Los fondos de inversión están creciendo este año como no se esperaba, impulsados en primer lugar por la prohibición entre líneas del Banco de España a los tipos sobre los depósitos. El dinero comenzó a salir de las cuentas buscando más rentabilidad y se dirigió a la inversión colectiva. Precisamente, con su techo a las rentabilidades, el regulador bancario quería dejar claro que, con los tipos de interés al 0,50% (entonces, 0,75%), ofrecer rendimientos superiores a esa cota era un riesgo importante para las entidades bancarias. Así, los grupos financieros intentaron mantener cautivo el capital que salía de las cuentas (alrededor de 15.000 millones de euros en el ejercicio) redireccionándolo a sus propios fondos, pero se han cuidado mucho de ofrecer instrumentos garantizados, como hicieron antaño.
Dinero a la fuga
Ese dinero ‘fugado’ se está recolocando en fondos con objetivo de rentabilidad. Productos que ofrecen incluso rentas periódicas, pero no tienen garantía, aunque puede parecerlo. Eso sí, ofrecen rendimientos en ocasiones excesivamente altos. Invierten en deuda de las Comunidades Autónomas o el fondo de titulización del déficit eléctrico.
La CNMV está supervisando con mucho cuidado este proceso e incluso impuso hace unas semanas unas obligaciones de información a las gestoras, bajo la denominación de Documentación Fundamental para el Inversor (DFI) que recoge, entre otras cosas, un grado de riesgo del fondo, del 1 al 7, para que el particular sea consciente de dónde invierte.
Las nuevas exigencias por parte del organismo que preside Elvira Rodríguez están revelando que los fondos más vendidos en este ejercicio tienen un grado de riesgo alto.
Los fondos de rentabilidad objetiva tienen un nivel de riesgo 4, conforme puede verse en los archivos de la CNMV. Es decir, el mismo que podría tener un producto mixto de renta variable, señalan los expertos.
Así ocurre con el fondo que más dinero ha captado este año, el Foncaixa Rentas 2017, que tiene nivel 4 y promete un retorno anualizado del 3%.
Promesas altas
Una promesa muy elevada si se compara con el tipo de interés del 0,50%. Tal como destaca Juan Manuel Vicente, de Kessler & Casadevall AF, “las carteras de bonos que tiene que construir una gestora para proporcionar semejantes TAEs (3%) a los partícipes implican que en la realidad deban ser capaces de obtener el 4% o más”, ya que además del retorno al cliente, las promotoras deben obtener su propio margen.
De esta manera, “tendrán que tomar posiciones en bonos de calidades crediticias bastante bajas, con gran peso de triple BBB, o incluso un porcentaje relevante de bonos basura o high yield”.
La mayoría de fondos compra deuda española o deuda avalada por el Estado Español, como la de determinadas Comunidades Autónomas. Pero “sólo con eso, apenas se puede lograr un 2% TAE en estos momentos, al menos que las comisiones de gestión se ajusten mucho, sin olvidar que estos fondos están incurriendo en unos niveles de concentración muy altos que de hecho supone que no pueden amparase bajo la seguridad y solvencia que proporciona la legislación europea UCIT”.
El fondo de La Caixa ha captado cerca de 1.000 millones de euros, entre la versión 2017 y 2016. Santander lleva más de 600 millones con su gama Cumbre, que aunque se ajusta más en el capítulo de rentabilidades (promete un 1,90%), avisa que su cartera estará en deuda de CC AA y el Fondo de Titulización del Déficit Eléctrico (FADE).
El más agresivo encontrado por los expertos de Kessler & CAsadevall es el Liberbank Objetivo I.
Huida de la garantía
¿Por qué no se ofrece garantía en los fondos ahora? Porque los bancos quieren maximizar sus ingresos. En tiempos recientes, ha sido preciso respaldar por parte de las entidades a aquellos fondos que han vencido con valores por debajo de los asegurados. Hablando claro: los bancos y cajas tuvieron que poner dinero para cumplir con los partícipes.
Ahora, ofrecen casi lo mismo que antes, pero si por los vaivenes de los mercados (crisis soberanas por medio) no se lograra lo prometido, será el inversor y no el banco quien deberá asumir esa pérdida.
No se renuevan ya
Lo cierto es que esa tendencia de mercado está ahí. Carlos Magán, director de negocio de Ahorro Coporación, índica que “el 85% del dinero de garantizados vencidos se ha recolocado en fondos de rentabilidad objetiva. Apenas se renuevan ya”.
Eso se está traduciendo, entre otras cosas, en que “por encima de una moda pasajera, puede decirse ya que los garantizados están agonizando”.
En este año y el que viene llegarán los grandes vencimientos. Más allá de 2015, no se vislumbra un flujo importante de vencimientos.
Será entonces cuando estos productos serán marginales. Por cierto, España es el único mercado donde se han impuesto estos productos con garantía externa. La gran cuestión sería saber cuánto dinero les ha costado a las matrices de las gestoras, es decir, bancos y cajas, la ejecución de dichas garantías.
Magán no es tan pesimista sobre el grado de riesgo de los fondos de nuevo cuño: “básicamente, son lo mismo que los Garantizados, pero, eso sí, sin garantía”. Los activos en los que invierte tienen garantía el estado español, aunque “ahora ya no se puede decir que haya nada libre de riesgo. Este tipo de fondos es muy habitual en el resto de mercados”.
Pero lo cierto es que en muchos casos, se están llenando con dinero que procede de depósitos (con respaldo del Fondo de Garantía de Depósitos) a estos productos, que parece que tienen garantía, pero en realidad no la tienen.
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