No dan crédito en Ferraz, ni en Moncloa, ni en el sector eléctrico. Un socialista, Antonio Miguel Carmona, entrará en nómina de la eléctrica para frenar los embistes... de un gobierno socialista. La noticia reventó las redes sociales a última hora del sábado y siguió incendiándolas a lo largo del domingo. Se encargaron de echar leña al fuego las huestes de Unidas Podemos -con Pablo Iglesias y Pablo Echenique-, quienes acusaron de inmediato a Ignacio Sánchez Galán de abrir otra puerta giratoria.
El fichaje de Carmona es controvertido, pues supone incorporar a un exdirigente del PSOE a una empresa energética en el punto de mira, por su papel en la subida del precio de la luz. Sin embargo, no es una puerta giratoria. Ni Galán ni ninguno de sus lugartenientes en Iberdrola deben nada a Carmona, un político que no ha ostentado un cargo público, ni ha tomado ninguna decisión concerniente al sector eléctrico.
Antonio Miguel Carmona fue diputado en el Parlamento madrileño y concejal en el ayuntamiento de la capital. Nunca ganó unas elecciones ni tocó poder. Su rostro apenas sería conocido fuera de Madrid de no ser por su faceta de tertuliano, de analista televisivo, protagonista de rifirrafes en los platós de programas de gran audiencia, de Al Rojo Vivo a Espejo Público, pasando por Ana Rosa y La Sexta Noche.
Es esa faceta de comunicador, de 'influencer' junto a las pocas conexiones que mantiene en el PSOE, lo que ha llevado a Ignacio Sánchez Galán a aprobar un fichaje tan polémico como sorprendente. La maniobra denota preocupación y cierta ansiedad ante el bache que sufre Iberdrola en Bolsa; y nerviosismo por el daño que el 'tarifazo' eléctrico y el 'caso Villarejo' están propinando a la reputación de la empresa y a su presidente.
Iberdrola acumula una caída del 26% en lo que va de año. Los números rojos de los paneles bursátiles gustan más bien poco a los grandes fondos y entidades que se la juegan con Iberdrola, con Qatar Holding (dueña del 8,6% del capital), Blackstone (5,1%) y Norges Bank (3,5%) a la cabeza.
El 'hachazo' de la ministra Teresa Ribera, por mucho que pueda ser revertido más adelante en los tribunales, atiza a Iberdrola donde más le duele: en los ingresos que recaba en España. Pese a su faceta de multinacional, con una diversificación geográfica bien planteada, nuestro país genera aún el 36% de su beneficio, más del doble que otros mercados como Reino Unido y Brasil (17% cada uno), o Estados Unidos (15%).
La imputación de Sánchez Galán el pasado junio, por los supuestos encargos de espionaje al excomisario José Manuel Villarejo, encendió la primera alarma en la sede madrileña de la calle Tomás Redondo. Apenas un mes después, el polémico vaciado de pantanos puso en el disparadero a Iberdrola, acusada de jugar con la energía hidráulica para hacer caja en plena escalada del precio de la luz.
El directivo salmantino, piloto de la transformación de Iberdrola desde una eléctrica más a la segunda empresa del Ibex, empezó a vislumbrar la hemorragia que se avecinaba. El 13 de septiembre, en el telediario de La 1, Pedro Sánchez avanzó que frenaría la subida de la luz detrayendo los beneficios de las eléctricas; y un día más tarde, Ribera expuso su decretazo tras el Consejo de Ministros. Desde entonces, las acciones de Iberdrola se han desinflado un 16%.
La maniobra denota cierta ansiedad ante el bache que sufre Iberdrola en Bolsa; y nerviosismo por el daño que el tarifazo eléctrico y el 'caso Villarejo' está propinando a la reputación de la empresa y a su presidente
Ignacio Galán, que celebra este año su 20 aniversario como primer ejecutivo de la eléctrica (Íñigo de Oriol le nombró consejero delegado en 2001), ordenó dos movimientos defensivos. Por un lado, el judicial: los abogados del grupo trabajan ya para contrarrestar en los tribunales las medidas de Ribera. Por otro, el reputacional, cuya primera medida ha sido, precisamente, el chocante fichaje de Antonio Miguel Carmona.
El nombramiento es una "orden directa" de Galán, aseguran fuentes próximas a la cúpula directiva del grupo. "Ha pesado mucho en la decisión su condición de socialista. Habrá lío por sus posiciones públicas, pero la operación puede salir bien".
Galán se ha sentido realmente amenazado, ante la posibilidad de que su imputación y el escenario regulatorio que se avecina, le acaben empantanando el horizonte. En 2019 renovó como presidente ejecutivo por cuatro años. Así pues, su mandato discurrirá paralelo a una legislatura liderada por un presidente que 'odia' a las eléctricas.
Otra fuente cercana al propio directivo asegura que Galán se ha propuesto "reconducir las relaciones institucionales y la comunicación", precisamente, ante el escenario que se avecina. A partir de aquí, surgen dos incógnitas. La primera es por qué el presidente de Iberdrola no ha movido ficha antes, dado que la imagen de la empresa lleva meses cayendo en picado. Y la segunda tiene que ver con el candidato elegido para taponar la herida.
Este domingo, en algunos de los chats que comparten miembros influyentes del PSOE, la elección de Carmona era un auténtico 'trending topic'. "Carmona es más bien anti Sánchez y tiene una pésima reputación en el PSOE. Nadie lo entiende", confiesa un exalto cargo socialista.
La misión del economista, excandidato a la alcaldía de Madrid, consistirá en reforzar las relaciones institucionales de la eléctrica y recomponer puentes con Moncloa, aprovechando los contactos que aún le quedan en Ferraz. El problema es que Carmona se ha movido en circuitos alejados de Sánchez, más próximos a exdirigentes como José Luis Rodriguez Zapatero o Joaquín Leguina.
El político socialista afronta un reto tan grande como el roto que el Gobierno quiere hacer a las eléctricas. Cobrará un sueldo envidiable como vicepresidente a cambio de demostrar que vale más que para ser un polémico tertuliano.
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