Economía

Cándido Méndez se da por amortizado y busca una sucesión ordenada dentro de UGT

Incapaz de frenar el escándalo que sacude al sindicato en Andalucía, Cándido Méndez teme nuevos terremotos en otras organizaciones regionales, particularmente en las que han adelgazado sus plantillas. El secretario general de UGT ha trasladado a personas de su confianza que está pensando en tirar la toalla en cuando pueda encauzar un proceso de sucesión ordenado.

El epicentro de los escándalos que sacuden al sindicato está en Andalucía, con el caso de los ERE que instruye la juez Mercedes Alaya, pero pronto puede haber réplicas en otras comunidades autónomas, sobre todo en aquellas donde en los últimos meses UGT se ha visto obligada a despedir a parte de su plantilla como consecuencia de la asfixia económica que sufre. En el ojo del huracán están la comunidad valenciana, Castilla La Mancha, Aragón, Madrid y Navarra, entre otras, allí donde los exempleados del sindicato han podido coger papeles comprometedores, como pasó en Andalucía.

Cada organización regional de UGT tiene autonomía financiera, lo que impide a Cándido Méndez garantizar que no se hayan producido más irregularidades

Fuentes de UGT señalan que cada organización tiene autonomía para gestionar sus cuentas, cosa que complica a la actual ejecutiva que dirige Cándido Méndez disponer de un balance de situación y le impide descartar que vayan a salir a la luz nuevas irregularidades contables de calado. Cada vez que ha surgido una novedad de grueso calibre, todas las miradas se han vuelto hacia el secretario general, sobre todo después de la dimisión reciente del máximo responsable del sindicato en Andalucía, Francisco Fernández Sevilla, y de toda la ejecutiva de Cádiz. Méndez se ha quedado sin escudos protectores.

Personas que han tenido ocasión de abordar con él este problema, ven al líder de UGT desmoralizado por el desprestigio en el que ha caído el sindicato a tan solo ocho meses de su reelección como secretario general. Sus relaciones con el PSOE se mantienen intactas y su interlocución con el Gobierno sigue siendo óptima, según reconocen en el PP, pero él no se siente capaz de aguantar durante mucho tiempo el tirón y ya ha trasladado a sus colaboradores más inmediatos que está pensando en tirar la toalla cuando pueda encauzar un proceso de sucesión ordenado.

Méndez está desmoralizado por el desprestigio en el que ha caído el sindicato a tan solo ocho meses de su reelección como secretario general

Ésta no es una tarea fácil ya que la convulsión interna en UGT ha convertido la central en una olla a presión y hará complicado alejar el posible relevo de las presiones a las que abocaría el conocimiento de nuevas irregularidades. Esto es, precisamente, lo que pretende evitar Méndez, según fuentes del sindicato, que su salida se vea forzada por otro escándalo que haga inviable su continuidad en un cargo que ocupa desde hace casi veinte años y fuerce un congreso extraordinario urgente fuera del control de la actual dirección. Si no fuera así y Méndez pudiera encauzar una sucesión ordenada, sería Toni Ferrer, actual responsable de Acción Sindical, el que reúne más papeletas para hacerse con la secretaría general.

En el Gobierno no se ve a los sindicatos con capacidad como para convocar una huelga general en protesta por la reforma de las pensiones

En la desmoralización de Cándido Méndez, cuya honradez no ponen en cuestión ni dentro del sindicato ni tampoco en el Gobierno, ha influido también la distancia que ha tomado Comisiones Obreras, empezando por su máximo dirigente, José Ignacio Fernández Toxo. Algunos ministros han tenido ocasión de apreciar de cerca esta falta de solidaridad de Toxo con Méndez y el detalle tampoco ha pasado desapercibido en la dirección del PSOE. La conclusión que todos extraen de ello es que la dirección de Comisiones no quiere verse salpicada por la crisis interna de UGT y no solo por razones de índole personal. En la central de Toxo se opina que si los dos sindicatos se vieran arrastrados por la desafección ciudadana, quedaría neutralizada de antemano toda capacidad de contestación a la política económica del Ejecutivo, como pronto se demostrará, aseguran fuentes gubernamentales, cuando se apruebe la nueva reforma de las pensiones, sobre la que hasta hace poco gravitaba la sombra de una nueva huelga general, la tercera de la etapa Rajoy.

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