La curiosidad y el morbo del ser humano no tiene límites. Tampoco fronteras. El 'turismo oscuro' o tanatoturismo, que consiste en visitar lugares conocidos por las tragedias o catástrofes allí acaecidas, está cogiendo cada vez más fuerza, sobre todo tras la recreación de los mismos en exitosas series y documentales. Y algunos operadores turísticos no han tardado en rentabilizar este interés por la muerte y el dolor.
Es el caso de Chernóbil. El accidente nuclear sucedido el 26 de abril de 1986 en la central nuclear Vladímir Ilich Lenin, ubicada en el norte de Ucrania, ahora se ha convertido en un auténtico negocio gracias a la plataforma estadounidense HBO, que estrenó la popular serie en mayo. Las visitas se han disparado, con un aumento del 40% de las reservas en los meses de junio y de julio, y este año la central espera recibir a más de 100.000 turistas, el doble que el año pasado.
Por alrededor de 100 dólares, los visitantes pueden ver los “devastadores efectos que tuvo el accidente de Chernóbil en los lugareños”, y por un precio superior de casi 400 euros por persona, las agencias ofrecen a los clientes la opción de sumergirse en la zona de exclusión, completamente devastada, con un guía experimentado, un traje contra la radiación y su propio contador Geiger.
Cualquier cosa por un 'selfie'. Muchos de los que visitan campos de concentración como los de Mauthausen y Auschwitz se fotografían en los crematorios o sobre los raíles por los que los judíos eran enviados a las cámaras de gas. Esto ha obligado al Memorial de Auschwitz a exigir respeto en redes sociales: "Recuerda que estás en el lugar en el que mataron a más de un millón de personas. Respeta su recuerdo. Hay mejores sitios en los que probar el equilibrio que en el lugar que simboliza la deportación y la muerte de cientos de miles de personas".
La lista de destinos donde se practica este 'turismo oscuro' es extensa: la serie 'Narcos' de Netflix, que relata el cartel liderado por Pablo Escobar, que se calcula que dejó más de 4.000 muertos, ha avivado los 'narco tours' por Medellín (Colombia). "El tour ha sido increíble, vivir la experiencia de esa época, cómo vivía el capo, sus oficinas, sus instalaciones y hasta su tumba. ¡Se lo recomiendo!", señala un visitante de uno de los tours.
Los asesinatos de Alcàsser
Lo macabro también despierta interés. En España, el municipio valenciano de Alcàsser, donde tres adolescentes fueron asesinadas en 1992, se ha convertido en un nuevo destino turístico tras la emisión de un documental en la plataforma de streaming Netflix. Los turistas acuden con el objetivo de sumergirse en las tragedias humanas de toda una población.
Lo mismo ha ocurrido tras el documental sobre la masacre de Puerto Hurraco (Badajoz) en 1990, una de las localidades más negras de nuestro país; o los crímenes perpetrados por Charles Manson y sus seguidores, que aparecen en la serie 'Mindhunter' de Netflix y que ya tienen una ruta que los más curiosos pueden recorrer en Beverly Hills.
La palabra 'tanatoturismo' utiliza dos conceptos opuestos en una misma expresión: por un lado el placer y el disfrute, y por otro el dolor, el sufrimiento y la muerte, según explica Daniel Liviano, profesor de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC) a la Agencia Efe. Liviano incluye en esta categoría museos sobre torturas, prisiones -como la de Alcatraz en San Francisco-, cementerios o basílicas -como el Valle de los Caídos- o lugares de catástrofes naturales -como Pompeya-.
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