El “músculo financiero” del que el presidente de Castilla y León, Juan Vicente Herrera, hablaba y ambicionaba para su comunidad autónoma ha terminado por atrofiarse. El penúltimo capítulo que da fe de la serie de despropósitos acometidos por los políticos que controlaban las cajas castellano y leonesas viene sucediéndose desde hace casi un año en Madrigal Participaciones, el llamado brazo inversor de las antiguas cajas de ahorro de la región (Caja Duero, Caja España, Caja de Burgos, Caja Segovia, Caja Ávila y Cajacírculo).
La sociedad, que gestiona en torno a 170 millones de euros en empresas autóctonas, cesó hace casi un año a Alberto Quintanilla, director gerente, un puesto que hasta la fecha sigue sin cubrirse a la espera de que concluya la llamada reordenación bancaria. Fuentes internas de Madrigal, no obstante, aseguran que la firma sigue activa y tiene al frente a su presidente, Evaristo del Canto (presidente de Caja España-Duero), y a su secretario Luis Miguel Antolín. Del día a día de la sociedad se encarga uno de los técnicos de la misma, explican. Argumentan que el tsunami financiero que vive el país ha supuesto que la sociedad se quede sin presupuesto para financiar inversiones; se limitan a gestionar las que se realizaron hace ya unos años.
Fuentes del empresariado regional cuestionan la operatividad y papel actual de Madrigal.
La realidad, según varias fuentes del empresariado regional, es que Madrigal opera en ‘stand by’ y la presencia de sus representantes en los consejos de administración de las empresas en las que participa es testimonial, aunque en algunos casos se ha convertido en un obstáculo. Estos consejeros, que siguen cobrando las correspondientes dietas de asistencia, frenan en ocasiones importantes acuerdos en la deriva de las empresas puesto que las decisiones ya no dependen de la Federación de Cajas de Castilla y León sino de los centro de poder de las entidades que han absorbido el negocio de las mismas como Caja 3, Bankia o Caixabank. En este sentido, varias fuentes del empresariado castellano y leonés cuestionan la operatividad y papel actual de Madrigal. Un empresario, de hecho, asegura que ha tenido que tratar directamente con Bankia para desbloquear ciertas cuestiones relativas a la inversión de Madrigal en su compañía.
Desde su creación en 2004, a iniciativa de la Junta de Castilla y León, Madrigal Participaciones ha colaborado en la expansión de unos siete proyectos empresariales, con la aportación de casi 170 millones de euros del ahorro de Castilla y León, que han permitido la creación de más mil puestos de trabajo de forma directa. Pero ahora su inoperatividad es manifiesta. El sindicato CCOO de Castilla y León reclamó hace un año que Madrigal se transformase en una corporación financiera abierta a todas las entidades que operan en la autonomía con el objetivo de impulsar así nuevos proyectos de inversión y actuando como fondo de salvamento para las industrias estratégicas de Castilla y León. Pero casi 12 meses después, la función de Madrigal de garantizar el respaldo financiero de aquellos proyectos empresariales que permitan el desarrollo económico y social de la región ha quedado en agua de borrajas.
Cartera industrial
Entre las inversiones pasadas de Madrigal destacan 60 M€ en Grupo Siro (interproveedor de Mercadona); 27 M€ en Grupo El Árbol; 30 millones en el fabricante aeronáutico Aciturri; 27 millones en Bodegas Arco; 12 millones en Tecnoaranda (donde ahora trabaja Alberto Quintanilla); 6 M€ en Ala y otros 3 M€ en Altair. Pero el proceso de reordenación bancaria mantiene en modo de hibernación a Madrigal, ya que Caja España-Caja Duero, que ocupa la presidencia de turno, está en fase de integración con Unicaja; Caja Ávila y Caja Segovia, forman parte de Bankia; Caja Burgos, está integrada en Caixabank; y Cajacírculo de Burgos, está dentro de Caja3. Fuentes de Madrigal explican que pronto tendrá lugar una reunión de la sociedad con el objetivo de adaptar su estructura y funciones a la actual realidad del mapa bancario.
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