En época de crisis, presupuestos de bonanza. El Consejo de Administración del Banco Financiero y de Ahorros (BFA) estudió en noviembre de 2011, cuando aún estaba presidido por Rodrigo Rato, destinar más de 41 millones de euros al traslado de los servicios centrales de Bankia y su matriz a la que debía ser la flamante sede corporativa de la entidad: la Nueva Torre Bankia, en el número 259 del madrileño Paseo de la Castellana. En el acta de aquella reunión, incorporada al sumario abierto por el juez Fernando Andreu en la Audiencia Nacional, se señalaba que el millonario presupuesto permitiría ocupar 25 plantas del edificio. Rato insistió que su intención era que este rascacielo diseñado por Norman Foster acogiera "los servicios centrales de BFA y de Bankia".
Antes de estudiar el costoso traslado, Bankia ya se había gastado 19 millones de euros en el acondicionamiento del rascacielos
La propuesta de 'mudanza' fue defendida ante el Consejo por Julio Esparza Rico, director de Servicios de Bankia, quien aseguró que el análisis de la superficie de oficinasde la entidad tras la fusión de las siete cajas había desvelado que, sólo en Madrid, había "un exceso de 59.000 metros cuadrados entre superficie actual, ocupada y desocupada, y la necesaria para un objetivo de servicios centrales de 2.400 personas". Por ello, propuso a los miembros del Consejo 'concentrar' todo en tres únicos edificios en la Comunidad de Madrid: el edificio de la localidad de Las Rozas, en el de la calle María de Molina y la Nueva Torre del Paseo de la Castellana, adquirida a mediados de 2007 por Caja Madrid a Repsol por 815 millones de euros.
El directivo detalló entonces que los planes para este último edificio preveían dedicar tres plantas a los despachos de la alta dirección, 19 a oficinas de Bankia, una a salas de reuniones, otra a exposiciones y un auditorio, y la semiplanta a una cafetería y una sucursal bancaria. Esparza destacó que el ambicioso plan dejaba, sin embargo, un total de nueve plantas sin ocupación. El presupuestado total para realizarlo era de 41.256.000 euros, aunque los autores del p'lan reconocían que esta cifra podría variar ya que entonces aún estaban pendientes de elaborar los proyectos concretos de ejecución.
"Diseño de espacios"
Esparza recalcó que si se decidía incorporar a la superficie ocupada alguna de las plantas que quedaría vacías, el presupuesto de "adecuación" para cada una de ella sería de 735.000 euros. En su exposición, el directivo recordó que hasta aquel momento la entidad bancaria ya había gastado 19 millones de euros en trabajos de acondicionamiento para los servicios que tenía entonces operativos en el edificio. El director de Servicios de Bankia destacó que el cambio no era un capricho, sino que la "reubicación de recursos en menos centros" y el "diseño de espacios" que, en concreto, se iba a aplicar en la Nueva Torre, no sólo supondrían un "ahorro económico", sino que podría "ser catalizadores en la gestión del cambio" en el que se habían embarcado las siete cajas tras su fusión.
La propuesta que aquel día se trasladó a los miembros del Consejo de Administración de BFA también abordó en futuro a corto plazo de la que entonces era y, tras la nacionalización de la entidad sigue siendo, sede central en Madrid: la Torre KIO. "Tras analizar los escenarios posibles (alquiler, dejar vacía y vender), parece recomendable su adecuación para alquiler, puesto que, en las condiciones actuales de mercado es lo que menos impacta en la cuenta de resultados a cortos", se puede leer en el acta de la reunión. Esta opción de arrendamiento, continúa el documento, "deja más opciones abiertas, pues siempre permitiría una venta posterior [de la misma] ya sea en ocupación o vacía si no lograra alquilarse.
Lo cierto es que un año después de aquella reunión en la que se abordó el plan de 'mudanza', la costosa Nueva Torre Bankia sigue prácticamente vacía, y es la 'vieja' Torre KIO la que aún acoge la mayor parte de los servicios centrales de la entidad. No obstante, esta última tiene puesto el cartel de 'se vende' desde hace tiempo y ya son varios los grupos inmobiliarios extranjeros que han mostrado su interés por adquirirla. Uno de ellos es la entidad estadounidense Tishman Speyer, uno de los mayores fondos del mundo y actual propietaria de medio Manhattan. El otro es el grupo británico Heron. Eso sí, lo que por ahora estarían dispuestos a pagar cualquiera de ellos por el edificio está muy lejos de los 815 millones que en su día pagó Caja Madrid. En estos momentos, las ofertas no superan los 200 millones, La costosa 'mundanza' de Rato se hubiera 'comido' una quinta parte.
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