El final de la crisis no ha llegado para el negocio de la construcción en España. Al menos, así lo reflejan las carteras de los grandes grupos del sector, en las que el peso del mercado nacional sigue profundizando en sus mínimos de todos los tiempos. Al cierre del primer semestre de 2018, España tan sólo suponía el 8% de la cartera de construcción de las compañías del sector que cotizan en Bolsa, referentes tanto en el mercado doméstico como en el mundial.
A falta de conocer las cifras de OHL, que aún no ha publicado sus cuentas de los seis primeros meses del ejercicio, la cartera conjunta de construcción del resto de las cotizadas (ACS, Ferrovial, FCC, Sacyr y Acciona) ascendía a 6.861 millones de euros. Una cifra que era capaz de alcanzar por sí sola ACS a comienzos de la década, cuando los efectos de la crisis ya se habían dejado sentir de forma notable en el sector.
En aquellos momentos, la tendencia entre las grandes del sector era incrementar de forma notable el peso internacional en su cartera de construcción, aunque por aquellos años la proporción estaba próxima al 50%. El avance de los contratos conseguidos en el exterior y la parálisis del negocio en España ha hecho que la trayectoria descendente del volumen de las carteras relacionadas con el mercado doméstico se haya acentuado hasta límites inquietantes.
En el otro extremo figuran empresas como FCC y Acciona, en las que el peso de España en sus carteras de construcción supone algo más de un 20%
En los últimos años, la recuperación de la economía española no se ha visto reflejada en la actividad constructora. Año a año, las empresas constatan que la licitación de obra pública no termina de remontar el vuelo. Los grupos son conscientes de que será prácticamente imposible volver a las cifras de los años anteriores a la crisis, cuando el Estado ponía en juego cada año contratos valorados en más de 40.000 millones de euros en el mercado interno. Pero, en cambio, contemplan como el volumen de los últimos años no alcanzar ni tan siquiera un tercio de esta cantidad.
El déficit en infraestructuras
El caso más notable en este proceso es el de ACS. El peso de España en su cartera de construcción no llega al 5% del total. De hecho, hace tiempo que el mercado interno es sólo el tercero en orden de importancia para la compañía que preside Florentino Pérez, por detrás de los que ahora son sus grandes motores: América del Norte y Asia-Pacífico.
En el otro extremo figuran empresas como FCC y Acciona, en las que el peso de España en sus carteras de construcción supone algo más de un 20%. No obstante, la suma de ambas (1.335 millones de euros) no supone ni la mitad de la de ACS.
Mientras, las carteras de construcción en España de Ferrovial y Sacyr se sitúan en el entorno del 10% del total.
Las compañías denuncian que las administraciones públicas acumulan una década larga de parón en cuanto a inversiones en infraestructuras. Los cálculos del sector apuntan a un déficit en este terreno que se situaría en torno a los 60.000 millones de euros.
Esta circunstancia ha sido paliada por las compañías con un incremento de su apuesta por los mercados internacionales, en los que los márgenes cada vez son más estrechos y, en ocasiones, los riesgos son especialmente significativos. De hecho, tras una etapa de masiva expansión en el exterior, las compañías están siendo más selectivas a la hora de elegir los mercados en los que operar. Todo ello esperando una recuperación del mercado interno que no termina de llegar y que consideran clave para mantener su posición de liderazgo en el mundo.
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