Acceder al mercado de trabajo con un contrato temporal significa en España permanecer en él incluso después de lo que prevé la legislación laboral. Es la conclusión que la OCDE saca de su análisis del paro juvenil en España que concluye que uno de cada cinco jóvenes españoles no encuentra un trabajo estable (definido como un empleo de más de tres meses de duración) ni siquiera cinco años después de terminar sus estudios.
Según los datos de la organización uno de cada cinco universitarios sigue teniendo un contrato temporal cuando cumple los 39 años de edad. La situación es todavía peor entre los jóvenes con menores niveles de estudios: en esos casos, cuatro de cada diez siguen siendo temporales a puertas de cumplir los 40.
Esa temporalidad se prolonga incluso después de haber accedido al mercado laboral. Dos años después de haber conseguido el primer contrato eventual, un 22% de los jóvenes sigue en situación de temporalidad, desempleo o simplemente inactivo, concluye el organismo.
La tasa de temporalidad en España multiplica por cuatro la que se registra en países como Reino Unido u Holanda y supera en casi 4 puntos a la de países vecinos como Francia. Como consecuencia, los graduados españoles suelen incurrir en situaciones de sobre-cualificación: aceptan trabajos muy por debajo de sus niveles de formación. Esa circunstancia también penaliza la productividad un indicador cuya mejora ha convertido en prioridad el Ejecutivo.
“Los contratos temporales no cumplen su misión de escalón hacia un trabajo más estable”, concluye la OCDE
“Los contratos temporales no cumplen en España su misión de escalón hacia un trabajo más estable”, concluye la OCDE que asegura que España es "única" porque sus contratos temporales suelen ser muy breves en duración pero suelen prolongarse durante periodos muy largos.
Peor trabajo, peor salario durante más tiempo
La diferencia entre un tipo de contrato y otros se traduce en la mayor diferencia entre un salario y otro: la distancia entre las nóminas de los empleados fijos y los temporales es mayor en España que en el resto de países desarrollados. Incluso cuando desempeñan las mismas labores, los temporales cobran entre un 5 y un 10% menos que quienes tienen contratos fijos, afirma la OCDE.
Esa tendencia, concluye en sus conclusiones sobre España la OCDE, suele prolongarse porque quienes son contratados con alguna fórmula de temporalidad suele quedarse descolgados también de la formación: las compañías españolas no incluyen a sus eventuales en los cursos de formación, afirma la OCDE, lo que tiende a acentuar las diferencias salariales también a largo plazo.