El ministro de Economía, Luis de Guindos, defendió ayer en Bruselas en privado que el déficit público español se colocaría “seguro por debajo del 7 por ciento”, según relatan fuentes en Bruselas.
El Gobierno ya está negociando de cara al próximo Consejo Europeo del 8 y 9 de febrero con el fin de que se nos relaje la meta de déficit para 2013, según fuentes cercanas al Ejecutivo.
La idea de algunos miembros del Gabinete de Rajoy consiste en que esta concesión se logre junto a la relajación del déficit que se podría brindar a Francia y Holanda, lo que evitaría el estigma de retratar una vez más a España como un país incumplidor.
El objetivo de déficit para el conjunto de las Administraciones en 2012 se sitúa en el 6,3 por ciento del PIB. Sin embargo, la recesión y la consiguiente caída de la recaudación ha dificultado mucho esta tarea y, al final, el desfase presupuestario se quedará justo por debajo del 7 por ciento del PIB. Y desde esa cantidad habría que reducir el agujero durante 2013 hasta el 4,5 por ciento fijado en la actualidad.
Fuentes oficiales del Ministerio de Economía desmienten que estas negociaciones estén ocurriendo y subrayan que Olli Rehn ya afirmó que, en principio, España no precisaba adoptar más recortes para 2013 que los ya anunciados. No obstante, el comisario europeo abrió la puerta a una meta menos exigente hace escasos días.
Por otra parte, Hungría ha sido sancionada por el déficit excesivo; algunos países pueden quejarse de las permisividad con España y, sobre todo, las comunidades autónomas querrán que se comparta una porción del nuevo margen obtenido.
El FMI ha esbozado una nueva doctrina respecto al impacto de los recortes en medio de la crisis y cómo éstos perjudican el proceso de consolidación fiscal. Y precisamente estas tesis están influyendo en favor de España en el debate que tiene lugar en Europa en torno a la austeridad.
Además, la prima de riesgo no baja de los 350 puntos y ello implica que cualquier desestabilización de los mercados podría devolver a España a una situación cruenta que no interesa a nadie y, en especial, a una canciller Merkel que encara elecciones en septiembre y no quiere oír la palabra rescate. De modo que todas las autoridades europeas están actuando con una sola voz para aguantar bajo el actual status quo.
Apoya TU periodismo independiente y crítico
Ayúdanos a contribuir a la Defensa del Estado de Derecho Haz tu aportación