El Gobierno intenta que la relajación del objetivo de déficit se quede en el 6 por ciento del PIB y evitar así mayores ajustes conforme se agudiza la recesión en España. Sin embargo, Berlín no quiere que la tensión reformista se detenga, allí hay elecciones de por medio y por lo tanto va a ser muy difícil que la Comisión Europea conceda a España más del 5,5 por ciento del PIB de meta de déficit, según confirman a este medio fuentes de Bruselas.
“Los alemanes no están por la labor de reducir el esfuerzo. Más bien presionan para lo contrario. Creen que hay mucho camino por recorrer y siempre existe la posibilidad de brindar nuevas flexibilizaciones durante el año. Sería un éxito inesperado que el Gabinete de Rajoy lograse en las próximas fechas mover el objetivo simplemente hasta el 5,7 por ciento”, explican dichas fuentes.
Traducido en recortes, entre el 5,5 y el 6 por ciento hay una diferencia de unos 5.000 millones en el tamaño del ajuste. O lo que es lo mismo: desde el 6,98 que se obtuvo en 2012 una vez corregido por Eurostat, habría que aplicar la tijera por valor de unos 15.000 millones en lugar de unos 10.000 millones, lo que puede tener nefastas consecuencias sobre unos Presupuestos que estaban confeccionados para una recesión leve y no una caída del -1,5 por ciento, tal y como ya pronostica el consenso de los analistas e incluso el Banco de España.
En la actualidad, el Reino de España debería rebajar su desfase presupuestario hasta el 4,5 por ciento este año y el 3 por ciento en el siguiente. Y como avanzó Vozpópuli, el Gobierno ya tiene prácticamente consensuado con la Comisión Europea un año más de plazo para alcanzar el 3 por ciento y un punto de flexibilización, hasta el 5,5 por ciento del PIB.
La recesión ataca de nuevo
El Gabinete de Rajoy ha insistido mucho en que este año no habría que acometer más esfuerzos fiscales. Buena parte de las medidas implementadas esta vez tendrían efecto durante todo el ejercicio, tal y como sucede con el alza del IVA o con muchos recortes de las Comunidades Autónomas. Además, Moncloa pretende que una porción significativa de la relajación se reparta con las regiones. Todo con tal de que se contente a Cataluña.
No obstante, la recesión se recrudece. Los efectos depresivos sobre los ingresos serán bastante mayores de los previstos. El déficit en los dos primeros meses ya es tres décimas superior al del año pasado.
Pese a que el cuadro macro del Ejecutivo contempla un 24,3 por ciento de desempleo, todos los analistas apuntan a que el paro se disparará hasta el entorno del 27 por ciento, con los consiguientes costes para el Estado.
La financiación también se encarece por encima de lo que se recogía en los Presupuestos. Y visto el caso de Chipre, ahora mismo se antoja mucho más difícil que se cumpla la expectativa del Gobierno de que la prima de riesgo evolucione gradualmente a la baja.
“El Gobierno debería negociar con Bruselas la obtención de dos años más de plazo para alcanzar el 3 por ciento de déficit. Pero eso exige que al mismo tiempo se plantee a cambio un plan de ajuste mucho más serio y riguroso, sin tantas medidas extraordinarias como la supresión de las pagas extras o la subida temporal del IRPF”, sostienen fuentes de Bruselas.
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