ecofin, donde se va a producir el primer debate sobre la elección del presidente del Banco Europeo de Inversiones (BEI), los Estados miembros analizan con lupa el currículum de los cinco candidatos. Y entre ellos está el de la vicepresidenta primera y ministra de Asuntos Económicos, Nadia Calviño, que ha irrumpido en la liza tarde.
La reunión tendrá lugar en Santiago de Compostela el 16 y 17 de septiembre y arranca con las suspicacias alemanas de fondo en torno a la candidatura española. Como informó Vozpópuli, en Berlín genera dudas el hecho de que Calviño sea designada por un presidente en funciones; y muy especialmente por su polémico intento de colocar a su marido, Ignacio Manrique de Lara, en Patrimonio Nacional, una institución pública que preside, precisamente, su ex número dos.
El marido de Calviño renunció finalmente al puesto, creado inicialmente ad hoc. Sin embargo, la vicepresidenta primera tiene ahora mismo a otros familiares trabajando en puestos sobre los que ella misma tiene influencia. Es el caso de su hijo, Daniel Manrique de Lara, que trabaja en el Banco Europeo de Reconstrucción y Desarrollo (BERD), según ha podido confirmar Vozpópuli.
Con sede en Londres, es el principal banco multilateral para el desarrollo de proyectos de inversión en los países de Europa Central y del Este, en Asia Central, Mongolia y en la región del Mediterráneo sur y oriental. Tiene una cartera cercana a los 70.000 millones de euros y se fundó en 1991 para facilitar la transición de los Países de Europa del Este -ahora con especial apoyo a Ucrania-.
Desde entonces, ha ido ampliando objetivos. Recientemente, la transición a la economía verde se ha convertido en una medida clave de la actuación del banco. Y es en esta área donde trabaja el hijo de Calviño, concretamente, en Sustainable Infraestructure & Energy/Impact. Fue contratado por el BERD en noviembre de 2021. Es decir, cuatro meses después de acabar sus estudios universitarios de cuatro años de una licenciatura en Filosofía, Política y Economía en la Universidad de Southampton. Se trata de su primer puesto de trabajo, según informa en su perfil de LinkedIn.
Manrique de Lara acaba de finalizar un Master en la London School of Economics de un año, que inició cuando llevaba 10 meses trabajando en el BERD. Ya figura entre los miembros del banco que han colaborado en la redacción de un informe oficial sobre Moldavia.
Calviño fue designada presidenta rotatoria de la Junta de Gobernadores del BERD entre mayo de 2019 y mayo de 2020. Y ahora mismo ostenta el cargo de gobernadora del banco. Paralelamente, su número dos, el secretario de Estado de Economía, Gonzalo García Andrés, es gobernador alterno. España es uno de los principales accionistas de la institución, con un capital suscrito de 1.020 millones de euros.
Vozpópuli ha preguntado al BERD por los términos del contrato y el proceso de contratación de Manrique de Lara y no ha obtenido respuesta. En el Ministerio de Asuntos Económicos se remiten al BERD.
En agosto de 2021, tres meses antes de que fuera contratado el hijo de Calviño, Carlos San Basilio, secretario general del Tesoro y Financiación Internacional en el Ministerio de Asuntos Económicos, fichó por el BERD como director Ejecutivo de Estrategia Corporativa. Precisamente, el pasado 6 de septiembre Elena Aparici, directora General de Política Económica, ha dejado el Ministerio para incorporarse al BERD como directora Ejecutiva, lo que ya anunció en abril.
Una hija en la Comisión
En febrero de 2022, Alina Manrique de Lara fue contratada por la Comisión Europea como Policy Officer. Trabaja en Taxation & Custums Union, que dirige Thomas Gerassimos, jefe de Gabinete de Joaquín Almunia entre 2005 y 2009, que depende del comisario de Economía, el socialdemócrata Paolo Gentiloni. Calviño pidió una excedencia de la Comisión Europea en junio de 2018 para incorporarse al Gobierno de Pedro Sánchez.
Su hija estudió como su hermano en una universidad inglesa, la University College de Londres, en su caso, una licenciatura en Geografía, entre 2015 y 2018, y cursó también un Master en la London School of Economics entre 2018 y 2019. Fue becaria en European Affairs en Iberdrola entre 2019 y 2020 y Junior Research Assistant en la OCDE entre 2020 y 2021.
Entre 2021 y 2022, trabajó para el Partido de los Socialistas Europeos (PES), como asistente en el Consejo de Empleo, Política Social, Sanidad y Consumidores (EPSCO), que reúne a los ministros encargados de empleo, asuntos sociales, sanidad y protección de los consumidores de todos los Estados miembros.
Traje a medida de su marido
El pasado diciembre estalló el escándalo sobre el marido de Calviño, cuando El Mundo avanzó que Patrimonio Nacional le había designado coordinador de Estrategia Comercial y de Márketing, un puesto de alta dirección de nueva creación.
En pleno puente de la Constitución, la empresa pública que preside Ana de la Cueva, ex número dos de Calviño, colgó en su web que había finalizado el proceso de selección para la plaza en cuestión, y que el elegido era Ignacio Manrique de Lara, cuya concurrencia no era pública.
Vozpópuli desveló que la convocatoria y el puesto eran un auténtico traje a medida. Los méritos que demandaban calcaban el currículum del marido de Calviño. Las bases que exigía la empresa pública replicaban las habilidades que Manrique de Lara se atribuye. El puesto para el que se le había designado es lo suficientemente amplio para que las aptitudes que Manrique de Lara pudieran acercarse a los requisitos que pide Patrimonio Nacional, pero llamaba la atención cómo la convocatoria seguía los puntos de su currículum con frases y conceptos similares o idénticos.
El puesto vio la luz en el portal de empleo público de Patrimonio Nacional el 21 de septiembre, pero, a diferencia del resto de procesos de contratación que podían consultarse en el mismo periodo, no se proporcionó ningún detalle sobre los candidatos, los pasos que se seguían ni sobre sus calificaciones.
Los abogados del Estado a los que ha consultado Vozpópuli se inclinaban por que se había seguido un proceso que en principio no planteaba ilegalidad desde el punto de vista administrativo, pero que podía cuestionarse desde el punto de vista ético y estético. Se trataba de un puesto de alta dirección con un sueldo bruto de más de 84.000 euros, a un año de las elecciones generales, para el marido de la vicepresidenta primera del Gobierno, y en una empresa pública que dirige su ex número dos. Y apuntaban precisamente al traje a medida como el asunto a alegar en un recurso.
No hubo necesidad. Horas antes de Nochebuena, Manrique de Lara renunció al puesto.
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