Por más que el conflicto entre Rusia y Ucrania parezca lejano, sus coletazos diplomáticos pueden salpicar a las empresas de infraestructuras españolas y a la llegada de más turistas y compradores de activos inmobiliarios de origen ruso. Los jefes de Estado y de Gobierno de la UE acordaron este jueves las primeras medidas para presionar a Moscú. El Consejo Europeo congeló las negociaciones que sostiene con Rusia para la eliminación de visados, así como los trabajos para alcanzar un nuevo acuerdo de asociación entre la UE y Rusia. Dos medidas que económicamente no benefician en nada a España. Por un lado, porque se obstaculiza la entrada de más turistas rusos y, por el otro, porque no es un buen abono para que las empresas españolas consigan contratos de grandes obras allende los Urales.
Turismo
El sector turístico patrio ha depositado altas expectativas en los visitantes rusos. El escenario de que en un futuro cercano no hiciera falta visado para viajar a la Unión Europea dispararía la entrada de ciudadanos rusos. Más aún cuando algunos de ellos incluso han acudido al rescate de nuestro malparado sector inmobiliario, y lo harían en mayor medida si no existiera la traba de los visados. De hecho, el pasado año el Gobierno se inventó una pirueta legal para poder entregar visados sin más requisito que el de haber acometido una inversión.
Por ahora, la llegada de turistas rusos a nuestro país está aumentando a un buen ritmo. En 2013 arribaron 1,5 millones, alrededor de un 30 por ciento más que el año anterior, según los datos de la Secretaria de Estado de Turismo. Aunque todavía supone menos del 3 por ciento del total de visitantes, la parte dulce de este turismo radica en la alegría con la que tiran de la cartera, lo que técnicamente llamamos ‘turismo de calidad’. El gasto diario de un ruso de vacaciones por España se sitúa en los 138 euros al día, una cifra sólo superada por los estadounidenses y muy lejana del desembolso de un turista británico (96 euros), de un francés (84 euros) o incluso de un alemán (102 euros). Por tanto, se trata de un nicho que el sector quiere atraer a España en masa. El monto total de gasto que se dejaron en 2013 en nuestro país ascendió a los 2.350 millones, un cantidad todavía no muy elevada pero con grandes perspectivas de mejora.
Empresas
La crisis de Crimea también puede malograr las buenas relaciones comerciales con la Unión Europea y, por consiguiente, con España. El suspenso de las negociaciones y las amenazas del Consejo de Europeo tensarán la cuerda. El propio presidente del Consejo, Herman Van Rompuy, advirtió este jueves que si en los “próximos días” las autoridades rusas no se prestan al diálogo se aprobarán sanciones inmediatas como la prohibición de visados y la congelación de activos a dirigentes rusos. Un jarro de agua fría a las relaciones entre ambos países que tanto han cultivado las empresas y autoridades españolas en los últimos tiempos y que resultan imprescindibles para abrir camino en un mercado bastante complicado.
De hecho, en los últimos años, el Rey y el presidente del Gobierno han viajado a Rusia con el propósito de apoyar a las empresas españolas que intentaban introducirse en una economía que aventura grandes posibilidades. Aunque el Fondo Monetario Internacional haya rebajado las previsiones de la economía rusa para este año, estamos hablando de unos dígitos nada despreciables. Con la excepción del 2013 cuando su PIB se ralentizó hasta un crecimiento del 1,5 por ciento, Rusia registró en 2012 un incremento del 3,5 por ciento, y el FMI prevé que Rusia crezca un 2 por ciento en 2014 y el 2,5 en el 2015. Una velocidad que, aunque moderada, facilita el desarrollo de las infraestructuras rusas, como por ejemplo las ferroviarias.
Y precisamente ése es el pastel del que no se quieren privar compañías españolas como Talgo, que ya provee trenes a Moscú. Otras, en cambio, se encuentran a las puertas de presentarse a algún concurso. Es el caso de empresas como Sacyr, FCC u OHL. Y entre los proyectos más próximos se encuentra una autopista que supondrá un nuevo anillo para Moscú con fecha en 2018, o la que conecta Moscú con San Petersburgo. Naturalmente, también se espera conseguri algo de la Alta Velocidad, por la que se ha interesado Rusia en más de una ocasión, tanto en el proyecto que une Moscú con San Petersburgo, como en el que conecta la capital con los Urales. Sólo que frente a los grupos españoles pujarán los chinas y los surcoreanos, habituales de estos concursos y que buscarán sacar tajada de las tensiones diplomáticas entre rusos y europeos.
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