Economía

Los costes sociales por accidentes de tráfico en diez años superaron los 60.000 millones

La siniestralidad vial en nuestro país ha cambiado en los últimos diez años, con menos víctimas mortales de ocupantes y un noble incremento de ciclistas y peatones. El coste social, más de 66.000 millones de euros

La siniestralidad vial en España ha variado en la última década desde que se implantó el carné por puntos. El número de accidentes no ha descendido, de hecho ha aumentado aunque a menor ritmo, pero hay menos víctimas mortales y estas son, cada vez más, usuarios que no viajan en los vehículos sino otros como ciclistas y peatones principalmente, aunque también usuarios de la motocicleta. Hasta el punto de que, en 2019 ya supusieron, por primera vez en la historia, más de la mitad del total de víctimas mortales en España. Son algunas de las conclusiones de un estudio realizado por la Fundación Mutua Madrileña y la Fundación Gaspar Casal.

Los responsables del mismo calculan que en España se han perdido 875.000 años de vida potenciales como consecuencia de los accidentes de tráfico con resultado de muerte o, lo que es lo mismo, 1,6 años por cada 1.000 habitantes. La mitad de esta cifra se concentra en los residentes de cuatro comunidades autónomas: Andalucía, Cataluña, Comunidad Valenciana y Galicia, y mayoritariamente en varones.

Durante el periodo analizado, cabe destacar que se ha producido una disminución en los años potenciales de vida perdidos que casi alcanza el 50%, convergiendo entre sí las diferentes comunidades autónomas. Además de la pérdida de vidas humanas y del dolor y el impacto psicológico y emocional que estos fallecimientos han provocado en las familias y allegados, el estudio ha buscado cuantificar los costes sociales de la siniestralidad vial en el periodo analizado (2008-2019), obteniendo una cifra superior a los 66.000 millones de euros, lo que representa el 0,5% del PIB.

Un periodo, el de 2008 a 2019, inmediatamente posterior al endurecimiento de las sanciones, tanto administrativas como penales, por cometer infracciones de tráfico, y que abarca hasta justo antes del inicio de la pandemia, unos meses en los que se redujeron de forma drástica los desplazamientos y con ello la siniestralidad.

El periodo analizado permite, por tanto, obtener una idea clara de la influencia de la regulación vial y del cambio de hábitos de la ciudadanía en la siniestralidad, pues en estos años, a los determinantes tradicionales de accidentes (velocidad, conducción bajo los efectos del alcohol o drogas, no uso de casco o cinturón) se han unido otros nuevos con una importancia cada vez mayor, como las distracciones por dispositivos móviles y la vulnerabilidad de ciclistas y peatones ligadas a las nuevas formas de movilidad.

Sin embargo, el volumen de accidentes de tráfico con víctimas -de cualquier gravedad- no ha dejado de crecer en España desde 2012 acumulando un crecimiento del 25,2% durante el periodo comprendido entre ese año y 2019. “Es difícil aislar las causas de este incremento en la siniestralidad y, de hecho, el estudio no aborda su identificación, pero un motivo que puede aventurarse podría ser el cambio de ciclo económico.

La recuperación económica coincide con la tendencia creciente que muestran los accidentes de tráfico, ya que dicha recuperación trae consigo una aceleración en la ampliación del parque automovilístico que tiene como efecto colateral indeseado un incremento del número de accidentes con víctimas, si bien ese aumento es compatible con un cambio en la composición de las víctimas, retrocediendo las víctimas graves y avanzando las leves”, apuntan los autores.

Más siniestralidad en ciudad

El análisis detallado de la mortalidad en accidente de tráfico concluye que tres de cada cuatro muertes se produjeron en vías interurbanas, con un crecimiento acumulado de los accidentes entre 2008 y 2019 del 35,3%. También se ha reducido el porcentaje de los fallecidos en turismos (del 48% al 37%) pero se ha registrado un incremento de peatones y motoristas en la cifra total de víctimas mortales, que pasaron de un 16% en ambos casos a un 22% y un 24% respectivamente.

“Estos cambios en la importancia relativa de los distintos tipos de víctimas probablemente reflejen, de un lado, nuevos hábitos de movilidad sostenible y, de otro, una mayor eficacia de los elementos de seguridad pasiva (p.ej. airbags) de los automóviles, lo cual hace que aumente el peso de los “usuarios vulnerables” sobre el total de víctimas mortales”, señalan los investigadores.

En 2019, por primera vez en la historia, peatones y ciclistas supusieron más de la mitad del total de víctimas mortales en España. Destaca, en este sentido, la adversa evolución de los fallecidos en motocicleta desde 2014, con un incremento relativo del 45,3% hasta 2019. De forma que este medio de desplazamiento es el que más ha visto crecer su participación porcentual en el total de fallecidos y heridos hospitalizados, aumentando 10 puntos porcentuales desde el 2010 y situándose en el 30% del total en 2019, año en el que una de cada cuatro víctimas mortales fue un motorista.

Entre 2008 y 2019 se registraron en España más de 1,1 millones de accidentes de tráfico con víctimas (ya fueran mortales, graves o leves), un 40,5% de los cuales tuvo lugar en vías interurbanas y el 59,5% restante en vías urbanas. El número de accidentes se redujo entre 2008 y 2012, experimentó un repunte hasta 2014 y, tras un momentáneo descenso en 2015, volvió a aumentar en 2016, para mantenerse más o menos estable hasta el final del periodo.

Madrid y Canarias son las comunidades que presentan un menor riesgo de muerte por accidente de tráfico por habitante. Por el otro lado, las tasas de mortalidad por tráfico más elevadas se registran en Galicia, La Rioja, Navarra y Castilla y León.

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