Nació la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC) en el otoño de 2013, con la integración de todos los reguladores (CNE, CMT, CNC…), con el estigma inicial de su presunta falta de independencia y servilismo al Gobierno de turno.
Han pasado casi tres años y el regulador presidido por José María Marín Quemada ha metido algo de miedo en el cuerpo a las grandes (y no tan grandes) compañías y entidades que operan en oligopolios o pseudo-oligopolios, al abrir infinidad de investigaciones, expedientes sancionadores e importantes multas.
Petroleras, eléctricas, automovilísticas, empresas de construcción y servicios (aguas, basura…) como ACS, FCC o Ferrovial y compañías de telecomunicaciones, entre otras muchas, han recibido importantes multas en estos tres años y ahora ven con cierto alivio el plan del PP y Ciudadanos para trocear en dos el superregulador.
Las grandes compañías, muchas de ellas multadas por la CNMC, ven en su troceo una oportunidad para desestabilizar el poder de Marín Quemada y su equipo
Lo que a priori parece un proyecto, recogido en el acuerdo de investidura de los dos partidos, para separar competencias y hacer más efectiva la operativa de los dos nuevos reguladores, ha sido recibido en el mundo de la gran empresa con buenos ojos.
“La agresiva dinámica en la que ha entrado la CNMC, espoleada por su presidente, de imponer multas a diestro y siniestro que luego van a ser recurridas y muchas de ellas anuladas tiene que terminar y está claro que si se trocea en dos el regulador, esta dinámica parará”, afirma un directivo de una empresa que fue objeto de una fuerte multa hace tiempo.
El acuerdo de investidura de Mariano Rajoy y Albert Rivera recoge la propuesta de “separar la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC) en dos entidades independientes, siguiendo el modelo vigente en la mayoría de países de nuestro entorno: Una Autoridad Independiente de los Mercados (AIReM) que asumirá las funciones de supervisión y control de los sectores económicos regulados (en especial, el sector energético, telecomunicaciones y audiovisual, transportes, y servicios postales, a los que se sumará el juego) y de resolución de conflictos entre operadores económicos: Una Autoridad Independiente de Defensa de la Competencia (AIDeCo) que asumirá las funciones de promoción de la competencia, de aplicación de la normativa española y europea de defensa de la competencia y de garantía de la unidad de mercado. La AIDeCo asumirá además las funciones de protección y defensa de los consumidores y usuarios, siguiendo el modelo imperante en la Unión Europea, sin perjuicio de las competencias que corresponden a las Comunidades Autónomas”.
La CNMC vive desde comienzos de año una guerra interna y con la separación en dos reguladores, el Gobierno tendría que reordenar el papel que ahora desempeñan presidente y vicepresidenta
En un principio, de la detallada lectura del texto no se extrae que los dos nuevos organismos sean menos combativos contra los abusos de las grandes compañías y oligopolios, pero desde el sector empresarial se entiende que el simple hecho de desestabilizar el statu quo de poder actual en el seno de la CNMC al partirla en dos ya es una buena noticia.
Máxime cuando la guerra interna que libra el propio regulador, con dos bandos enfrentados (por un lado el presidente y por el otro el que lidera la vicepresidenta, María Fernández, con sus consejeros afines), está minando su actividad en lo que va de año.
De ahí que las fuentes consultadas entre las grandes empresas aplauden que finalmente se creen dos reguladores, si bien no hay concreción alguna de cómo se articularía este proceso de segregación y quién o quiénes liderarían cada uno de los dos nuevos organismos, así como la coordinación que habría entre ellos.
Memorables han sido los encendidos cabreos de compañías como Repsol y Cepsa, que han llegado a recusar, sin éxito, al presidente Marín Quemada tras recibir fuertes multas por pactar los precios de los combustibles que se venden en sus gasolineras. No le han ido a la zaga las eléctricas por la manipulación de los precios del kilovatio.
Las automovilistas y los concesionarios han sido otras de las compañías a las que la CNMC ha multado tras destapar los cárteles bajo los que funcionaban. Algo similar ocurrió con el ‘cártel de la basura’, una trama liderada por importantes empresas de construcción y servicios para repartirse de forma coordinada el pastel de los contratos tirando a la baja los precios de las licitaciones.
La CNMC también ha perseguido los abusos de poder sobre sus competidores de ex monopolios como Telefónica, que en sólo nueve meses acumuló multas del regulador por valor de 50 millones de euros.
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