Hablan del sector. De las pretensiones de cada uno ante las próximas subastas. Debaten sobre los efectos de presentes y próximas regulaciones. Incluso pretenden convertirse en un lobby, por primera voz, con voz común fuera de España. “Hemos perdido puestos claves en instituciones europeas por no haber hecho un frente común. Eso debe cambiar”, se reconoce desde los despachos más importantes de la banca española. Sin embargo, este picoteo de preocupaciones financieras no hubiera sido suficiente para crear el G6, como ha podido saber Vozpópuli. El foro de encuentro entre los grandes bancos de siempre (Santander, BBVA, Sabadell y Popular) y los aportados por las cajas (Caixabank y Bankia), ajeno a las dos patronales AEB y CECA.
El G6, incluso, podría ser el germen de esa integración futura de la asociación española de banca y de la confederación de cajas. Más que de la entrada de Caixabank y Bankia en la AEB, como se ha comentado en el sector en los últimos meses, ante el cambio de normativa en los estatutos de la patronal bancaria que permitía la entrada de antiguas cajas. “En estos momentos, hay tres grupos de cajas que nada tienen que ver entre sí. Por una parte, están Caixabank y Bankia. En medio, Unicaja, Kutxabank e Ibercaja, cuyo tamaño les ha dejado en un terreno de nadie. Mientras, BMN y Liberbank son dos grandes incógnitas. Entre ellas deben decidir qué quieren hacer con la CECA, si no, lo ejecutará antes Fainé”, comenta un alto ejecutivo.
La bisagra para que Botín, FG, Fainé, Ron, Oliu y Goirigolzarri hayan empezado a hacer frente común es una amalgama de importantes nombres dentro de sus balances: FCC, El Corte Inglés, Pescanova, Prisa… “Nos hemos unido para diseñar una política común en las reestructuraciones de importantes compañías”, reconoce un importante ejecutivo. “Había que dar este paso porque estamos en un momento delicado. No puede haber disensiones de calado porque acabaríamos perdiendo todos”, completa otro directivo.
La mayor parte de estos encuentros reúnen a los consejeros delegados de estas entidades o sus responsables en España, como es el caso de Enrique García Candelas en el Santander. También han existido encuentros a nivel de presidentes, aunque menos numerosos que los de sus primeros ejecutivos, según confirman fuentes financieras.
En diferente volumen, dependiendo de cada caso, estos seis bancos sostienen mayoritariamente la estructura financiera de la gran empresa española. “Aún queda por concretarse alguna que otra refinanciación importante. Es necesario ir todos juntos”, explican desde otro de los miembros del G6. Pero no sólo empresas. También sectores. El impacto de la reforma energética preocupa en los bancos.
La mayor parte de las reuniones reúnen a los CEO o responsables en España de estas entidades. Pocas, pero también han existido encuentros entre presidentes
El volumen es diferente al ladrillo pero hay sectores, como el fotovoltaico, que amenazan con rotos de cientos de millones, incluso miles en algún caso, a las entidades. Santander, BBVA y Caixabank son tres de las cinco entidades (Cajamar y Caja Rural de Navarra), como informó la pasada semana este medio, que acaparan el 60% de la financiación a los proyectos fotovoltaicos que surgieron al calor de la burbuja de 2007. En total, 12.000 millones en créditos que el cambio normativo liderado por el ministro Soria ha cargado de toxicidad.
No hay datos desagregados por cada entidad. La estimación realizada por Anpier, la patronal de los inversores en fotovoltaica, proviene de una muestra de 1.000 expedientes de pequeños inversores, en los que se recogen todos los datos de financiación y rentabilidad de esos proyectos. La mayoría de ellos tienen un apalancamiento del 75% con los bancos, con tipos de interés del entorno del 5% o por encima y un coste de inversión superior a los seis millones de euros por megavatio/hora (MW/h).
“Hay demasiados frentes abiertos que obligan a una estrategia en común por parte de las principales entidades financieras. Lo contrario podría convertirse en nocivo para el sector”, reflexionan desde otra entidad. “Creo que aprendimos con la crisis de las inmobiliarias. Entonces, los bancos sabíamos que no podían caer todas a la vez. Esa fue nuestra única estrategia en común. Ir dando oxígeno para que no se concentrará todo de golpe en los balances”, asevera otro directivo.
Este avance pactado en las reestructuraciones de las grandes empresas se ha propiciado, también, ante la exigente normativa del Banco de España sobre refinanciaciones, que incluyó finalmente a las grandes empresas. El supervisor ha obligado a las entidades a clasificar como dudosos todos los préstamos de las grandes empresas que han sido refinanciados más de dos veces o que tengan períodos de carencia superior a 24 meses. Esa misma línea argumentará la normativa que aplicará el Banco Central Europeo y la EBA en sus pruebas a la banca europea del próximo año antes de la entrada de la autoridad bancaria única.
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