Un año después del inicio de la revolución de los chalecos amarillos, el presidente francés, Emmanuel Macron, se enfrenta a una oleada de huelgas en el país por intentar reformar su sistema público de pensiones, que seguiría siendo aún más laxo que el español una vez aplicados los cambios que el inquilino del Elíseo persigue para hacerlo más sostenible.
En primer lugar, Macron quiere acabar con los 42 tipos de regímenes de pensiones que existen en Francia y unificarlos en un sólo sistema que acabará con la desigualdad actual entre trabajadores de distintos sectores: cada uno de ellos tiene que cumplir unas condiciones y se jubila a una edad distinta.
Ese sistema único universal funcionará por puntos, de forma que la pensión se decida en cada caso en función de lo que cada trabajador ha cotizado (si le sale una pensión baja podrá cotizar más años hasta que sea suficiente, un sistema similar al de las cuentas nocionales). Su idea es que cada euro de cotización genere los mismos derechos, independientemente del sector y régimen en el que esté enmarcado ese trabajador.
El presidente francés ha barajado también retrasar la edad de jubilación, pero esa posibilidad es más polémica. Actualmente, la edad legal de jubilación se sitúa en los 62 años, se exigen 40 años cotizados para cobrar el 100% de la pensión (si has trabajado menos se aplica un coeficiente reductor) y el trabajador elige los 25 años que quiere que computen de su vida laboral para calcular la pensión.
Se trata de un sistema mucho más beneficioso que el español, ya que aquí la edad legal se sitúa en los 65 años y ocho meses, con el compromiso ya adquirido de que en el año 2027 la edad legal sea de 67 años.
El drama de retrasar la jubilación
El Gobierno de Macron se estuvo asesorando antes del verano sobre las distintas medidas que podía tomar para hacer su sistema de reparto más sostenible y entre las propuestas de su principal asesor (Jean-Paul Delevoye, Alto Comisionado para la Reforma de las Pensiones) figuraba la posibilidad de retrasar la edad legal de jubilación a los 64 años -con la opción de que los trabajadores se retiraran a los 62 pero con una pensión menos cuantiosa-.
La idea no gustó a los sindicatos, por lo que Macron ha dicho ahora que prefiere centrarse en aumentar los años de cotización necesarios para recibir una pensión, una medida que suena menos impopular que la de retrasar la edad de retiro y que podría ocasionarle menos problemas en la calle con sus electores.
Paros en el país
Los principales afectados por esta potencial reforma serían los empleados del consorcio metropolitano de París RATP, ya que son los que tienen mejores condiciones: se jubilan de media con menos de 58 años. Ellos han sido los primeros que han anunciado paros para este martes (que serán indefinidos a partir del 5 de diciembre) en los servicios de metro, tranvía y autobús de la capital francesa.
También ha ido a la huelga la Sociedad Nacional de Ferrocarriles (SNCF), con paros locales a partir de este lunes a las ocho de la tarde, lo que afectará sobre todo a los trenes de cercanías de París.
El objetivo de Macron es hacer el sistema de pensiones más sostenible, ya que (como el nuestro) suma años de déficit crónico. Su mismo propósito ya lo intentaron en el pasado los expresidentes Nicolas Sarkozy (2010) y Jacques Chirac (1995 y 2003) y ambos encendieron las protestas callejeras y tuvieron que conformarse con pequeños arreglos.
Macron pretende dialogar con los sindicatos sobre sus propuestas y someterlas también a consulta ciudadana. Una vez alcanzado un acuerdo, presentará un proyecto de ley antes del próximo verano para impulsar la reforma, que en caso de salir adelante se aplicaría progresivamente y no estaría plenamente vigente hasta 2040.
Apoya TU periodismo independiente y crítico
Ayúdanos a contribuir a la Defensa del Estado de Derecho Haz tu aportación