Comienzan a asumirlo, a su pesar, hasta en Génova 13. "La campaña de las generales no podrá girar en torno al desastre económico". Lo comenta un ex ministro que ha participado, precisamente, en muchas campañas. "Feijóo no podrá usar la bala del catastrofismo contra Sánchez. Queda muchísimo partido por jugar".
El presidente del Gobierno no sólo es un superviviente de la política: también es un político con suerte. "Es ese baloncestista capaz de meter un triple decisivo en el último segundo", le describe un veterano socialista. Pese a los graves problemas de la economía española, los astros se han alineado en su favor. Pedro Sánchez podrá exprimir en campaña un puñado de indicadores, suficientes para evitar que Alberto Núñez Feijóo use la economía como gran arma arrojadiza.
Hasta hace apenas seis meses, el panorama era tan tétrico que el PP tenía en bandeja ganar las elecciones apelando sólo al hundimiento económico. En octubre de 2022, España corría serio riesgo de entrar en recesión técnica en la presente primavera, justo antes de los comicios autonómicos y municipales. Lo pronosticaba la Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal (AIReF) y estaban de acuerdo servicios de estudios como BBVA Research. Esa posibilidad, consecuencia de dos trimestres seguidos de crecimiento negativo, conllevaba otras dos amenazas implícitas: el más que probable aumento del paro y de la conflictividad social.
La realidad de este domingo 2 de abril es la de un país que ni ha entrado en recesión ni ha destruido empleo como se temía. El PIB creció un 0,2% en el último trimestre de 2022 y el Banco de España prevé un aumento del 0,3% en el primero de este año. La economía sufre daños enquistados, como el gasto público galopante, las asfixia de muchas empresas y el drama del sistema de pensiones, que no solventará la reforma de José Luis Escrivá. Sin embargo, el Gobierno tendrá a su disposición una imagen poderosa (la de las terrazas y playas llenas desde Semana Santa hasta el fin del verano) y varios indicadores que mejorarán -salvo sorpresas- según se acerquen las generales.
Adiós al indicador de la vergüenza
Si hay un dato económico que causaba sonrojo era el último puesto de España en la carrera de la recuperación. Todos los países de la Eurozona han ido alcanzando el nivel de PIB prepandemia, menos el nuestro. La oposición, con Feijóo a la cabeza, se lo ha echado en cara a Sánchez una y otra vez.
La economía española alcanzará ese hito cuando mejor le viene a Sánchez: en el segundo semestre del año, coincidiendo con la presidencia de la UE y los comicios generales. La estimación no la hace Moncloa sino el propio Banco de España. "A partir de la primavera, se espera que la actividad económica presente un grado de dinamismo creciente, si bien en una coyuntura aún muy incierta", asegura en su Boletín Económico, recién publicado. "Bajo la trayectoria proyectada, el PIB español recuperará su nivel previo a la pandemia en el segundo semestre de este año", concluye.
Cambio de tendencia en la inflación
La variable económica que más daño ha hecho a los hogares esta legislatura es la inflación. La crisis de precios atizó primero por la vía de la energía y, más tarde, a través de los alimentos. Desde hace meses, el foco está en la inflación subyacente, que ha seguido subiendo mientras remitía el índice general. Sin embargo, el Instituto de Estudios Económicos (IEE) o Equipo Económico (Ee), entre otros, coinciden ya en que el precio de los alimentos tocará techo en abril.
La inflación subyacente seguirá en niveles alarmantes, vaciando más aún los bolsillos de millones de españoles. De nada han servido las acciones del Gobierno para evitarlo. De hecho, medidas como la rebaja limitada del IVA ha beneficiado, sobre todo, quienes a más tienen. Un informe reciente de Freemarket Corporate Intelligence calcula que "los hogares de mayor renta se beneficiaron un 70% más de las medidas del IVA que los hogares con menor renta". Esade incide en la misma tesis: las familias más pobres apenas se han ahorrado un 0,15%.
Pese a todo, a partir de mayo, la vicepresidenta económica, Nadia Calviño, se concentrará en 'vender' el cambio de tendencia. Si ésta se afianza, el Gobierno obtendrá un beneficio añadido. Lo recuerda el Banco de España: "De moderarse significativamente, los bancos centrales tendrán la ocasión de frenar sus subidas de tipos, atenuando los riesgos recesivos y de crisis financiera".
Otra vez el turismo
Basta con charlar con algún alto directivo del sector turístico para comprobar lo que se avecina. "Los niveles de ocupación no han dejado de crecer pese a la inflación. Y eso que todavía queda terreno por recuperar tras la pandemia en los viajes de negocios y de congresos", admiten desde una de las multinacionales del sector.
Un estudio de la consultora Braintrust anticipa que España puede batir en 2023 un nuevo récord de visitas internacionales. Sólo un susto procedente de Ucrania puede impedir que se rompa el techo de los 83 millones de turistas de 2019. La misma consulta habla de 85 millones de visitantes, que generarán unos ingresos de 100.000 millones.
El Gobierno huele a ingresos y a actividad económica, de ahí que potencie el lado turístico del Ministerio de Industria. La elección de Héctor Gómez para sustituir a Reyes Maroto es la mejor prueba. Es un hombre muy cercano a Sánchez que, además, presidió Turespaña. En el sector turístico están entusiasmados con el relevo. No piensan lo mismo en el industrial, conscientes del 'marrón' que asume Gómez. Lo hemos contado en Vozpópuli: 4.000 millones de fondos europeos deben ser asignados de aquí a las elecciones.
La apuesta por la industria es una cuestión de largo plazo, mientras que el sector servicios siempre aporta al PIB una combustión mucho más rápida. El efecto es el mismo sobre el empleo: más camareros y menos mano de obra cualificada en las fábricas. Sánchez lo sabe, pero ni tiene tiempo ni se lo permiten las encuestas electorales.
Las huelgas, para Francia y Alemania
La tormenta sobre el mercado laboral tampoco ha acabado descargando. Es cierto que las cifras de empleo encierran demasiadas trampas. La principal es el tremendo trasvase de contratos eventuales hacia la modalidad estrella de la reforma laboral (los fijos discontinuos). Estos permiten reducir estadísticamente el número real de parados. Probablemente, en más de 600.000.
El Ministerio de Trabajo sigue sin dar el dato y, probablemente, no lo dará. Al contrario, presumirá de la capacidad de resistencia del mercado laboral. "La creación de empleo se ha acelerado a comienzos de 2023", confirma el Banco de España. Eso sí, "en un contexto de reducción de las horas trabajadas por ocupado". Este apunte viene a desvelar una 'trampa' más: aunque la estadística refleje lo contrario, el empleo no conserva tan buena salud.
Las cifras, no obstante, servirán a Sánchez para combatir cualquier acusación catastrofista. También le valen para lo más importante: mantener a raya a la calle. Las huelgas que han sufrido estos días Francia (por las pensiones) o Alemania (por los salarios públicos) no han hecho acto de presencia en España. Ni lo harán. Entre otras cosas, porque los sindicatos tienen claro con qué equipo van. Y también están convencidos que queda muchísimo partido.
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