Lo que nunca lograron las automovilísticas chinas en muchas décadas con los coches de combustión lo han logrado en apenas un lustro con el coche eléctrico. Una tecnología cuya penetración en la Unión Europea ha aumentado de manera notable durante los últimos años hasta suponer el 15% de las ventas de coches en el territorio durante el último año, un porcentaje muy superior al 1,9% registrado antes de la pandemia.
Y en este contexto, China se ha afianzado como el principal productor y exportador de vehículos eléctricos del mundo suponiendo ya dos de cada diez coches eléctricos matriculados en Europa. De hecho, de acuerdo con varios informes elaborados por la industria del automóvil, el peso en el total de las matriculaciones de coches eléctricos en la Unión Europea de los vehículos fabricados en China ha pasado del 0,4% de 2019 al 19,5% de 2023.
De éstas, algunas ventas corresponden a vehículos eléctricos vendidos en Europa por marcas de capital chino, mientras que otras cuentan con participación conjunta china y europea, o se trata de marcas estadounidenses que abastecen a los mercados europeos desde China, como es el caso de Tesla y Renault-Dacia, que representaron en 2023 una cuota del 5,5% y del 3,9%, respectivamente, sobre el total de eléctricos vendidos en el bloque comunitario.
Y en esta avalanacha de marcas y modelos de origen chino, Europa ha tomado cartas en el asunto con la aplicación de nuevos aranceles, pero el Banco de España advierte de que esos aranceles a la importación de coches eléctricos chinos podrían tener efectos "no deseados" como la subida de precios de los vehículos y una adopción "más lenta" de esta movilidad en Europa.
Medidas de represalia
Además, estas trabas comerciales "podrían aumentar el riesgo de conflictos más amplios y de adopción de medidas de represalia, lo que probablemente no beneficiaría a ninguna de las partes involucradas", añade el organismo dirigido por José Luis Escrivá en uno de los artículos de su último boletín económico publicado este martes.
De esta manera, el supervisor asegura ser consciente de que estas medidas adoptadas por la Comisión Europea tienen por objeto "restablecer la igualdad de condiciones y la competencia leal entre productores", pero los efectos podrían terminar siendo adversos para la industria europea que, en última instancia, tendrá que hacer frente a "la expansión de capacidades de producción europeas por parte de las marcas chinas", es decir, a la llegada de empresas asiáticas que levantan sus plantas en el Viejo Continente y, en consecuencia, acentúan la guerra de talento entre los fabricantes con el consiguiente aumento de los costes laborales.
Sin embargo, el Banco de España también avista luces en el desembarco de las firmas chinas. Por un lado, los vehículos de batería "asequibles", incluido los modelos producidos allí por empresas extranjeras, puedan ayudar a "acelerar la transición hacia el coche eléctrico no solo en Europa, sino en todo el mundo facilitando la consecución de los objetivos medioambientales impuestos por los diferentes gobiernos a escala global".
El éxito detrás de esta operación, a juicio del Banco de España, descansa en unos menores costes de producción gracias a un "control integral" de la cadena de suministros, de las políticas de apoyo públicas "en distintas etapas de la producción" y de la "adopción temprana" del coche eléctrico en el mercado chino.
Otro factor decisivo, según el artículo, del "éxito" de China en la fabricación de coches eléctricos ha sido la integración local de gran parte de la cadena de suministros. En particular, en la producción automovilística china, la cuota de valor añadido nacional pasó del 75% en 2007 a casi el 80% en 2020. Este porcentaje es superior al que se aprecia en otros países con una industria automovilística importante, como Alemania y Estados Unidos (inferior al 60%), o España y Francia (inferior al 30%).
De acuerdo con datos de la Agencia Internacional de la Energía, los precios de las baterías serían en China un 17% menores que en la UE, lo que representa una ventaja significativa frente a los productores europeos, ya que las baterías suponen hasta un 40% del precio del coche. Todo ello, junto a un elevado nivel de competencia en el mercado interno, habría favorecido que los precios de venta de vehículos eléctricos a los consumidores finales en China hayan sido, en 2023, casi un 50% más reducidos que en Europa en segmentos similares de vehículos eléctricos.
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