Cuando en la fría noche del pasado 14 de enero María Dolores de Cospedal y su marido Ignacio López del Hierro entraron en el Palacio de la Bolsa, en Madrid, un fuerte murmullo recorrió el parqué. En el edificio situado en la Plaza de la Lealtad, se celebraba esa noche una nueva edición del Spain Investors Day, evento que cada año reúne a lo más granado de la empresa y las finanzas en España.
Era la primera vez que el matrimonio reaparecía en un acto público desde que, en noviembre de 2018, se conocieran las relaciones que ambos habían mantenido en el pasado con el excomisario Villarejo. La exSecretaria General del PP, Ministra de Defensa del Gobierno de Mariano Rajoy, se vio obligada entonces a desligarse del PP y abandonar la política. López del Hierro dejó los cargos en las empresas en las que estaba presente.
Tras más de un año alejados de los focos, el matrimonio decidió el pasado mes de enero que era la ocasión para, de nuevo, hacer acto de presencia. No había nada que ocultar, nada de qué avergonzarse. No tenía sentido eludir un acto como aquel.
López del Hierro coincidió en el hospital en el que estuvo ingresado por coronavirus con Alfonso Cortina, quien falleció el 6 de abril
Cospedal y López del Hierro se mezclaron con los asistentes, entre ellos la Ministra de Asuntos Exteriores, Arancha González Laya, y la Ministra de Industria, Reyes Maroto; también asistió al acto Pablo Hernández de Cos, presidente del Banco de España, o Sebastián Albella, presidente de la CNMV.
La exsecretaria general del PP conversó amistosamente esa noche con el presidente del Sabadell, Josep Oliú, y también se la vio hablando con Elvira Rodríguez, expresidenta de la Comisión Nacional del Mercado de Valores, quien recientemente había sido nombrada vicesecretaria del PP por Pablo Casado.
Era el momento de volver a la escena pública. Dos días después de aquella aparición en el Palacio de la Bolsa, se anunció el fichaje de María Dolores de Cospedal, como socia, por el despacho CMS Albiñana & Suárez de Lezo.
Atrás quedaban meses de linchamiento político, en los que la exvicepresidenta del Gobierno, Abogada del Estado, había tomado refugio profesional en la Sala de lo Contencioso-Administrativo del Tribunal Supremo.
"Nadie se puede hacer una idea de lo que pasó este matrimonio esos días", dicen amigos de López del Hierro y Cospedal
Entre copas de cava, vino y cerveza, rodeados de nuevo por las figuras más representativas de la política y la economía española, con los adornos navideños todavía colgando en las calles de Madrid, nadie podía imaginar entonces que, en realidad, lo peor para el matrimonio Cospedal-López del Hierro estaba por llegar.
Cospedal y su marido disponen de un cigarral en Toledo, valorado en cerca de dos millones de euros. En principio un sitio ideal para pasar el confinamiento decretado por la pandemia. Pero López del Hierro sufrió en sus carnes la virulencia de la covid-19. "Nadie se puede hacer una idea de lo que pasó este matrimonio esos días; eran los peores momentos de la pandemia, cuando poco o nada se sabía, cuando morían cientos de personas todos los días, morían solos, sin que nadie les pudiera acompañar", comentan las fuentes consultadas.
El marido de Cospedal ingresó en un hospital de la capital manchega entre mediados de marzo y principios de abril. Estuvo cerca de 15 días, "a punto de entrar en la UCI". Próximo a la cama del hospital en la que López del Hierro luchaba contra la enfermedad, estuvo, también ingresado por coronavirus, Alfonso Cortina. El expresidente de Repsol falleció en el mismo centro hospitalario en la madrugada del 6 de abril.
Ignacio López del Hierro, 73 años, logró superar la enfermedad. Pero salió del hospital con casi 20 kilos menos. En la actualidad, dicen conocidos del matrimonio, López del Hierro se encuentra bien, ha recuperado parte de su peso anterior, aunque limita al máximo su exposición pública y acude a revisiones periódicas.
El bufete en el que trabaja Cospedal "sigue con atención y respeto el funcionamiento normal de la Administración de Justicia" en el caso Villarejo
Tras el coronavirus, otro bicho, el excomisario Villarejo, volvía a llamar a las puertas del matrimonio.
La pasada semana trascendió que la Fiscalía Anticorrupción ha solicitado al juez Manuel García Castellón, de la Audiencia Nacional, la imputación de Cospedal y su marido, y también del exministro de Interior del PP, Jorge Fernández Diaz, en la pieza bautizada como Kitchen, en la que se investiga el presunto espionaje al extesorero Luis Bárcenas a cargo de fondos reservados.
"Es una cortina de humo para tapar el tema de Podemos", dicen amigos de López del Hierro y su esposa. "Es una cacería, no hay nada, las grabaciones están alteradas", inciden. Pero una imputación puede suponer para Cospedal otro traspiés profesional. En un despacho del tamaño y prestigio como el de CMS Albiñana & Suárez de Lezo, contar con un socio imputado es prácticamente inviable.
De ello es consciente la exministra de Defensa. El despacho internacional Hogan Lovells negoció con Cospedal su incorporación al bufete a finales de 2018. Las conversaciones finalizaron cuando se publicaron las grabaciones de Villarejo.
"El despacho sigue con atención y respeto el funcionamiento normal de la Administración de Justicia en este asunto y no se plantea la adopción de acuerdo alguno", señalan en CMS Albiñana & Suárez de Lezo.
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