El reciente anuncio de instalación de 1.500 cajeros automáticos (ATM) en 1.200 oficinas postales y 300 pequeñas poblaciones de entre 500 y 3.000 habitantes ha causado furor entre diputados y agrupaciones serranistas del PSOE, así como en delegados del Gobierno amigos, ávidos todos de trasladar a la ciudadanía, a falta de políticas sostenibles y de verdadero calado social, unos sucedáneos del argumentario para "consumo político interno" del Señor Serrano, en una equivocada y escandalosa utilización partidista de una institución centenaria que debería quedar al margen de este tipo de actuaciones. Poco o nada contribuyen al mejor servicio a los ciudadanos, especialmente en la España vaciada y, sin embargo, mucho a ocultar los verdaderos problemas a los que estas ocurrencias, lejos de dar solución, agravan.
Se aprecia en este asunto, tanto por parte del actual Presidente de Correos como por parte del coro de palmeros (de los que cabria esperar más criterio y menos pereza intelectual), una ignorancia y una estulticia dignas de una película de nuestro querido Berlanga, que movería a risa si no fuera por la dilapidación de dinero público que lleva aparejada y que, bien empleado, podría contribuir de una manera real y sostenible, esta vez sí, al bienestar de nuestros conciudadanos. Para unos y otros vamos a intentar ilustrar la realidad de los cajeros automáticos con datos facilitados por el Banco de España al que cualquiera, menos tosco que los aludidos, puede acceder con un par de clics de ratón.
En el año 2008 había en España un total de 61.714 cajeros automáticos que realizaron un total de 1.018.939 operaciones, lo que hace un total de 16,51 operaciones por cajero. El 31 de diciembre de 2020, el número de cajeros era de 49.481, el total de operaciones 624.664 y la media por cajero de 12,62. La tendencia de los dos primeros trimestres de 2021 apunta a unos resultados similares en el número de operaciones y a un descenso de más de un 3% en número de cajeros, hasta situarse alrededor de los 47.000. Igual esto todavía no les dice nada.
En el mismo periodo 2008-2020, el número de Terminales de Punto de Venta ha pasado de 1,6 a 2,1 millones, con un crecimiento en el primer semestre de 2021 cercano al 7%. Igual esto tampoco les dice mucho.
El coste integral de un cajero automático es de 1.000 euros al mes. No incluye el alquiler del espacio en caso de que sea necesario. Debemos suponer, aunque la transparencia informativa de Serrano no llega hasta ahí, que la entidad propietaria de los cajeros (Banco de Santander) pagará a Correos por el alquiler y las operaciones que se realicen. Considerando que el número de operaciones necesarias para la rentabilidad de un cajero se sitúa entorno a las 3.500 y que la media en 2020 ha sido de 12,62, ¿qué motivación tiene la entidad bancaria para instalar cajeros en oficinas de Correos? Obviamente, el cierre de oficinas bancarias, con la consiguiente reducción de servicios y, en consecuencia, de empleo. Progresista, progresista, no lo es mucho. ¿Tampoco lo pillan?
Seguimos con más datos. Los ingresos que esta actividad va a generar a Correos, dadas las escasas operaciones que se realizarán, especialmente cuando el cajero no sea de fachada, no van a compensar el pago del Impuesto de Actividades Económicas. ¡Ah! ¿Que no lo sabían? Solo hay que preguntar al amigo que ha puesto Serrano como "General Secretario" para asuntos jurídicos, si es que se ha enterado de que los Ayuntamientos correrán a pasar el recibo del IAE en cuanto vean los cajeros, operativos o no. Ni servicio al ciudadano, ni negocio. ¿Siguen sin sacar conclusiones?
Será bastante complicado rentabilizar esos cajeros, salvo que lo que se pretenda sea, de nuevo, hacer una utilización partidista de los recursos del Operador Postal de cara a las futuras elecciones municipales, en ubicaciones muy concretas
Se van a instalar 300 en poblaciones de entre 500 y 3.000 habitantes. Conociendo el tipo de "oficinas" que Correos tiene en estas poblaciones, se necesita ser un indocumentado para anunciar, tanto como para creer, que algo así pueda ser posible. ¿Alquilará Correos espacios para instalar esos cajeros ya que no dispone de locales? En este caso, si tenemos en cuenta el, más que seguro, escaso número de operaciones, y si añadimos los costes de instalación, alquiler, mantenimiento, carga de cajero, líneas de voz y datos, IAE, etc., será bastante complicado rentabilizar esos cajeros, salvo que lo que se pretenda sea, de nuevo, hacer una utilización partidista de los recursos del Operador Postal de cara a las futuras elecciones municipales, en ubicaciones muy concretas. ¿Ahora va estando un poco más claro?
Correos dispone de servicios de envío de dinero domésticos, complementarios pero no sustitutivos de los servicios bancarios, capaces de satisfacer las demandas de las pequeñas poblaciones rurales a través de sus carteras y carteros, con mínimas adaptaciones y mínima inversión, potenciando empleo de calidad que, no lo olvidemos, también es un factor que colabora de manera determinante a evitar la despoblación de esos núcleos a los que se pretende dar servicio, y haciéndolo de una manera generalizada y para la totalidad, no solo para 300. Entonces, ¿qué objetivo persigue, y a quién beneficia, una iniciativa ruinosa económicamente para Correos, de eficacia muy limitada para los ciudadanos, con impacto negativo en el empleo, y a contracorriente de los usos de los ciudadanos? Llegados a este punto, aparentar que no se entiende es ser cómplice por acción.
Los profesionales mas veteranos del lugar recuerdan a aquellos adelantados que preconizaban, hace 30 años, el uso generalizado de la tecnología para resolver los problemas de Correos, que no eran pocos ni irrelevantes. Aquellos visionarios pusieron las bases materiales para convertir un servicio que acumulaba un notable retraso, en otro moderno y competitivo, cuyos efectos beneficiosos (baste ver datos de las memorias económicas y encuestas del CIS) han llegado hasta nuestros días, pese al desastre en que han sumido a la Empresa Postal los actuales aprendices de brujo.
A diferencia de aquellos, el actual Presidente de Correos, Señor Serrano, y los lumbreras "estrategas" externos que ha incorporado se han dedicado al Adanismo, primero, y a vender, después y descaradamente como suyo, aquello que han aprendido de los profesionales de Correos, pero mal digerido, peor elaborado y, cómo no, buscando soluciones-milagro, rescatadas del baúl de los recuerdos, que tienen un ligero tufo a "viejuno" por mucho que lo adornen de modernidad. Drones, lockers y cajeros, da igual, se trata siempre de sustituir al ser humano por la máquina; no obstante, ser seres humanos, y no máquinas, es lo que precisa la tan manoseada España vaciada.
El Señor Serrano, debería dejar de contarnos a los profesionales postales que el sol sale por el este, plagiando un relato que Correos ha superado hace años, presidentes mediante. Igual entusiasma a los "tenores huecos" de los que tanto gusta rodearse. ¡A nosotros, desde luego, no!
Ocurre que, a nosotros, los profesionales postales, cuando nos hablan de progreso, desde un discurso demagógico, hueco de contenido, huérfano de la seriedad y el rigor necesarios, así como de datos con posibilidad de contrastar -como viene sucediendo con la parafernalia publicitaria del actual equipo directivo (troupe) del Señor Serrano en Correos-, tenemos bastante clara una cosa: los peines para calvos, más que un remedio para la calvicie, son un recurso de pícaros con otros objetivos menos loables.
Colectivo "Clara Campoamor" de profesionales postales de Correos
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