Economía

Cumbre de grandes fondos en Riad con la 'España antisemita' en el radar

La guerra estará presente en un congreso que reúne a los 'popes' del poder financiero, algunos de ellos judíos. El incidente diplomático entre España e Israel flota en el ambiente

La cumbre arrancará el próximo martes en Riad. Entre el 24 y el 26 de octubre, el King Abdul Aziz Conference Center albergará una ronda de debates a la altura casi de Davos, de la que nadie ha hablado en España. No asistirán líderes políticos, pero sí la flor y nada del mundo inversor. Inevitablemente, la guerra de Israel se colará en intervenciones públicas y corrillos privados. Nuestro país, quién lo iba a decir, también puede ser objeto de análisis, por el 'brote' antisemita que asoma tras el incidente diplomático provocado por el ala morada de la coalición.

Recapitulemos. Hace justo una semana, Sumar y Podemos lideraron una manifestación en el centro de Madrid en solidaridad con Palestina. En la marcha, encabezada por la ministra Ione Belarra, hubo gritos encendidos contra el "genocidio" de Israel en Gaza. Las acusaciones provocaron la reacción airada de la Embajada israelí en España. 24 horas después de la manifestación, difundió un durísimo comunicado que condenaba las "inmorales" declaraciones de "algunos miembros del Gobierno"; y que alertaba sobre "el riesgo de un mayor número de incidentes y ataques antisemitas".

Lejos de amilanarse, Belarra se reafirmó en sus acusaciones de "genocidio planificado", acusó al Gobierno israelí de "llevar a cabo crímenes de guerra en la Franja de Gaza" y se refirió a Hamás no como un grupo terrorista, sino como las "facciones armadas palestinas". El fuego estaba totalmente prendido y al titular de Exteriores, José Manuel Albares, le tocó apagarlo con una llamada a la embajadora Rodica Radian-Gordon. Tras la conversación, el ministro calificó de "incidente puntual" lo sucedido, mientras la diplomática se comprometía a "pasar página".

El problema es el poso, lo que queda tras un choque que ha calado hondo en toda la comunidad judía y que, por supuesto, ha trascendido fuera de las fronteras españolas. La propia Radian-Gordon lo advertía este miércoles. "Tiene un resultado que a nosotros nos preocupa mucho", aseveró, en alusión al riesgo de que aumenten los "incidentes de antisemitismo". La embajadora no iba desencaminada. Esa misma noche, varios manifestantes atacaron la sinagoga de Ceuta.

Lo ocurrido en los últimos días da argumentos a quienes defienden que hay una España antisemita oculta. Un sentimiento latente que emerge ante acontecimientos tan dramáticos como el que están sufriendo las poblaciones israelí y palestina desde el ataque terrorista de Hamás. "Las semillas de odio que antes se negaban, ahora están generando bosques y jardines", lamenta un empresario bien conocedor de la comunidad judía en Madrid.

Lo cierto es que los ejemplos afloran a poco que se bucee en la hemeroteca. El más reciente es el bochornoso incidente que provoco la dimisión de la presidenta del PSOE en Sevilla, Amparo Rubiales. La veterana socialista llamó "judío nazi" al coordinador general del PP, Elías Bendodo. El ataque al político popular, de origen judío, derivó en una demanda que finalmente fue archivada. El juez consideró que el insulto -el más grave que puede recibir un judío- no entrañaba "incitación al odio o a la violencia".

Ataque antisemita

Hay otros ejemplos, menos conocidos. En la Navidad de 2020, fue profanado el mayor cementerio judío de España, en Hoyo de Manzanares (Madrid). Y luego están algunas chanzas macabras, vertidas en medios de comunicación o redes sociales. Son un lamentable exponente los chistes antisemitas que el exconcejal madrileño Guillermo Zapata hizo en Twitter, antes de incorporarse al equipo municipal de Manuela Carmena.

Ese caldo de cultivo hierve en momentos clave como el actual. Es una clave básica para entender el choque con el Gobierno israelí. El rifirrafe diplomático pone a España en el foco internacional en plena presidencia de la Unión Europea. El asunto, por mucho que Albares intente reducirlo a "incidente puntual", será carne de debate para los muchos inversores que se darán cita este martes en Riad.

"Las semillas de odio que antes se negaban, ahora están generando bosques y jardines", lamenta un empresario bien conocedor de la comunidad judía en Madrid

El poder económico judío estará representado inmejorablemente en la capital de Arabia Saudí. De entrada, el 'cerebro' del evento procede de una familia judía marroquí. Richard Attias, nacido en Fez y educado en Toulouse, es el CEO de FII Institute, el organismo que organiza el congreso de Riad. Attias es un rostro muy conocido en el circuito de los grandes eventos, ya que ha participado activamente en Davos, y en citas organizadas por la Unesco, la Fundación Nobel o Bloomberg.

El FII Institute, con el impulso del Gobierno saudí, ha logrado que esta semana pasen por el King Abdul Aziz Conference Center los grandes 'popes' de la inversión. El más importante de todos es Larry Fink, fundador y presidente del todopoderoso BlackRock.

La guerra de Israel y el 'brote' antisemita estarán presentes en la cumbre de fondos de Riad
Larry Fink, fundador y presidente de BlackRock.

Fink es el gran exponente mundial del poder financiero judío. Y conoce muy bien lo que se cuece en España. Y no sólo por gestionar 42.000 millones en activos en nuestro país. BlackRock está presente en el capital de 17 de las 35 compañías del Ibex, con especial peso en las grandes (Iberdrola, Repsol, Santander, BBVA, CaixaBank o Telefónica.

En nuestro país también tiene enorme presencia Blackstone, que estará presente también en la cita de Riad a través de su líder. Es Stephen A. Schwarzman, otro de los grandes empresarios judíos de Estados Unidos. Se crio en una familia judía de Pennsylvania y hoy posee un 'trasatlántico' de la inversión. Un ejemplo: nadie en España posee más viviendas que Blackstone (más de 40.000).

Schwarzman y Fink compartirán su visión de la economía global y el complicado momento geopolítico, junto a otras 'estrellas' del cartel. Como Ray Dalio (Bridgewater), Jamie Dimon (JP Morgan), Jane Fraser (Citi), Noel Quinn (HSBC), Neil Shen (Sequoia Capital) o David Solomon, presidente de Goldman Sachs (el banco de inversión con las mayores raíces judías).

Con miles de muertos enterrados en pocos días en Palestina e Israel, la sensibilidad de los inversores está a flor de piel. Desde la afrenta de Hamás, el pasado 7 de octubre, los estrategas de los fondos no han dejado de analizar el posible alcance del conflicto. La tensión es tal que cualquier país está dando pasos milimetrados, como Arabia Saudí, que ha congelado -pero no suspendido- su acercamiento histórico a Israel. España figura como excepción, por las salidas de tono viscerales de algunos españoles, que no son ciudadanos anónimos en una manifestación propalestina, sino ministros del Gobierno que preside actualmente la UE.

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