Jueves 12 de febrero, en Fráncfort. La cita está fijada desde el inicio del año en la agenda del BCE. El Consejo de Gobierno volverá a reunirse tras el parón veraniego para decidir el rumbo de la política monetaria. El encuentro, de vital importancia para los mercados, tiene un morbo añadido: será la primera vez que Luis de Guindos, vicepresidente del BCE, coincida con José Luis Escrivá embutido en su traje de gobernador del Banco de España.
Ambos son españoles y ambos han sido ministros, el primero en un Gobierno popular y el segundo en uno socialista. Hasta ahí, las similitudes, porque a los dos les separa -entre otras cosas- la brecha que abrió Escrivá en julio de 2022, desacreditando en público a Guindos.
El entonces ministro de Inclusión y Seguridad Social cuestionó la independencia del vicepresidente del BCE, por haber sido ministro con Mariano Rajoy antes de ocupar su despacho actual en Fráncfort. Paradojas de la vida y de la política: dos años y dos meses después, José Luis Escrivá abandona el Consejo de Ministros que preside Pedro Sánchez para gobernar el Banco de España.
El choque entre ambos fue a cuenta del impuesto a la banca diseñado por la titular de Hacienda, María Jesús Montero. Preguntado en Fráncfort por la nueva carga fiscal, Guindos advirtió sobre los posibles efectos en las empresas y los hogares. "No debería afectar a los créditos, debería evitar endurecer las condiciones de financiación de empresas y hogares. Y por último, no debería afectar a la solvencia de los instrumentos bancarios", aseguró.
La reflexión no gusto nada en el Consejo de Ministros, pero escoció especialmente a uno de ellos. Escrivá contestó a Guindos en la Cadena Ser: "Lo que hemos oído más es la contestación de alguien que ha sido ministro de Economía del PP que de un vicepresidente del BCE. Un ex ministro de Economía que saltó sin solución de continuidad a la vicepresidencia del BCE".
En noviembre, cuando el BCE emitió su informe, Escrivá volvió a la carga. Se mostró "sorprendido" por las advertencias sobre el impacto del impuesto en el crédito. "No es la primera vez que emite un informe de estas características. Lo deben tener de copia y pega de otros momentos, en contextos distintos", aseguró, sin pelos en la lengua.
Más críticas de Escrivá
Escrivá también utilizó calificativos parecidos para referirse a las dudas que había expresado el Banco de España sobre la reforma de las pensiones. También fue en 2022. Gobernaba entonces la institución Pablo Hernández de Cos y el ministro, impulsor de la reforma, aseguró que el análisis del Banco de España adolecía de «falta de sofisticación», ya que no añadía «ningún elemento nuevo" sobre la "sostenibilidad del sistema».
Dos años más tarde, Escrivá se ha convertido en el sustituto de Hernández de Cos. Para el PP, su salto directo del Gobierno al Banco de España constituye una amenaza para la independencia de la institución. Sin embargo, el gabinete de Sánchez está contraatacando con los precedentes que hay en la Eurozona. Desde Moncloa se ponen tres casos sobre la mesa: los gobernadores de Austria y Portugal fueron ministros antes de su nombramiento; y también lo fue Luis de Guindos, antes de incorporarse al BCE.
Dentro del propio BCE lanzan una reflexión sencilla pero contundente: "Que haya otros casos similares no es excusa para que se repita en España"
El argumentario del Gobierno, amplificado por algunos medios afines, encierra numerosas trampas. Ni los nombramientos en el Banco de España y en el BCE son equiparables, ni la función de ambos es la misma. El segundo es una institución de carácter comunitario, que decide la política monetaria de la Eurozona y no opina sobre la política económica de ningún país. El primero, por el contrario, es un organismo nacional, que no tiene poder de decisión alguno sobre los tipos de interés, pero que sí emite opiniones sobre la evolución de la economía. Sin ir más lejos, el Banco de España se pronuncia sobre asuntos que tocan directamente a los gobiernos de turno, como las reformas o los Presupuestos Generales del Estado.
La siguiente gran diferencia entre Guindos y Escrivá tiene que ver con el sistema de elección. El gobernador del Banco de España es designado directamente por el presidente del Gobierno. Lo comunica al Rey sin pasar si quiera por el Consejo de Ministros. Tradicionalmente, su elección se ha acordado entre el Ejecutivo -que propone un gobernador- y el principal partido de la oposición -que aporta el nombre del subgobernador-. La ruptura del diálogo entre PSOE y PP hará, esta vez, que Pedro Sánchez nombre también a la número dos de Escrivá.
Los nombramientos en el BCE son totalmente distintos. El procedimiento puede explicarse con un ejemplo concreto, el del propio Luis de Guindos. El Gobierno español planteó su candidatura al puesto de vicepresidente. El ex ministro tuvo que pasar una primera criba, del Eurogrupo, que dio su visto bueno el 19 de febrero de 2018. El segundo examen tuvo lugar en el Parlamento Europeo. El 14 de marzo, los europarlamentarios aprobaron su elección el 14 de marzo, con 331 votos a favor, 306 en contra y 64 abstenciones. Quedaba una última barrera: el Consejo Europeo dio el visto bueno definitivo seis días después.
Las diferencias abismales entre uno y otro caso son de sobra conocidas en Moncloa. Ese hecho, sin embargo, no ha impedido que el 'caso Guindos' y el de los precedentes en la Eurozona sean usados como escudo ante la oposición. Dentro del propio BCE lanzan una reflexión sencilla pero contundente: "Que haya otros casos similares no es excusa para que se repita en España". Sánchez ha optado por la repetición imponiendo a Escrivá. A partir de ahora, sólo queda por ver si el nuevo gobernador actuará como un funcionario independiente y no como alguien que ha sido ministro del PSOE.
Apoya TU periodismo independiente y crítico
Ayúdanos a contribuir a la Defensa del Estado de Derecho Haz tu aportación