Las lágrimas de Antonio Garamendi son todo un símbolo: de la tensión que los indultos han proyectado en la vida empresarial y de la brecha que separa a quienes mueven el dinero en Madrid y en Cataluña. El presidente de CEOE se emocionó al recibir la ovación cerrada de sus compañeros de patronal este miércoles. Los aplausos transmitían ánimo ante una semana fatídica, en la que el empresario vasco ha tenido que repetir hasta la saciedad que no quiso decir lo que dijo. A saber, que ni él ni la organización que preside respaldan oficialmente la liberación de los líderes del 'procés'.
Garamendi defiende que su polémica respuesta en una entrevista televisiva -contestó que los indultos son “bienvenidos” si contribuyen a normalizar la situación- fueron malinterpretadas. Pero, a su pesar, el mensaje se ha usado como munición por los partidos políticos y los 'lobbies' empresariales que batallan a favor o en contra de la medida de gracia.
La ovación en la Asamblea de CEOE no bastará para cerrar las heridas. No habría debate en torno a la decisión más controvertida que ha adoptado Pedro Sánchez si hubiera una posición clara y común entre los empresarios. Pero no la hay. Al contrario, la liberación de Oriol Junqueras y el resto de los líderes de la revuelta del 1-O ha vuelto a agitar el avispero, amenazando con liberar fantasmas que algunas entidades prefieren mantener en el armario. Con La Caixa y todo su emporio a la cabeza.
"Los indultos no van a tener un impacto relevante" en el panorama político catalán, reconoce un importante gestor de fondos. "La opinión generalizada en el Ibex es que los indultos no van a servir para nada", añade un consultor que trabaja para las mayores cotizadas. "Los grandes empresarios creen que la medida no servirá para rebajar la tensión en Cataluña. Al contrario, demuestra la debilidad del Gobierno y puede hacer más agresiva aún la postura de las fuerzas independentistas".
El Ibex no quiere problemas. El capitalismo español siempre ha sido cobarde y con tendencia a ser complaciente con el Gobierno de turno"
Si los indultos reactivan el ‘procés’, los empresarios y banqueros catalanes serán los primeros en sentir la presión: para mojarse, para pronunciarse en contra del avance separatista o a favor del diálogo. También crecerá la presión social y política dentro de Cataluña para que el poder económico dé ejemplo y demuestre, con un gesto, que confía en las buenas intenciones del Govern. El más claro y rotundo sería traer de vuelta las sedes sociales al territorio catalán.
En el puente de mando de La Caixa, en las Torres Negras de la Diagonal, se mantiene la expectación y, por supuesto, la estrategia de comunicación desplegada en los últimos tres años y medio, construida a base de silencio y cierta ambigüedad. En 2017, cuando las urnas estaban preparadas para el referéndum ilegal, CaixaBank apuró hasta el final para posicionarse oficialmente contra la iniciativa. Isidro Fainé, presidente de la Fundación Bancaria La Caixa, y Jordi Gual, entonces presidente de la entidad financiera, decidieron trasladar la sede a Valencia el 6 de octubre, cuando el mal estaba hecho. Fue más rápido incluso Josep Oliu, que se llevó el domicilio social del Banco Sabadell a Alicante un día antes.
Desde entonces, la entidad más poderosa de Cataluña ha hecho malabarismos para no pisar charcos políticos. Tanto es así que no ha incluido ni un sólo año el desafío soberanista como amenaza en su Documento de Registro Universal, el informe que los bancos presentan anualmente a la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV).
Ni CaixaBank, ni Sabadell, ni Naturgy, ni Planeta, ni la mayoría de las grandes empresas que 'huyeron' de Cataluña cuando explotó el 'procés' están dispuestas por ahora a dar la cara. Y menos aún a dar un paso al frente y devolver a Barcelona sus sedes. Esquivarán, en la medida de lo posible, todo pronunciamiento espinoso. La posición común pasa por calmar las aguas sin comprometerse. "El Ibex no quiere problemas. El capitalismo español siempre ha sido cobarde y con tendencia a ser complaciente con el Gobierno de turno", recuerda uno de sus asesores.
"La convivencia es buena, la normalidad es buena, y a lo que nos tenemos que limitar los que ocupamos posiciones en entidades económicas es, simplemente, a todo lo que vaya encaminado a la normalidad", aseguraba el consejero delegado del Sabadell, César González-Bueno, este miércoles en la Universidad Menéndez Pelayo de Santander. En ese mismo foro debía haber comparecido el presidente de CaixaBank, José Ignacio Goirigolzarri, pero canceló su asistencia en el último momento. Casualidad o no, le tocaba intervenir ante 40 periodistas el martes 22, el mismo día en que Pedro Sánchez anunciaba oficialmente los indultos.
Lobbies a favor del 'procés'
Por ahora, sólo dos 'lobbies' han empezado a remover públicamente el debate. Ambos catalanes y defensores de una Cataluña, si no independiente, sí 'menos española'. El primero es la patronal Foment del Traball. Su presidente, Josep Sánchez Llibre, se mostró hace una semana abiertamente a favor de usar "todos los elementos" que allanen el camino del diálogo entre Moncloa y la Generalitat. "Si los indultos contribuyen a ello, también estamos de acuerdo", confesó en la reunión anual del Cercle de Economía.
Esta institución es la segunda nave que remará a favor de un nuevo escenario político en Cataluña. Habla por boca de las élites financieras y empresariales, del 'establishment' adinerado de Barcelona. "La tensión entre centro y periferia ha sido y es el problema más grave de España en su definición como país", escribe el Cercle en su último 'manifiesto', publicado el 11 de junio, cuando ya se daban por hechos los indultos. "El debate público debe dejar a un lado la descalificación sistemática y el recurso a la demagogia para centrarse en la confrontación transparente de ideas y proyectos", añade el comunicado.
En Madrid, hay empresarios que observan con recelo el avance del doble frente. Genera cierta inquietud que Foment pueda convertirse en una especie de 'caballo de Troya' dentro de CEOE, al servicio de los líderes políticos que defienden una 'nueva Cataluña'. También han provocado cierto resquemor algunos de los mensajes del Cercle, que aboga por el diálogo pero alimenta a la vez la confrontación con la capital.
Durante mucho tiempo, la CEOE sirvió para decir en público lo que los grandes empresarios no podían decir de manera individual"
"Se afirma que la inestabilidad derivada del proceso independentista provoca estancamiento", admite en el texto mencionado. Pero luego añade: "Ello no quita, y también lo ha denunciado el Cercle en innumerables ocasiones, que la centralización económica venía ya de antes y fue promovida de forma decidida desde el gobierno español en diferentes fases. Como también es cierto que Catalunya está infrafinanciada y que el modelo actual del sistema de financiación autonómica lleva ya años caducado".
"La burguesía catalana, la que se agrupa en torno al Cercle, se ha dado cuenta de que cada vez manda menos. Ahora, el poder está en la calle. La calle les sobrepasado, por eso quieren congraciarse con los sectores de la sociedad más radicales", afirma un directivo que conoce bien el Cercle.
Mientras los lobbies catalanes mueven pieza a favor del 'procés', los empresarios madrileños guardan silencio. En algunos círculos de la capital se echa de menos más firmeza. La cúpula del PP, sin ir más lejos, no ha ocultado en los últimos días su disgusto (en la última asamblea del Cercle d'Economía, Pablo Casado se quedó solo peleando contra los indultos). Sin embargo, una parte significativa de los empresarios considera que quién debe dar la cara en estos casos en CEOE.
"Durante mucho tiempo, la patronal sirvió no sólo para negociar las reglas del mercado laboral con el gobierno de turno. La CEOE servía para decir en público lo que los grandes empresarios no podían decir de manera individual", recuerdan fuentes empresariales. Entre la asociación que lideraba el histórico José María Cuevas y la que preside hoy Antonio Garamendi hay 14 años de por medio y un proceso de progresiva profesionalización. La patronal no tiene intención alguna de abandonar la senda de la 'moderación'. Tampoco el Ibex desea romper su silencio.
Que unos y otros puedan cumplir sus deseos dependerá de cuánto suba la temperatura en Cataluña. Oriol Junqueras dio una pista este miércoles, a las puertas de Lledoners, justo antes de cantar 'Els Segadors' junto a los presos liberados: "Seguiremos para cumplir el sueño de una república catalana".
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