Telefónica celebra mañana uno de los consejos más importantes de los últimos tiempos, tras la zozobra generada por la sorprendente entrada de STC Group con el 9,99% del capital, convirtiéndose en el mayor accionista. Nadie sabía nada si se atiende a lo que ha declarado tanto el Gobierno como el operador español.
Los de Sánchez dijeron conocer la noticia casi en paralelo a José María Álvarez-Pallete, primer ejecutivo de Telefónica. Fue solo unas horas antes de que la adquisición fuese comunicada a la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV).
Como no podía ser de otra manera, una de los aspectos más importantes está en saber si los saudíes reclamarán lo que les corresponde: sitio en el consejo para tener poder de decisión sobre la compañía. Ayer la ministra de Asuntos Económicos y Transformación Digital, Nadia Calviño, manifestaba que, de momento, el grupo árabe participado por la familia real saudí no había movido ficha.
“Lo cierto es que no se ha producido ninguna notificación oficial y, por tanto, no se ha iniciado ningún trámite específico relativo a esta operación. Estamos, como no puede ser de otra manera, siguiendo muy de cerca todos los desarrollos que se puedan producir en ese contexto, pero no hay ningún cambio y ninguna novedad en este ámbito”, afirmó Calviño. Esta por ver si durante el consejo abren la puerta a solicitar sillón. Fuentes cercanas al operador explican a Vozpópuli que lo normal es que acaben pidiendo espacio. "Lo que parece más razonable es que más tarde o más temprano lo hagan. Son el accionista mayoritario y querrán tener poder de decisión. Mañana será una toma de contacto para ver qué sucede en este sentido".
Explicaciones a BBVA y Caixabank
BBVA y Caixabank son los dos accionistas españoles de referencia en Telefónica. CaixaBank tiene un 3,5%, a lo que hay que sumar un poco más del 2% a través de Criteria, el vehículo inversor de la Fundación La Caixa. BBVA, por su parte, posee un 4,85% en el operador.
Las dos entidades cuentan con sitio en el consejo, ocupado por el presidente de Criteria Caixabank, Isidro Fainé -que ha comprado acciones de forma recurrente para sostener la acción-, y José María Abril, alto directivo de BBVA.
Ambos esperan a mañana para conocer más detalles acerca de la operación y de los planes a futuro de la compañía española. El objetivo, primero, es escuchar, y posteriormente reclamar información específica, según explicaron hace unos días a este diario fuentes próximas a las dos entidades financieras.
BlackRock y STC Group: equilibrio de poder
La entrada de STC Group equilibra, o de alguna manera disgrega, las fuerzas dentro del consejo de Telefónica y refuerza la figura de Pallete al frente del operador.
BlackRock ha sido un quebradero de cabeza para el primer directivo. El que es uno de los grandes accionistas de la corporación azul decidió el año pasado votar en contra de la remuneración de la alta dirección de Telefónica, lo que supone no aprobar su gestión. Además, se posicionó en cortos, apostando a que al operador no le iba a ir bien. Eran los únicos accionistas que lo hicieron. La entrada de STC pone frente a la norteamericana a una empresa con distintos objetivos estratégicos atendiendo a su origen. Refuerza a Pallete frente al fondo porque reduce el poder de maniobra de BlackRock.
En este encaje de fichas las figuras de BBVA y Caixabank son las que deben garantizar la españolidad de Telefónica. Sus dos sillones en el consejo pueden ser decisivos. Tienen capacidad, juntos, de hacer la pinza.
Desde la compañía de telecomunicaciones confían en que sea un día sin sobresaltos. "Lo que tenía que suceder ya ha sucedido. Han pasado varios días y las cosas comienzan a estar más claras. El Gobierno analiza de cerca lo que sucede y siempre está el as en la manga del Ministerio de Defensa", explican a este diario las mismas fuentes.
El hecho de que STC se hiciera con menos de un 10% desactiva el escudo antiopas aprobado por el Gobierno en la pandemia y prorrogado por la guerra de Ucrania. Sin embargo, la cartera dirigida por Margarita Robles tiene la potestad de decidir acerca de la entrada en el capital de una empresa española a partir del 5% siempre y cuando se trate de una empresa crítica para la defensa del país. Indiscutiblemente, es el caso de Telefónica.No parece que vaya a suceder nada en el caso que nos ocupa. Los intereses cruzados son de gran calado.
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