Circular en coche por Madrid en las últimas semanas ha sido una aventura mucho más difícil de lo habitual debido al cierre, total o parcial, de algunos de los túneles más grandes que contribuyen a agilizar el tráfico de la capital. La causa palpable hay que encontrarla en las inundaciones ocurridas en estos túneles que han provocado las abundantes lluvias caídas durante este tiempo y que han obligado al Ayuntamiento de Madrid a cerrarlos. Pero, detrás, se oculta el deficiente estado de conservación de estas infraestructuras, cuya concesión ostenta Dragados desde 2014, merced a uno de esos leoninos contratos adjudicados por la corporación municipal que lideró Ana Botella.
La situación derivó en el intento por parte del Ayuntamiento de Madrid de secuestrar de manera temporal la concesión, medida que impidieron los tribunales de lo contencioso-administrativo con una suspensión cautelar. Una situación que aún no está desbloqueada, aunque los trabajos a marchas forzadas para reabrir al tráfico los túneles han comenzado ya.
El Consistorio ha acusado a Dragados de no cumplir con las obligaciones estipuladas en el contrato de concesión en cuanto al mantenimiento de los túneles. Es cierto que las lluvias han sido notables durante las últimas semanas pero no han justificado que los túneles presenten un estado de deterioro tan notable. La empresa ha empezado a realizar trabajos en las infraestructuras aunque determinadas labores, importantes para evitar las situaciones que han obligado al cierre de los túneles (como, por ejemplo, el saneamiento de los drenajes) no están contempladas en el contrato.
Al margen de las actuaciones del Ayuntamiento y de Dragados, en ese contrato está precisamente el origen del problema. Fue adjudicado en 2014 y otorgaba, en régimen de concesión, el mantenimiento de los 30 túneles más largos de Madrid durante ocho años, por un importe de 260 millones de euros. Formó parte de una serie de importantes contratos adjudicados por la corporación municipal que dirigió Ana Botella y que se caracterizaron por los ajustados presupuestos, justificados por la delicada situación financiera del Ayuntamiento.
Apenas un millón por túnel y año
Entre ellos también figuraron los de la limpieza y conservación de zonas verdes y el de la recogida de residuos sólidos, que llegó a quedar desierto, dado que a ninguna compañía de servicios le salían los números debido a lo ajustado del presupuesto.
Sin embargo, también como en los casos mencionados, el contrato de 2014 contenía mucha letra pequeña, especialmente en lo referido a los conceptos de los que Dragados se tenía que ocupar. En el caso de los de la limpieza referidos anteriormente, las empresas no tenían que asumir compromisos respecto al mantenimiento de la plantilla, por lo que la mayoría optó por aligerarla para cuadrar los ajustados números del presupuesto.
La cuantía del contrato de los túneles refleja una media de apenas 1,08 millones de euros por infraestructura y año para ocuparse de su conservación y mantenimiento. Una cantidad muy reducida, especialmente si se tiene en cuenta que se trata de túneles como los de Plaza de Castilla, Pío XII en sus dos direcciones, Azca, Sor Ángela de la Cruz y Puerta de Toledo.
Las obras se retrasan
Cuando las inundaciones comenzaron a hacer peligrosa la circulación por los túneles, el Ayuntamiento procedió a su cierre y a órdenes de trabajo a Dragados para ejecutar las obras necesarias en cada infraestructura. Según explicaron técnicos del Consistorio en la última reunión de la Comisión de Desarrollo Urbano Sostenible, la negativa de la compañía a llevar a cabo esas obras motivaron el inicio de los trámites para el secuestro temporal de la concesión. El recurso de Dragados fue admitido por los tribunales de lo contencioso-administrativo al estimar la existencia de perjuicios irreparables para la empresa.
La decisión de los jueces obligó al Ayuntamiento de cambiar de estrategia. Así, decidió entablar negociaciones con la compañía para que procediera cuanto antes a hacer posible la reapertura de los túneles. Los trabajos de la empresa se pusieron en marcha el pasado 5 de marzo y, en algunos túneles, se desarrollan en turnos, prácticamente las 24 horas, para tenerlos listos.
Sin embargo, las estimaciones de que los túneles de Sor Ángela de la Cruz y Plaza de Castilla se abrieran durante la semana han quedado, nunca mejor dicho, en papel mojado, debido al escaso entendimiento entre las partes.
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