DIA celebra este miércoles su Junta de Accionistas después de que en los últimos meses el grupo de distribución se haya visto inmerso en una grave crisis, golpeada por problemas financieros, la caída de sus ventas, irregularidades contables y continuos cambios en su cúpula directiva.
La empresa, que cumple este año su 40 aniversario, cuenta actualmente con una red de más de 6.100 tiendas -descontadas las pertenecientes a las enseñas Max Descuento y Clarel, ya colocadas a la venta- y una plantilla de más de 43.000 trabajadores repartidos entre España, Portugal, Brasil y Argentina.
Las diez claves para entender la crisis por la que pasa la cadena de supermercados son las siguientes:
Caída de ventas y beneficios
La empresa ha visto como sus ventas encadenan tres años consecutivos de caídas (han pasado de rozar los 9.000 millones en 2015 a los 7.288 millones de 2018, un 18 % menos), perjudicadas entre otros factores por el aumento de la competencia en España, donde ha pasado de la segunda a la tercera posición en cuota de mercado.
También su cifra de beneficios ha registrado una tendencia descendente, en su caso durante cuatro ejercicios seguidos, hasta registrar 352 millones de pérdidas el último año.
El desplome bursátil
Los títulos de la firma se compraban hace un año a 3,5 euros, casi seis veces más del precio al que lo hacen hoy (0,62). Su cotización evolucionó a la baja durante la mayor parte del ejercicio, pero la "debacle" se produjo en octubre con el empeoramiento de sus previsiones para 2018 y la adopción de ajustes en sus cuentas de 2017: en un solo día perdió un 42%.
El derrumbe sufrido en el parqué hizo que la firma fuera excluida del IBEX 35 a finales de diciembre.
Problemas financieros
Los cada vez peores resultados también tuvieron su impacto en el apartado financiero, por lo que el grupo de distribución se ha visto obligado a solicitar a los bancos acreedores el aplazamiento del vencimiento de sus deudas a largo plazo.
Su volumen de deuda neta a cierre de ejercicio aumentó durante los últimos dos años, hasta superar en 2018 los 1.451 millones, un 50 % más que en 2017.
Quiebra técnica
En plena tormenta, el grupo recalculó el valor de sus activos y comprobó que éstos se habían deteriorado de forma significativa, lo que obligó a provisionar 184 millones de euros. Como consecuencia, su patrimonio neto cayó por debajo de la mitad de su capital social, lo que sitúa a DIA en "causa de disolución" o quiebra técnica.
Para recuperar el equilibrio patrimonial es habitual ampliar capital. De no hacerlo, existe el riesgo en incurrir en insolvencia o en concurso de acreedores.
ERE
El actual Consejo de Administración ha puesto ya en marcha un Expediente de Regulación de Empleo (ERE) en España que inicialmente afectaba a más de 2.000 trabajadores y que en su última propuesta rebajaba a 1.536.
La negociación con los sindicatos está en curso, aunque ello no ha evitado la convocatoria de concentraciones y protestas.
Denuncia ante la Fiscalía
Los gestores de la compañía informaron de la presentación de una denuncia ante la Fiscalía contra antiguos empleados y altos directivos por su relación con las irregularidades contables detectadas, aunque no facilitó su identidad ni tampoco ha divulgado detalles sobre el proceso.
Cambios en la cúpula
El delicado momento que vive la cadena de supermercados se refleja también en su gobierno corporativo. Después de siete años en el puesto -desde que en 2011 Carrefour decidiera escindir DIA y ésta empezara a cotizar en bolsa-, Ricardo Currás fue cesado el pasado mes de agosto como consejero delegado.
Su sustituto fue Antonio Coto, quien duró en el cargo apenas cuatro meses, hasta su sustitución en diciembre por el actual CEO, Borja de la Cierva. Estos movimientos han ido acompañados de continuos cambios en la cúpula directiva y el consejo de administración.
La opa de Fridman
El multimillonario ruso Mijaíl Fridman anunció en febrero el lanzamiento de una opa sobre la compañía, en la que entró en julio de 2017 y donde progresivamente fue aumentando su participación a través de la sociedad LetterOne, hasta convertirse en su principal accionista, hoy con un 29 % del capital.
Su oferta es de 67 céntimos por título y está sujeta a una serie de condiciones que dependen, en buena parte, de la junta de accionistas de hoy.
Una junta clave...
En la práctica, la junta permitirá a los accionistas decidir el rumbo de la compañía y elegir entre los dos caminos propuestos: el del consejo, que pasa por una reducción de capital seguida de una ampliación de 600 millones de euros, y el de Fridman, que aboga por una recapitalización de 500 millones. Ambas partes también han diseñado un plan de negocio para que la empresa vuelva a crecer.
...pese a que no cambiará nada (todavía)
Las dos opciones que hay encima de la mesa no sólo dependen del aprobado de la junta. La ampliación de capital que prepara el consejo está garantizada por Morgan Stanley a cambio de que DIA cumpla una serie de requisitos a nivel de liquidez y deuda que falta ver si consigue alcanzar.
En el caso de la recapitalización de Fridman, ésta se encuentra supeditada al éxito de su opa y a que no se amplíe capital antes de hacerse con el control del grupo.
De hecho, un portavoz de LetterOne ha asegurado que su opa se mantendrá encima de la mesa independientemente del resultado de la junta, incluso en el caso de que se apruebe el plan del consejo, a la espera de que esa ampliación de capital se ejecutara. Sólo entonces retirará formalmente su oferta.
Además, grupos de minoritarios continúan buscando alternativas a Fridman que, en su opinión, podrían ponerse todavía en marcha incluso en el caso de que la propuesta del magnate ruso sea respaldada hoy por una mayoría de los accionistas.
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