El Gobierno tiene prácticamente cerrado con la Comisión Europea una relajación de las metas de déficit, según sostienen fuentes de Bruselas. En lugar de alcanzar el hito del 3 por ciento del PIB en 2014, España contará con un año más y dispondrá de margen hasta 2015 para cumplir con los compromisos europeos de austeridad.
Esto implica que para este año se suavizará el objetivo de desfase presupuestario, desde el 4,5 por ciento previsto en la actualidad hasta un 5,5 por ciento del PIB. Unos 10.000 millones menos de ajuste que aliviarán un ejercicio aún marcado por la recesión.
La visita de la Troika
En su reciente viaje a España, el vicepresidente de la Comisión, Olli Rehn, se ha mostrado bastante satisfecho con la evolución de las reformas, pues comprende la dificultad de cuadrar las cuentas en medio de un escenario recesivo.
Rehn trasladó al ministro Guindos que la Comisión puede abrir la puerta a esta flexibilización el 22 de febrero, fecha en la que publicará sus previsiones económicas para los países de la eurozona.
La idea del Ejecutivo es evitar el estigma y que esto se pueda presentar como una tregua concedida a varios países y no sólo a España. De modo que se trabaja para que al mismo tiempo París y La Haya también obtengan un aplazamiento de las metas de déficit y aparezcan en la foto pegadas a Madrid.
“Que nos den más margen presupuestario junto a Francia y Holanda se antoja un poco más difícil”, explica una fuente cercana al Ejecutivo español.
CCAA y pensiones
A cambio de estas concesiones respecto al ritmo del ajuste, Rehn transmitió al Gabinete de Rajoy que se precisa un plan más concreto de ajuste en las Comunidades. Bruselas pide una hoja de ruta con todos los pasos detallados.
Además, la Comisión instó a España a aligerarse con la reforma de las pensiones e introducir en sus cálculos de las prestaciones baremos que las hagan sostenibles al margen de la coyuntura, el número de beneficiarios o de cotizantes.
El reto de 2013
En el Ejecutivo son conscientes de que se han cuadrado las cuentas a martillazos y que hay una parte del déficit que se ha embalsado a la espera del nuevo curso presupuestario: las cuentas se cerraron en noviembre, se han aplazado devoluciones de Sociedades e IVA, y los proveedores de las comunidades aguardan las nuevas inyecciones del Fondo de Liquidez Autonómico.
En este año también hay que afrontar unos 7.000 millones más por conceptos que antes costeaba la Seguridad Social como los complementos a mínimos, gastos de dependencia y prestaciones no contributivas.
Además, la sangría del desempleo no remitirá, con los consiguientes costes para el Estado. Salvo por la subida del IVA que en este ejercicio tendrá efecto todo el año, la escasa actividad dificultará que puedan repuntar mucho los ingresos, y los intereses de la deuda continuarán al alza debido al cada vez mayor tamaño del endeudamiento público.
Sin crecimiento, abril de 2013 resultará un mes crítico, ya que entonces se comprobará mejor el estado de las cuentas al tiempo que se acumulan vencimientos del Reino de España. Si éstas aparecen descontroladas de nuevo, podrían forzarnos a aplicar un nuevo giro de tuerca sobre los Presupuestos.
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