Economía

Crecen las quejas de fabricantes europeos por la apertura a China del coche eléctrico

La rapidez con que el coche eléctrico de marcas chinas se está implantando en los mercados europeos está haciendo crecer el malestar entre muchos fabricantes por una competencia desleal

Vender coches europeos en China es algo complicado, pero comercializar coches de fabricantes chinos, principalmente eléctricos, en Europa, está generando polémica entre las marcas europeas por la facilidad con que están accediendo a un mercado hasta no hace mucho prácticamente cerrado para aquellos por una tecnología, la del coche de combustión, a años luz de la de los constructores europeos.

Pero la llegada del coche eléctrico, forzada por la propia Unión Europea, está transformando sin duda el mercado, y el coche chino empieza a extenderse con inusitada rapidez. Por ello, son muchas las voces que reclaman cambios, entre ellas las del presidente de la Asociación Europea de Fabricantes de Automóviles (ACEA) y consejero delegado del grupo Renault, Luca de Meo, que ha instado a los dirigentes de la UE a estimular la política industrial del automóvil en lugar de regularla para poder hacer frente al 'dopaje' de subvenciones que, potencias como China, han inyectado a su industria.

Así lo ha señalado en la presentación del plan europeo de inversión en industrias "limpias", para ayudar a contrarrestar los riesgos de deslocalización derivados de subvenciones extranjeras como el plan estadounidense de inversión en tecnologías verdes, dotado con 369.000 millones de dólares, al tiempo China subvenciona fuertemente su industria y restringe el acceso de las empresas europeas a su mercado.

"Nuestros competidores tienen muchas cartas en la mano que nosotros aún no tenemos, concretamente en la cadena de suministro de vehículos eléctricos de batería", ha lamentado De Meo, quien acusa también un apoyo "masivo" que sigue aumentado por parte de las autoridades de China y Estados Unidos.

"De hecho, a través de la Ley de Reducción de la Inflación (IRA), vemos cómo Estados Unidos estimula a su industria en la transición ecológica, mientras que el enfoque de Europa es regularla, a menudo, de forma desincronizada", ha insistido.

En este sentido, ha puesto como ejemplo la propuesta Euro 7 sobre emisiones contaminantes, que impone, a su juicio, restricciones "poco realistas" a la industria, y critica que incluso frenaría el impulso hacia la descarbonización. "Cumplir con Euro 7 conllevaría aumentos de costes que podrían disuadir a los clientes de comprar estos coches nuevos", ha advertido.

Considera que se podría lograr una relación coste-beneficio mucho mejor si se reorientaran las enormes inversiones que requiere Euro 7 hacia la electrificación, a fin de hacer más asequibles los vehículos eléctricos y desarrollando tecnologías de emisiones cero para mejorar la flota.

El sector también confía en que la Ley de Materias Primas Críticas aumente la capacidad nacional para extraer, refinar y procesar materias primas, así como para mejorar su seguridad de suministro. De lo contrario, advierte de Meo, los fabricantes de vehículos de la UE seguirán estando en una situación de "desventaja significativa" frente a sus homólogos de otras regiones.

Competencia “desleal”

Y si a nivel europeo ha sido Luca de Meo quien advertía de esa permisividad para la llegada del coche eléctrico chino, en España son muchas las voces que van en la misma dirección, señalando que uno de los retos a los que tendrá que enfrentarse el sector en 2023 es esta pujanza de las firmas chinas las cuales, en una opinión muy extendida, compiten de una forma "desleal" en Europa debido a las ayudas que reciben.

"No se puede poner una alfombra roja a los chinos cuando la competencia no es una competencia 100% leal", aseguran fuentes del sector.

Porque para algunos dirigentes, no hay reciprocidad entre Europa y China en el mercado del automóvil, dado que vender allí es "complicadísimo" y "cada vez más difícil". En ese sentido, señalan que las ventas de algunas marcas asiáticas han caído de manera notable en los últimos años ante las dificultades que encuentran, y algunas grupos automovilísticos han pasado de vender más de 600.000 unidades a apenas 100.000.

"Lo que no hay que olvidar es que las unidades que llegan Europa vienen subvencionadas ya por el Gobierno chino y aquí se benefician de todas las ayudas. Es lo que ha hecho Biden en Estados Unidos con el IRA (Inflation Reduction Act, en inglés), que todo lo que no se produce en Estados Unidos no recibe la ayuda”, valoran desde el sector.

Se reclama por ello que no se ponga poner una alfombra roja a los fabricantes chinos cuando la competencia no es una competencia 100% leal, y que haya al menos reciprocidad con una acuerdo de libre comercio.

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