Economía

Las carreteras europeas tendrán en 2026 puntos de recarga de alta capacidad cada 60 kilómetros

Europa ha aprobado nuevas medidas para impulsar el coche eléctrico, y tiene previsto para ello situar en su red de carreteras puntos de carga rápida al menos cada 60 kilómetros.

Europa se ha volcado al coche eléctrico renunciando incluso a su propia industria que ha liderado con sus motores de combustión, una transición que a nivel de los fabricantes se está realizando con gran rapidez y con productos sin duda ya preparados para poder cubrir las necesidades de la mayoría de usuarios. Pero el gran freno viene por parte de las infraestructuras, que siguen avanzando, pero de forma más lenta que la tecnología de los vehículos.

Consciente de ello, el pleno del Parlamento Europeo ha adoptado las nuevas reglas para ampliar la infraestructura de recarga con el despliegue de estaciones de carga de vehículos eléctricos al menos cada 60 kilómetros con una potencia de 400 kilovatios (kW) para 2026 e incrementarla a 600 kW para 2028, potencias que sí permiten cargas en tiempos muy reducidos.

Las nuevas normas tienen como objetivo descarbonizar el transporte y forman parte del plan de la Unión Europea para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero en al menos un 55% en 2030 en comparación con los niveles de 1990.

El texto adoptado por 514 votos a favor, 52 en contra y 74 abstenciones, establece también que para camiones y autobuses, las estaciones de carga deben estar disponibles cada 120 kilómetros. Estas estaciones deberían instalarse en la mitad de las principales carreteras de la UE para 2028, con una potencia de 1400 kW a 2800 kW dependiendo de la ruta.

Además, los Estados miembro deben garantizar que se desplieguen estaciones de repostaje de hidrógeno al menos cada 200 kilómetros a lo largo de la red básica de la RTE-T para 2031 y los usuarios de vehículos de combustible alternativo deben poder pagar fácilmente al recargar, con tarjetas de pago o dispositivos sin contacto y sin necesidad de una suscripción como ocurre ahora.

Los eurodiputados han pedido también a la Comisión que establezca una base de datos europea de combustibles alternativos para 2027 para proporcionar a los consumidores información sobre disponibilidad, tiempos de espera o precios en diferentes estaciones.

22.000 empleos en el sector reciclaje

Por otra parte, la Comisión Europea ha presentado también una propuesta legislativa para aumentar la circularidad de los vehículos rodados, desde el diseño a la gestión de deshechos, con objetivos como utilizar un 25% de plástico reciclado o facilitar que las piezas se puedan reciclar al final de su vida útil.

La revisión de la Directiva de Fin de Vida de los Vehículos, que tendrá que negociarse con los países a través del Consejo de la Unión Europea y con el Parlamento Europeo, aspira a generar 1.800 millones de euros de ingresos en 2035, con empleos adicionales y flujos de ingresos reforzados para la industria de la gestión de deshechos y el reciclaje.

"En los próximos años llegarán al mercado cada vez más automóviles de cero emisiones, lo que aumentará la demanda de materias primas valiosas", señaló en un comunicado el vicepresidente de la Comisión Europea para el Pacto Verde, Frans Timmermans.

Bruselas calcula que el impacto de sus medidas repercutirá en un aumento de costes de 70 euros por vehículo nuevo comercializado en 2035 y proyecta que los nuevos requisitos incentivarán la creación de 22.100 empleos en el sector del reciclaje y evitarán 12,3 millones de toneladas equivalentes de CO2 hasta 2035.

La Comisión también estima que generará un ahorro de 2.800 millones de euros en materias primas gracias al reciclaje de parte de los materiales de los seis millones de vehículos que cada año acaban su vida útil en Europa.

La propuesta, que invita a que se empiecen a fijar los objetivos entre 2025 y 2028 y alcancen su plena implementación hacia 2032, arranca con el diseño de los vehículos y se fija en particular en el plástico, ya que el sector de la automoción utiliza el 10% de todo el que se consume en la Unión Europea.

Por ahora, Bruselas quiere exigir a los fabricantes que garanticen que el 25% del plástico de cada vehículo es de origen reciclado y que una cuarta parte de este provenga a su vez de plástico empleado previamente en otros vehículos.

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