Economía

La factura ‘verde’ por contaminar: los hogares españoles pagarán hasta 268 euros extra al año

La UE gravará los productos importados en función de sus emisiones. Los consumidores con menor poder adquisitivo lo sufrirán en alimentos consumidos en el hogar y en mobiliario

Las fábricas en Europa pagan por contaminar a través del mercado de derechos de emisiones. Quien no lo hace, o por lo menos de la misma manera, son los productos importados. Algo que cambiará a partir del próximo mes de octubre. La Unión Europea gravará los productos importados en función de sus emisiones, una decisión que tendrá un coste en el bolsillo de los hogares españoles de hasta 268 euros al año

Según los datos de los expertos de Esade Centre for Economic Policy (EsadeEcPol), el denominado Mecanismo de Ajuste en Frontera al Carbono (CBAM) tendrá un impacto directo sobre alimentos, bebidas, transporte, educación o restauración. Un mecanismo que se aplicará a las importaciones de cemento, hierro y acero, aluminio, fertilizantes, electricidad e hidrógeno, que deberán pagar el precio del mercado de derechos de emisión (EU ETS) por sus emisiones “embebidas”. 

La idea de la Comisión, el Parlamento y el Consejo Europeo es que las compañías locales, que pagan por contaminar por las normas climáticas del bloque y tienen que pagar por sus derechos de emisión de CO2, no sufran una desventaja competitiva frente a sus rivales de terceros países, China o India, en los que las exigencias climáticas son menos ambiciosas.

El coste extra en alimentos consumidos en el hogar y en mobiliario son los principales componentes del aumento del gasto en los hogares menos pudientes, que los expertos de EsadeEcPol han dividido de menos a más pendientes en su estudio en 10 grupos. Por su parte, como se observa en la gráfica, el gasto en salud, restaurantes y, sobre todo, transporte, adquieren un papel más protagonista en los últimos cuatro grupos. Concretamente, el gasto extra por hogar asociado a este nuevo mecanismo supone menos de 50 euros entre los hogares del 20% más pobre, mientras que llega a los 268 entre los hogares del último 10%.

“En cuanto al impacto sobre los hogares, es moderado, con aumentos de gasto entre un 0,25 y un 0,45%”, explican los expertos del EsadeEcPol. “El mayor gasto en transporte de los hogares con mayor renta también explica la brecha rural: en zonas diseminadas los hogares con mayor renta sufren un mayor aumento del gasto. Por comunidades autónomas, las más ricas presentan un impacto mayor, aunque las diferencias entre regiones son mucho menos acusadas que las observadas por renta”, detallan. 

Factura de 2.500 millones 

Los resultados muestran que, en el sector manufacturero, los productos finales sufrirían incrementos de precio inferiores en general de entre el 7 y el 8%, aunque con algunos productos como la maquinaria agrícola podrían ver elevados sus costes hasta en un 20%. 

Los sectores más expuestos a los mercados internacionales y que más contaminación importan son la industria automovilística, la maquinaria, la metalurgia, los minerales no metálicos o la industria química. Su impacto por 'contaminar' agregado es de más de 2.500 millones de euros.

Las exportaciones del sector automovilístico experimentarían aumentos de precio inferiores al 2-3%, pero hay subsectores donde la industria española es líder, como los componentes basados en acero, aluminio o plástico, que podrían enfrentar incrementos de hasta un 40%.

En el sector agroalimentario, otro de los sectores líderes de nuestro comercio internacional, las consecuencias del aumento del coste de los fertilizantes serían más moderadas, con subidas de precio por debajo del 1% para la mayoría de productos. 

Arma de doble filo

Los analistas consideran que esta medida contribuirá a la descarbonización de la industria europea, al trasladar a la industria y los consumidores la señal de precio de carbono, y también enviará una señal de reducción de emisiones a los productores extranjeros, que deberán pagar por importar a Europa materiales con carbono embebido. 

Aunque es un arma de doble filo. El nuevo mecanismo que llega en octubre puede afectar a la competitividad de la economía europea en los mercados internacionales (en los que los productores europeos se verían penalizados), e incluso a la competitividad en los mercados europeos si esta nueva tasa verde no logra gravar correctamente las emisiones de los productos importados.

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