El optimismo de los empresarios españoles decae conforme aumentan los riesgos. Y el político es uno de ellos. "El ánimo va mermando", ha admitido este martes el presidente de la Cámara de Comercio de España, José Luis Bonet. El empresario catalán ha reconocido que la percepción sobre la situación económica este año ha mejorado en función de lo previsto. Pero el panorama se oscurece de cara al próximo año, cuando ni siquiera se conoce la identidad del Gobierno que debe afianzar la recuperación económica.
El clima político sigue generando demasiada inquietud entre quienes invierten su propio dinero, o el de sus accionistas. A la ausencia de un Gobierno firme, se suma ahora las turbulencias que han desatado las negociaciones para amnistiar a un prófugo de la Justicia, Carles Puigdemont.
"Hay una línea roja que no se puede pasar de ninguna manera: el marco constitucional. La democracia, la monarquía parlamentaria, el estado de derecho, el estado de las autonomías deben ser principios sagrados", ha señalado el presidente de la Cámara de Comercio. Bonet, quien lideró durante 15 años Freixenet, se ha posicionado claramente contra la amnistía al líder independentista. Y ha alertado de las consecuencias que esa inseguridad jurídica puede acarrar: "Las empresas no van a volver a Cataluña". Al menos, hasta que las aguas vuelvan a su cauce. "Ya está bien", se ha quejado el presidente de la Cámara, antes de recordar: "El Procés no es lo que ha planteado la mayoría de los catalanes".
Frente a la amnistía, consenso político
"Lo que necesitamos es consenso político y un gran acuerdo entre los dos grandes partidos para sacar adelante las reformas necesarias. Pero no lo va a haber, así que tendremos que seguir navegando con ese 'sucedáneo' que es la colaboración público privada", ha lamentado el presidente de la Cámara de Comercio.
El análisis de Bonet parte de un amplio estudio sobre Clima Empresarial elaborado por la Cámara de Comercio y Sigmados. Siete de cada diez empresas afirma que está cumpliendo o mejorando sus expectativas este año. Sin embargo, de cara a 2024 se iguala el porcentaje de empresarios optimistas y pesimistas. Hay un dato preocupante: el 44,3% de los encuestados cree que la economía empeorará. Además, "esperan un comportamiento negativo sobre los costes laborales, los precios de consumo y las condiciones de acceso a la financiación".
Bonet es muy claro: "la presión fiscal nos asfixia. Por eso ha instado al nuevo presidente que se instale en La Moncloa a "robustecer el ánimo de los empresarios". "Hay que ayudar, no desanimar. El próximo gobierno que tengamos tiene que hacer una política donde las empresas estén en el centro. De ello va a depender la situación económica del país".
Factores de riesgo
El estudio de la Cámara y Sigmados da fe de los temores: el 35,9% de los encuestados considera la situación política como un riesgo para la economía. Sólo hay dos factores que superan ligeramente este porcentaje: la persistencia de la inflación (38,1%) y los tipos de interés (37%).
"La incertidumbre política y la guerra en Israel" con identificadas claramente por el presidente de la Cámara como "riesgos". La encuesta permite hacerse una idea de las preocupaciones que acumulan los empresarios españoles. En el presente se alinean "la subida del coste de los suministros, seguida del incremento de los costes laborales", más "la elevada presión fiscal y la escasez de mano de obra". De cara al futuro, las empresas temen la inflación y la caída de la demanda".
El estudio también refleja un hecho preocupante. El 56,5% de las empresas conoce los fondos. El porcentaje ha crecido dos puntos en un año, pero no sirve para compensar otra cifra dramática: el 43,5% de los empresarios desconoce, a estas alturas, que tiene a su disposición los fondos europeos (casi 140.000 millones entre subvenciones y préstamos ventajosos). "Cada vez son más conocidos, pero la mayoría de los empresarios sigue sin considerar los fondos una solución para sus problemas", ha lamentado Bonet.
Los empresarios españoles suman demasiados motivos para ver el futuro con preocupación. El terreno de juego lleva demasiado tiempo embarrado, con los tipos de interés rozando su techo histórico y una inflación difícil de embridar. A ambos factores, provocados por el conflicto en Ucrania, se suma ahora la incertidumbre que emana de la guerra en Israel.
"Si antes había un problema con los precios del petróleo ahora se ha acrecentado a raíz de la guerra. Ojalá y no vaya a más, pero puede suceder", ha advertido Bonet. Por eso es importante "ayudar a mantener el ánimo de los empresarios".
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