Desde abril de 2013, cuando la Comisión Nacional del Mercado de Valores comenzó a publicar las posiciones bajistas en las compañías cotizadas, nunca como hasta ahora tantos inversores se habían jugado su dinero a que la acción de Telefónica caerá. De acuerdo a los registros oficiales del regulador del mercado, las posiciones bajistas sobre el capital de la operadora española representaban a 30 de octubre el 2,78%, máximo histórico.
Hasta ahora el porcentaje más alto de posiciones bajistas agregadas sobre el capital de Telefónica alcanzado era del 2,66%, el pasado 30 de septiembre. El mismo porcentaje se alcanzó en febrero. Pero hasta ahora nunca se había rebasado.
Entre abril de 2013 y septiembre de 2014 las posiciones bajistas sobre Telefónica nunca llegaron al 1%. En marzo de 2015 por vez primera alcanzaron el 2%. Durante este año la posición más baja tuvo lugar en mayo, el 1,95% del capital.
Hace un año una acción de Telefónica se intercambiaba por 12,3 euros. El jueves la multinacional española cerró a 9,01 euros por título, sin apenas variar el valor en la sesión. Durante octubre la compañía cotizó por debajo de los nueve euros. La frustrada venta de la filial británica, O2, o la suspensión de la salida a Bolsa de la filial española Telxius han lastrado la cotización.
La pasada semana, con motivo de la presentación de sus resultados hasta septiembre, el presidente del grupo, José María Álvarez-Pallete anunció un recorte del dividendo para este ejercicio y el próximo. Telefónica llegó a caer ese día, el 27 de octubre, más de un 4%, pero terminó por recuperar parte de lo perdido durante la sesión y dejar la bajada en un 1%.
El recorte de los dividendos es una de las medidas adoptadas por el nuevo presidente para reducir la deuda de la compañía, y dejar de ser la operadora europea más endeudada. La multinacional ha reducido su deuda desde los 52.568 millones de euros a 30 de junio de 2016, a los 49.984 millones al término del mes de septiembre. Álvarez-Pallete aseguró en la presentación de resultados que la compañía puede reducir el endeudamiento sin acometer ventas aceleradas, enfriando la posible salida a Bolsa de O2.
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